19. «¿ME ENGAÑASTES?»

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AIDAN X PERSONAJE FICTICIO
ADVERTENCIA: ???


Seguí el pasillo donde provenían las risas.

Aquellas sonoras carcajadas que salían de una boca en especial se oían retumbar por todo la estancia hogareña.

Recuerdo que cuando compre el departamento no lucia como ahora; colorido y lleno de vida. Eso fue antes de que T/N llegará a mí como un huracán, arrasando con toda mi realidad, haciendo que el caus de mi vida se pusiera en orden y que la locura remplazara al constante aburrimiento, desvaneció la monotonía en el desastre de mis decisiones, pero a su lado todo parecía hermoso. Mire a los lados. El ambiente estaba impregnado de ella, su sello se encontraba en cada cosa. Habían pequeñas macetas de flores en las esquinas de las ventanas, cuadros de pinturas hechas por T/N y lindo retratos de nosotros juntos. El aire ya no olía a perfumes de diferentes chicas, a vino o polvo, el oxígeno tenía su aroma a granos de café y tela de suavizantes.

Deje a un lado la llaves del auto cuando llegue a nuestra habitación, ella estaba sentada en el suelo hablando por celular. La alegría se había ido y había dado paso a el silencio. Las facciones de su rostro cambiaban rápidamente como si estuviera ofendida o disgustada.

—¡No, Margot! Deja de intuir esas cosas. No sería capaz.—La chica me vio de reojo, hizo una seña de que pronto me atendería.—Nos vemos, cuidate.—
Colgó, su tono fue gélido. Al finalizar su llamada me miró.—¿Cómo te fue en la compañía discográfica?—Su voz no se pronunció con delicadeza, todo lo contrario.

—Se puede decir que bien…—Mis ojos la recorrieron con completa adoración. Sólo tenía unos calcetines largos de color negro hasta las rodillas y un camisón gris corto que apenas cubría su tersa piel. Se veía linda, atractiva, tal y como la primera vez. Mi vista regreso a su rostro y sonreí.—Grabarán mi próximo disco. —Revele.—Así que eso está bien.

Su mirada se desvió a un cuadro donde nos veíamos abrazados, ella en mis brazos. Fue una foto tomada en Los Ángeles cuando le pedí que fuera mi novia, fue en mi primer concierto extendido al lanzarme de cantante, estuvo ahí. A ella le fascinó la foto y no dudo en volverla en pinceladas y pintura. Era un cuadro precioso.

—Me alegra mucho. Es increíble, Aidan.—Sonrió. Pero no fue una sonrisa completa.

Minutos atrás reía ahora se veía sería. Extremadamente seria.

—¿Sucede algo, cariño?—Pregunté al notar su pérdida de presencia en la recámara. No muchas ocasiones lograba hacer que me dijeras las cosas enseguida. A veces no me contaba por no darme problemas pero al final del día lo hacía. T/N giró su rostro hacia mi dirección y su cabeza asintió. Aun así en su rostro pude ver la indecisión sobre si decirme o no.—Hey—. Caminé hacia donde estaba. Me senté cuidadosamente a su lado, tomando una distancia considerable que nos separará.—¿Qué pasa? ¿Hice algo malo?—Persuadi. Usualmente ella tenía esos comportamientos después de charlar con su amiga; una rubia de ojos grises, bonita pero estirada y muy venenosa. Nunca entendí porque mi novia tenía contacto aún con ésa rubia. Las dos podían conocerse de años pero eran tan diferentes. T/N se parecía a un ratón, Margot un gato, y todos sabemos que el plato segundo favorito de los felinos, -aparte del sobre Whuiskas- son los ratones.

Bueno, tampoco es como si le fuera a pedir que dejará a una amistad porque a mi no se me parecía. No era su dueño.

T/N se encogió de hombros.
—Aidan ¿me engañastes alguna vez?

Cerré los ojos.

Las palabras seguían flotando como una nube densa, se oían en ecos a través de mi mente. Sabía que la verdad tarde o temprano saldría, más cuando le había contado ese secreto a su amiguita no fiable. Ni siquiera sé porque le conté.

—Lo siento…—Agache mi cabeza avergonzado por la fechoría que cometí a sus espaldas. La volte a ver, su mirada triste se desvió a su regazo. Mi madre me había sugerido decirle la verdad ante de que otro le dijera… pero no pude, no cuando tenía esa sonrisa preciosa y esos ojos llenos de felicidad. —Yo no hice ese pastel de cumpleaños, ni siquiera se hornear, lo compre… —Confesé arrepentido. Puedo recordar que el día de su cumpleaños se llevó una grata sorpresa con aquel pastel enorme. Le prometí que le haría uno. Sin embargo, se quemó en el horno. No me quedo alternativa.

Su atención inmediato se volcó en mí. Abrió su boca una y otra vez pero terminaba frunciendo su entrecejo.
—No se si besarte o golpearte.—Al fin dijo.

—¿Besarme?—Todavía no me atrevía a acercarme a su anatomía. Sabía cuan serio era el asunto de postres para ella.—Sí… Besarme estaría bien.

Su mano me rodeó del brazo y me acerco para besar mi quijada.
—Eres malditamente lindo.

ONE SHOTS ° [A.G]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora