24. «LOCO»

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AIDAN X PERSONAJE FICTICIO
ADVERTENCIA: Fallas de ortografía. Sin editar.


—No puedo creerlo.—Me llevé una mano al rostro tratando de cubrir mi vergüenza.—No, no. Esto no está sucediendo. —De repente venir al centro comercial no sonó tentador. Definitivamente no resultaba agradable cuando tenía al idiota de Aidan vestido de número cinco y cargando a Dolores. —¿Qué demonios? —Él sonrió travieso, disfrutando la escena. Conocí inmediato sus intenciones bajo ese gesto humorístico. Corté asustada vuelta en ese pasillo y me metí a una locación mientras él, divertido, me seguía a la tienda. —¡Basta!—masculle volteandolo a ver enfadada.—¿Cómo llegaste aquí?

Aidan comenzó a caminar de reverso. Su mirada estaba fija en mí.—También me alegra verte, cariño. ¿Cómo estás? ¿Bien? A que bien, yo igual lo estoy. Gracias por preguntar, Cassy.—Acotó con sarcasmo. Casi grité al momento en que se vio amenazado con una columna de adornos de porcelana. Su acto de reflejos lo hicieron frenar a tiempo y girar su eje. Se rió como si la situación fuera agradable.

—Maldito. No es chistoso.—Me crucé de brazos.—Ya dime qué haces aquí jodiendo.

—Uh—se jactó—. No sabía que el mundo fuera tuyo ni que fueras dios para medir mis pasos.

—Sabes a lo que me refiero.—Me detuve en unas figuras. Una estatua de una bailarina y una sirena robaron mi atención en ése preciso momento. El precio no se encontraba alto en mi presupuesto. Las sostuve en mis manos, eran lindas, las llevaría.

—¿Y qué se supone que deba entender? ¿Uhm?—murmuró distraído ya que miraba como un tonto enamorado al maniquí.—¿A qué creer que se refiera, Dolores?

«Dios dame paciencia. No hagas que lo golpe».

—Aidan estar conmigo vestido de esa forma y cargado un maniquí no es normal.—Lo miré severa. El señor detrás del recibidor nos miraba de forma extraña y eso me incomodaba. —Estas llamando mucho la atención.

—Tu belleza roba miradas, mi cielo.

—¿Me lo dices a mí o a tu muñeca?—no estaba segura.

Él se encogió de hombros.

Rodé los ojos y me dirigí al mostrador.
—Llevaré esto—las entregue al encargado. El señor cobró y las metió en una bolsa de papel con el logo de la tienda.

—No me quiero entrometerse pero ¿él se encuentra bien?—inquirió preocupado el señor frente a mi justo cuando le entregue los billetes para pagar.

Gire en la dirección señalada y maldije. El pelinegro ahora se encontraba hablando con el maniquí tan amenamente como para darse cuenta de las miradas curiosas de los clientes.

—Él solo está chiflado.—Le asegure.—Sí, es solo eso.

—Pues está asustando a mi clientela.

Ciertamente tenía razón. Habían niños en la estancia que se escondían con sus madres asustados. Otros solo lo veían entretenidos. Sea como sea se comportaba tan infantil ante mi rechazo.

Bufe molesta antes de llamarlo. No me quedaba paciencia para seguir soportandolo.

—¡Aidan deja de ser un idiota! ¡No estás actuado ni estás en rodaje!

—¿Así?—elevó una ceja.—Pues soy el único idiota que se preocupa por ti. Me lastimas, Cassy.

Apoye un antebrazo en la barra, mi suspiró le aviso que no estaba nada contenta.—Y es por eso que te odio.—Le recrimine.

—Sabes que me amas. Hasta Dolores lo sabe.—Afirmó risueño.—No lo niegues, amorcito.

Apreté la mandíbula.—Eso me hace odiarte aún más.—Musculle entre dientes.—¿Hasta cuándo seguirás?

—Hasta que aceptes salir conmigo, ya veremos después.

—Ya me perdí—el dueño nos interrumpió—¿de qué trata todo este lío?

—Lo bate y ahora está actuando hasta el punto de hacerme un ridículo para salir conmigo.—Respondí cansada. Debía estar tan loca como él para aceptar al final. —¡Bien!—me di por vencida.—Saldré a una cita. Tu pagas, yo como, yo te escucho.—Agarre la bolsa, pasando por su lado.—Y Dolores no está invitada. No la quiero de tercio. Es algo perturbable compartir tu persona con un maniquí.

—Oh, sí creo que es rara.—Lo miré.—
Después hablaré con ella.—Habló en tono bajo, tal y como si quisiera que la muñeca no lo escuchara.—Le diré que no sea tan rara.

—¿Tú no eres raro?—pregunté.

—Soy raro pero bonito, Cassy.—Me guiño un ojo mandándome un beso.—Hasta entre raros hay clases.

Reí.

Estaba loco.

ONE SHOTS ° [A.G]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora