27. «FEALDAD VS HERMOSURA MALIGNA»

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AIDAN X PERSONAJE FICTICIO
ADVERTENCIA: Basada en la escena de Guardianes de la galaxia dos. (No me pude resistir a copiar los diálogos jajajaja. Amo ésa película, siempre me hace reír).


El tintineo de una campana sonó a espaldas de la chica. Reconoció el sonido de unas pisadas apresuradas y descuidas provenientes de unas botas conocidas. Pronto su hombro rozó con la hombrera de una chaqueta fría, alguien se había sentado a su lado en la banqueta. No necesito ver de reojo. El aroma a donas de la tienda y la colonia en el aire confirmaron sus sospechas.

Ninguno dijo nada por unos largos minutos. No parecía que alguno quisiera entablar una conversación o dar el mínimo afecto de consuelo. Realmente no sabían cómo empezar.  Lo único cierto era que ella estaba concentrada en sus pensamientos y él solo se encontraba ahí esperando a verla caer para acompañarla en su tristeza. Aidan y Rebecca tenían esa costumbre entre ambos.

—Dime algo—pidió gentil al cabo de un lapso. Aidan siempre esperaba hasta que ésta contará. Escuchó atento.—. Se honesto ¿soy horrenda? —suspiró decaída. Sus labios apenas se separaron cuando preguntó eso. Era como si estuviera perdida, confundida de qué creer acerca de sí misma.

Aidan volteo su cabeza ante lo que oía y la miró. El farol de la calle iluminaba perfectamente la fisonomía de su acompañante. Sus ojos subieron por cada rincón de su cuerpo. Desde sus rodillas con cicatrices minúsculas hasta las pecas más escasas y sus pestañas cortas.

—Mírate,—él la escaneo, respondiendo tras tener su veredicto.—Eres horripilante.—La chica inmediatamente aterrizó su mirada oscura en éste buscando una explicación más extensa en su rostro pálido. Quería saber en qué fallaba. Pero no sé espero lo siguiente que él diría.—Eso es algo bueno.—Continuó sereno y calmado y con su mirada puesta en el local del lado oponente. —Cuando eres fea y alguien te quiere sabes que te quiere por lo que eres.—Una sonrisa divertida se escapó de los labios de la chica al reconocer la frase. —La gente hermosa nunca sabe en quien confiar.

Rebecca ya no lo soporto y rió ante el tonillo cansado del chico como si aquello lo tuviera tan martilizado.—Bueno, definitivamente estoy muy agradecida de ser fea.—Sonrío ladeada. Fue una mueca pequeña que apenas y se notó.

Aidan le extendió una dona de chocolate de la caja, sus favoritas.

Ella la tomó y se recargo en su hombro.

—Ahora mi pequeño dolor de cabeza cuéntame que te hace dudar de tu belleza, quién a pisoteado tu autoestima para caer en la inseguridad.—Cuestionó receloso. Jamás le había gustado que alguien destruyera la confianza de otro y menos en su prima Rebecca.

—Dylan me terminó—reveló—. Me cambió por una chica castaña. Y ella…oh, dios… —dio un gran mordisco al pan provocando que migajas del glaseado cayeran en su blusa.—Ella es tan hermosa, sus virtudes son sobresalientes…—Aidan reprimio un «no hables con la boca llena» y siguió prestando atención—. Interactue con ella y es un amor.—Sus hombros decayeron.—Entiendo porqué Dylan me reemplazó. En mi vida podría comprarme a su altura…Joder…En estos días yo solo he pensado en que hay de malo conmigo, en que tenia ella que yo no, es frustrante porque es mejor en todos los aspectos…—Por acto de reflejo Aidan paso un brazo por la espalda de su prima y la envolvió fraternalmete.—¿Sabes? Es doloroso cuándo te cambian por alguien al que no le encuentras ni un solo error. Eso te hace pensar en ti. En todos las malditas imperfecciones que posees.—Su voz se quebró haciendo que Aidan ejercerá más fuerza en su acto. Le dolió que su prima imaginaria tantas cosas que no eran ciertas.

Se separó y sin verlo venir acercó uno de sus manos a las mejillas de Rebecca. Retiró las manchas de chocolate de la comisura de sus labios, se veía adorable.

—La belleza física está sobrevalorada
—inició— y aunque no tuvieras las misma virtudes tienes las suficientes para robar el corazón de alguien. Eres linda Bec, única, especial.—Necesitaba que supiera todo lo que ella era para él.—Nadie en el mundo puede cambiar eso.

La aludida se encogió en sus brazos mientras las lágrimas empezaron a caer.—Lo dices porque eres mi primo y te caigo bien.

—Bec—como solía llamarla—te lo digo enserio.

—Aidan me conozco.

—Por favor, no permitas que un idiota te vaya a destruir, en tu vida permitas que un estereotipos de personas te arrastren a un agujero de malos ideales sobre ti. Vales mucho para prestarte a tales cosas.—Le tendió otra dona de vainilla.—Quien no te ame como eres que se vaya al carajo.—Los dos rieron por lo bajo del sonido de los autos—Y si nadie te acepta aquí estaré yo para ti con todas las donas del mundo. Comeremos y vamos a reír hasta que los problemas se olviden.

Los ojos de Rebecca dejaron de brillar de lágrimas para dar paso a una mirada de efecto.

Era eso lo que su corazón deseaba.

Que alguien le dijera lo contrario a lo que su mente le repetía.

—Gracias, Aidan.

—Descuida—La miró.—Por cierto no eres horripilante en tu físico es horripilante tu forma de pensar.

Esperaba que ella ya se sintiera mejor y así fue.

—Bueno, intentaré cambiar ése asunto en términos de beneficios para mí.
—Susurró tímida.

—Suena bien. Te ayudare.

ONE SHOTS ° [A.G]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora