21. «CUATRO SEMANAS: SEGUNDA PARTE»

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AIDAN X PERSONAJE FICTICIO
ADVERTENCIA: Este OS deja de lado un tanto a Aidan. Es como el cierre de la sanación emocional de Andrea. Espero lo disfruten.


Es pasado de mediodía cuando salgo de mi casa. La plenitud del día me golpea apenas salgo de la verja a la calle. Los días encerrada en mi habitación parecen recibir un castigo porque apenas cortó la dos primeras cuadras del vecindario los fuertes rayos del sol provocan que mi cabeza duela. Una pegagosa capa ya se a extendido de sudor sobre mi piel. Dejo de lado el caminó donde pueda chocar con la casa e Aidan y decido ir un tanto cansada al único lugar que sé que me va a calmar la tristeza que irradia en mi pecho. Nohan siempre a sido así. Un dote de risitas en los momentos más oportunos. Y por más que mi cuerpo pida quedarse miserablemente en la cama sé que no puedo seguir hundida en la pena de mi decepcionante relación fallida. Necesito esto. Me lo digo. Necesito compañía. Salir del agujero negro en que caí después de descubrí la infidelidad de Aidan.

Durante todo ese trayecto escucho música como he hecho desde aquella fatídica vez para tratar de apartar los pensamientos que últimamente me persiguen. Pues desde aquel día en que todo acabo yo solo he pensado en él. Era tan cruel conmigo misma por hacerlo porque a fuerzas pensaba que pude darme cuenta antes, que debí prestar más atención o que yo había simplemente dejado de ser especial… Que siempre había alguien mejor que yo y que no merecía estar alado de alguien.

¿De verdad yo era tan poca cosa para ser dejada y engañada? ¿Esto es normal al estar en una relación? ¿Y por qué no me lo dijo?

¿Por qué lo seguía amando?

Apague la voz que sonaba en la radio y me detuve allí en la banqueta cerrando los ojos y respirando para no llorar.

A esto me refería.

Justo a esto.

A los episodios de lastimarme con mi propia mente.

¿Por qué no se callaba esa voz?

¿Por qué no seguía adelante?

¿Por qué no se iba el dolor?

Suspire hondo y me hice a un lado cuando una mujer paso con una cochecito para bebés por mi lado. Retome los pocos pasos que me quedaban paga llegar. Reconocí inmediato la bonita estructura de dos pisos color blanco. Pero sin lugar a dudas la reconozco mejor porque a un lado del terreno hay un enorme sauce que guarda bajo sus brazos una camper beige.

Nohan está ahí en el espacioso jardín con una manguera regando el césped verdoso de la vivienda de sus padres. Trae consigo puesto la mitad de un overol azul que usa en el taller mecánico, las mangas de éste cuelgan por su cadera y usa una camiseta gris en su lugar, la cual está sucia de barro al igual que sus botas. De la misma manera que yo su rostro está sudado y se nota en sus músculos contraídos que está concentrado en la acción para no darse cuenta que hice a un lado la cerca para pasar. No es hasta que estoy a medio jardín que él me ve porque su perro labrador sale corriendo y ladrando hasta mí. El canino salta sobre mí en dos patas y comienza a lamer mi cara.

—Basta, bola de pelos.— Pido asqueada.

Nohan ríe y apunta la manguera a nosotros. El agua aparta al canino que  inicia a saltar juguetón alrededor de nosotros.

—¿Y ese milagro?— El castaño voltea mirándome sonriendo.—Hace días que no te dejas ver. Ni siquiera has contestado mis mensaje o llamadas.— Recrimina suavemente.

Hago una mueca y lo sigo despacio a la sombra del árbol. Recargo la espalda justo como él en la puerta del camper.

—¿Cómo has estado?— Inquirio comenzado una plática.

ONE SHOTS ° [A.G]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora