29. «CASO PERDIDO»

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AIDAN X PERSONAJE FICTICIO
ADVERTENCIA: Una actitud no reconocida de Aidan.

Esto iba más allá de mi dignidad. Tenía que contactar su número y llamarle por prioridades primordiales. Era eso o lavar, y yo ni siquiera quería levantarme de la cama.

Mis dedos teclearon los dígitos, segundos después la llamada telefónica se realizó.

No tardaron en responderme detrás de la línea.

Nisiquiera me permitió expresarme.
Mi boca quedó media abierta mientras lo escuché.

—No es tu culpa, Valery—. Aidan dijo enseguida como si al ver mi nombre en la pantalla estuviera preparado para decirme éso.

Sonreí. Por fin entendía.

—Ya se que no es mi culpa.—Me referí a la última discusión que nos distanció. Él había tenido toda la responsabilidad del asunto. Pero al parecer los días le habían servido para reflexionar. Su ego no lo dejaba aveces ver las cosas con claridad.

—¿Sabes? Eres un humano al fin y al cabo.

—Pense que no recapacitari…Espera, ¿qué?—Sus palabras me desconcertaron.—Pero si fue tu culp…

Me interrumpió.—Enserio, no te sientas culpable.—Continuó diciendo sonando comprensible.

Rodé los ojos.—¿No admitiras tu error verdad?—pregunté segura de mi afirmación.

—Nunca.

Mi cuerpo se sentía tenso y de repente me dolía la cabeza. —Olvidalo.—Bufe —. Llámame cuando madurez.

—¡No. Valery!—me detuvo en seco antes de colgar. Ya casi sin paciencia me permití oír su voz un par de segundos más.—Vamos, te extraño…—También lo hacia con mucho anhelo. Él podía ser jocosamente un idiota pero me gustaba más que nada. Lo amaba lo suficiente como para soportar sus estupideces porque de ser lo contrario ya lo hubiera matado con aquel sartén de la abuela.—Ya pídeme perdón.—Oh, Diablos, ¡Diablos! Ahí estaba. De nuevo lo arruinó. ¿Cómo pude dudar que no lo haría?

—Eres un caso perdido.—Chasque la lengua.

—Igual te amo.—Contestó divertido.

—Tan solo…—contuve el aliento. «Soporta un poco. Tranquila». Me dije.—¿Puedes traer mi saco del uniforme? No tengo ganas de lavar unos de los sucios y ese esta limpio.

—Floja.

Quería matarlo. Ahora tenía una migraña del demonio por su culpa y me odiaba. ¿Cómo podía amarlo aún?

—¡Oh! Cállate, orgulloso.—Me limite a exclamar para posteriormente finalizar esa llamada.

Dormir. Sí, descansar del mundo no me haría mal.

Después de todo lidiar con Aidan Gallagher era difícil.

ONE SHOTS ° [A.G]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora