capítulo VIII

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Julián

Ayer cuando la vi en el restaurante, todo mi cuerpo estaba en llamas, gracias a mis diez años célibes sé controlar mis deseos, mi excitación, la miraba y disfrutaba cada palabra que salía de su boca y como se apretaba las piernas cuando la miraba, se notaba lo excitada que estaba, no dejo de pensar en ella no quiero que pase por lo que pasó mi última novia, mi padre no está bien de la cabeza, confío en que Ana no caerá pero si no cae de esta forma, será de otra.

Flashback 

Salía del colegio, asistía en el seminario menor, estaba en el último curso de la preparatoria, era uno de los chicos más populares tenía buenas notas solo era un niño de diecisiete años ella tenía dieciséis, era preciosa, una niña inocente, mi padre quería que yo fuera sacerdote así que le molestaba mi relación con Anastasia, si es latina, mi padre es muy apuesto, solo mirarme a mi soy su viva imagen de la adolescencia, una noche cité a mi novia en casa porque pensé que así nos despediremos, la dije que me esperara en mi cuarto mientras me iba a por preservativos a la farmacia porque se me habían acabaron, solontardé media hora y cuando volví encontré la peor imagen de mi vida, mi padre y mi novia sobre el sofá, casi desnudos, besándose, tocándose y lo único que que sentía era rabia, asco, pero no de ellos sino de mi mismo por haberme acostado con ella, por haber compartido su cuerpo con mi padre.
_ Pero ¡¿ qué es esto?!- grité con ira y vi la sonrisa de mi padre, ahora lo entiendo, siempre me dice que no quiere que esté con mujeres que me concentre en subir las notas comportarme bien y entrar al seminario mayor.
_ Cariño no es lo que parece- me dice Anastasia ¿y qué coño ven mis ojos?- lo siento mucho- descarada.
_ ¿ desde cuándo?- les pregunto con la mejor calma, bueno la única que tuve en este momento.
_ Desde hace unos meses- me dice mi padre y yo recuerdo que tan solo hace unos meses comenzamos a tener relaciones, éramos amigos de la preparatoria, de la infancia, yo salía con otras pero cuando empecé con ella quise respetarla- yo fui el primero, en tu cama- me dice y yo aprieto los puños, me llenó de ira sus palabras.
_ No me respetaron- digo en un susurro ellos me escuchan y mi mirada se dirige a ella, esta traidora- vístete y vete de mi casa- la digo ella solo llora, mi corazón está roto, porque yo si la quise de verdad- me das asco- la digo ella sale corriendo- en cuanto a ti- señaló a mi padre- ¿quieres que sea cura?- le pregunto- lo seré pero jamás en tu vida volverás acercarte a mi, esto te lo prometo- le digo y salgo de allí ha hacer mis maletas.
_ Lo hice por tu bien- me dice y yo le ignoro lo único que quiero es largarme de esa casa donde solo importaba lo que siente mi padre, yo no tenía sentimientos- ella es una distracción para lo que yo quiero para ti, no quiero que pierdas tu camino, quiero que estés en el camino de Dios, como yo quise, lo sacrifiqué todo por ti, ahora te toca a ti- me dice se acerca y me abrasa.
_ ¿ y la empresa?- le pregunto y el me observa apartándose de mi.
_ Puedes llevar las dos cosas, sabes mucho de eso, no tendrás problemas en oficiar una misa y leer documentos- yo asiento, solo quiero verle feliz- espero que no tengas distracciones- hizo un gesto con la mano- otra mujer, si alguna te hace dudar de tu fé, la destruiré, eso te lo prometo- así es como entré al seminario, nunca fue mi sueño.
_ Mi promesa sigue en pie, no te quiero cerca de mi, si yo decido dejar de ser un sacerdote para formar una familia, no te quiero cerca- le dije tomando mi maleta para salir pero el me agarra el brazo.
_ Hazlo y verás cómo acabaré con ella, poco a poco, su familia, amigos, ponme a prueba, lo que hice con tu novia, no es nada comparado con lo que le haría a esa mujer- me dice y yo me voy a toda prisa a la casa del padre Marcus.

Nueve años después 

Ya era sacerdote a mis veintiséis años, era el más joven de todos, ¿porqué? porque hice todo lo posible para ser uno de los mejores, lo conseguí, ahora estaba en el confesionario para recibir a los fieles, que venían a confesar, durante la tarde escuché de todo, mujeres infieles, incestos, hombres infieles, en fin nada del otro mundo, asesinatos, robos, violaciones, como dije nada del otro mundo, hasta que llegó el turno de mi padre.
_ Ave María Purísima- solo con escuchar su voz todo de mi se tensó.
_ Sin pecado concebida- le dije, estaba dispuesto a escuchar como sacerdote y eso hice.
_ He venido aquí a confesar mis pecados.
_ Le escucho.
_ Todo lo hice por mi hijo, por su bien, hace más de nueve años mi hijo empezó de traer chicas distintas en casa, eso no me molestaba pero era malo para mis planes con el, cuando traía a una chica yo la seducía y me acostaba con ella, su mejor amiga no fue la excepción, cuando me enteré de su noviazgo con mi hijo, la hice entender que estaba celoso, que me he enamorado de ella, ella de alguna forma yo le gustaba, así que fue fácil para mi convencerla, estuvo esperando a mi hijo en la noche que él salió con los amigos, ella se peleó con sus padres y vino a quedarse en su cuarto, yo buscaba a mi hijo, no estaba, allí estaba ella, con la camiseta de mi hijo sobre la cama, lo único que hice fue acercarme, al principio me rechazó pero al final ella aceptó- qué asco- estuvimos juntos los dos durante meses, pero el último día de instituto calculando que él se había ido, la seduje, ella me rechazaba pero ella es muy receptiva a mi y se dejó llevar hasta que mi hijo nos encontró- dice tranquilo- eso no es todo, su madre no murió de forma natural, después del parto, todo fue crítico, estaba viva respirando con oxigeno, y solo la inyecté aire y así es como murió- mi corazón late a toda prisa, me sube la presión y el muy desgraciado se pone a reír- ella me jodio la vida, en la fiesta ya que reamos amigos, ella me emborrachó, ella sabía que quería ser un sacerdote, pero ella abusó de mi para que yo tuviera un hijo con ella así casarme y tener que olvidar mis sueños, naciste tú, toda mi familia me dio la espalda y él único que me ayudó fue el padre Marcus me dio una fuerte cantidad de dinero y me aconsejó hasta que compré varias empresas a mis quince años yo ya tenía acciones en empresas y cinco años después yo ya tenía la mía propia, ganaba dinero norma, después pensé en mis sueños, todos me han dado la espalda y tengo un sueño, el perfecto para cumplir con ellos era el motivo por los que los renuncié osea mi hijo, y si algún día intenta renunciar a mi sueño por una mujer acabaré con ella y toda su familia- dijo con una voz será- ahora padre dame mi penitencia- dice.
_ Ve a rezar durante el resto de tu vida- le dije y salí de allí, necesitaba hablar con alguien, así que llamé por teléfono al padre Marcus, para que me cambiaran de parroquia y salir de Miami, un año después anunciaron mi traslado y se lo agradecí al padre Marcus.

Bajo las Garras De Un Santo #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora