32. «DOS ROSTROS IGUALES, UN AMOR INIGUALABLE»

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AIDAN X LECTORA
ADVERTENCIA: Ninguna. Para @consuelo 1710: 3 One Shots dedicado.


La luz del sol era tapada por un cuerpo alto, en la entrada del porche bajo la alfombra se encontraba de pie el responsable. Vestía una camisa de cuadros, la gorra de los Kansas Chefs, vaqueros oscuros y su inigualables convers oscuros. Ambos dimos media vuelta al interior de la casa cuando un estruendo sonó. Detrás de mí un ruido enorme se escuchaba por parte de los invitados, pero afuera la brisa calurosa del verano se sentía relajante. Minutos atrás al abrir la puerta no imagine ver su presencia en mi fiesta de cumpleaños. No al menos cuando se disculpó la anoche anterior por no poder asistir. Pero Aidan está allí, me dije.

—No creí verte por aquí.—Regrese a él.—Pensé que estarías ocupado.

— Por nada del mundo me perdería este día tan especial.—Me entregó una caja con un moño rojo. Lo recibí amablemente y leí la tarjeta blanca con su caligrafía: "Te quiero tanto, chica. —Decía.—De todo corazón deseo que sigas cumpliendo tus sueños, que sigas sonriendo y viviendo más años para crear historias juntos". Vi a Aidan y luego el regalo envuelto en papel rojo. Sonreí.—Feliz dieciséis años, encanto. Espero que te guste.

—Vamos, parece que no me conoces. —Tranquilice.—Lo amaré tanto.

—¿Segura? Pueden ser calcetines de Pucca.—Presionó juguetonamente.

—Claro—tomé su mano—. Viene del chico que quiero.

En silencio comenzamos a ir a el patio trasero donde estaba la piscina, ahí mis amigos estaban dándose un buen chapuzón y el resto comiendo hamburguesas y refrescos, pasamos de largo no sin antes llevarnos unas rebanadas de pastel y unos vasos de agua de limón, nos alejamos a una esquina del otro extremo en donde el jardín de mamá estaba; era una sección de relajación en las noches de insomnio donde solía pasar horas hablando con él. Nos sentamos en las bancas de madera caoba. Enfrente una mesa del mismo material hacía espacio entre los dos. Él de un lado y yo del otro.

—Oí que no irías este verano al campamento.—Comencé.

—Hemos ido por una década. Este año no será la excepción. Solo son rumores, linda. Aida…—se interrumpió a sí mismo—. Idan, Idan me acompañara.

—¡Es genial!—tenía planeado todo, hasta las inscripciones para ser parte de las clases de esgrima y la pesca. El campamento Blue era el mejor de todo. Mis planes aumentaban teniéndolo a él.—Podremos reunirnos con Caro y Noah en vacaciones este mes.

Sus facciones se contrayeron.—¿Caro y Noah?—un atisbo de desorientación en el tema se coloco en su pregunta.

Deje el vaso. Gotas resbalaron por la superficie.—Son nuestros amigos, Aidan.

—Tienes razón.—Rió nervioso.—Amigos.

—Lo pienso y Dios, el tiempo paso.

—Aja…

—¿Recuerdas cuando Carly se tiró de la líana en el río Blue y se rompió a medio salto?

—¿Y cómo ha estado tu gata?—preguntó de la nada.

Me extraño que dijera eso.

—Creo que bien—partí un pedazo del pastel—. Piky Piky murió hace tres años. Mamá me aseguró que sólo dormía en un mejor mundo.—Mi voz salió arrastrada, palpada de confusión.

—Oh, sí, fue una lástima que muriera tu perro…—La cuchara en sus dedos llena de cajeta y betún de chocolate se paseó en mi recorrido mientras agitaba su mano en círculos. Su mirada puesta no en mí. Tal como un rastreador seguí estrictamente sus ojos, lo que miraba no me agradó pero terminó acertando mis sospechas.

—¿Podías dejar de hacerlo?—sise furiosa. Volteó a verme alarmado.

—No es lo que crees.

—Se quien eres estafador.

—¿De qué hablas?

—Lo sabes.—-Coloque los brazos sobre mi pecho. Una nota de suspicacia y amenaza en mi mirada.

Tocó mi frente.—¿Te sientes bien, amor? ¿Quieres que vaya por el botiquín de primeros auxilios? ¿Llamo a una ambulancia? ¿Un doctor?

—Caspian, no finjas.—Suspiró.—Lo descubrí desde el principio. Tu loción, la manera de presentarte.—Entrecerro sus ojos, esperando que prosiguiera.—El logo de tu equipo favorito—su gorra me hizo reír. Sabía bien que debajo de ella una mata de mechones castaños oscuros prevalecían luchando por no salir y revelar lo rebelde que tenía su cabello.—Comes pastel con miles de calorías y estas viendo chicas a pesar de tenerme medio metro cerca. El verdadero Aidan me respeta a cada minuto estando otras chicas en el mismo lugar que nosotros, y me presta atención a lo que digo.

—Siempre supe que eras tan inteligente.—Pasó su la punta de su lengua por la cuchara.—Le afirme a Aidan que esto no funcionaría.

—¿A dónde fue tu hermano?—Idan era el hermano gemelo de mi novio. Mismo rostro pero diferentes personalidades y gustos.—Se que me ama y hace las peores locuras.

—Lamentablemente es cierto. ¿Sabías que él es quien se mete en más problemas que yo? Es un imán de caus desde pequeño.

—Cómo no saberlo.—Hice atrás la trenzas africanas que mi hermana me había hecho esa misma mañana.—Me cuenta sus aventuras.—Lo miré—. Cada una incluyendo tu rol en ellas. Eres el cuerdo en la historia, pero leal en todas.

Sonrió y vi un brillo especial en su mirada. Unos ojos esmeralda perdiéndose en el abismo de los recuerdos y sensaciones.

Los dos se adoraban. Tenían una conexión única.

—Él está en una conferencia de la ONU.
—Respondió tras dejar su suave gesto para tomar una postura seria en la silla.—Quiso pasar este día contigo pero no lo consiguió. Me propuso remplazar su persona con la mía.

Aidan haría todo por mí. Lo demostró antes y ahora.

—Has fallado tu misión.—Reí.

—¿Puedes fingir que no?

—Mejor aún—saque el celular de mi sostén. Aidan me regañaba por eso, mas de una vez me indicó que era malo para la salud. Pero de nuevo la rutina ganó ese día y aparte él no se encontraba presenciando mi fechoría dañina.

—¿Qué harás?

—Ya verás—. Mis uñas largas se movieron sin pasar inadvertidas encima del vidrio templado. Encendí el protocolo de fotografías y enfoque la cámara frontal en el perfecto ángulo—Tomemos una.—Me acurruque a su cuerpo. Él rítmicamente paso su brazo derecho encima de mi hombro y pinto una cara de sorprendido al momento de besar su mejilla.—Salió bien.—Revise la imagen.— Deja la publicó.

—¿Acaso quieres que Aidan me maté, mujer?—gimío.—¡La verá!

—Pobablemente sí te mate.

—Esto me pasa por ser buena persona.

—Si aceptas te presentaré a Rashael, mi prima.

—Oh…Bien—. Se llevó el cubierto con un gran pedazo del postre a su boca totalmente resignado.—Que está sea mi última comida.

—Tan sólo aguarda y espera.—Y no me equivoque al cabo de unos minutos el celular vibró con cientos de mensajes, la mayoría del otro pelinegro mandando emojis de caritas enojadas.

ONE SHOTS ° [A.G]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora