49. «EL LOBO Y LA BRUJA: SEGUNDA PARTE»

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AIDAN X PERSONAJE FICTICIO
ADVERTENCIA: Un poco de ternura.
OS visto más desde la perspectiva de Aidan. Para iva23r

Aidan se sentía raro.

Usualmente amanecía con gran cansancio pero aquello superaba lo normal. Sus ojos dolían de ver la luz filtrarse por la ventanas de la cabaña.

—Hasta que despiertas.—La voz de Maya se coló hasta su agudizado sentido de audición.

Aidan soltó un aullido bajito al sentir sus músculos contraídos.—¿Q-ué me paso?—Por alguna razón no recordaba bien. Veía imágenes en su cabeza distorsionadas y carentes de lógica, él incluso podía oler un aroma dulce en su ropa.—¿Cómo llegue aquí?— Observó el lugar donde estaba acostado. Se encontró encima de la felpuda alfombra hecha por Maya, su amiga, quien negaba desde su posición en una cruzada de brazos y negaba.—No entiendo nada.

—No me sorprende.—La joven morena de rasgos afroamericanos se arrodilló a su lado y le tomó la temperatura. Eran las ocho y media, solo faltaban minutos para dar inicio a una de las primeras asignaturas que compartían con el resto de las casas, la clase de remedios caseros de curación.—¿Puedes levantarte?—Aidan asintió lentamente y se puso de pié, mareado. Se sentía como si hubiese sido atropellado por un Minotauro.—Te voy a traer un té de hierbas curativas.

Aidan la vio irse a una esquina donde ella tenía un escuadrón de caladeros, frascos y recipientes. Se dejó caer en el sillón de cuero dándose cuenta que su uniforme ya estaba allí esperándolo. No le impresionó que ella preparará algo rápidamente puesto que era la mejor en tal aspecto. Maya vertió el líquido en una taza de dibujos pintorescos que le extendió a él. Aidan aceptó y bebió. Un sabor amargo le invadió el paladar provocandole muecas. —¿Qu-é me sucede?—Una fatiga crónica le quería hacer cerrar los párpados.— Tengo le impresión de que me pasó algo.—Murmuró, apretado la porcelana con sus dos manos. El vapor subía hasta su rostro azorado y lo relajaba. Maya apartó el sudor que se creó en su frente con un calcetín limpio de él mismo. Se miraron a los ojos.

—Fuiste hechizado.

—¿Qué?

—Por accidente según Ivana y Mareni, esas dos brujas.—Gruñó la joven sin creer una palabra de ambas chicas.

Aidan abrió sus labios en sorpresa. No oyó el resto solo un nombre le llamó la atención.—¿Ivana? ¿Esa Ivana?—Susurró audible para su amiga.

La morena rodó los ojos.—¿Te refieres a la que siempre está haciendo estupideces al tenerte cercas? —El pelinegro asintió.—Oh, pues sí. Esa misma Ivana.

—No tengo recuerdo de eso…¿Sabes que me lanzaron?—Tragó saliva.

—Algo como un filtro de amor directamente por Ivana.—Y debió ver la emoción en el rostro de su amigo porque se adelantó a frenarlo.—Primero no te hagas ideas falsas.—Maya se puso de pié arreglando los cordones de su yelmo. Los integrantes del grupo lobos tenían un uniforme de cazadores. En la Academia De Monstruos todos variaban en ropa y clases. A Aidan le gusta el suyo.—Yo no me fío.—Opinó la loba con seriedad trayendo consigo al joven a la realidad.—Puede que hayan esto en una burla. Si esto fue así las voy arrastrar por el suelo del cuello y las voy a morder.

Aidan se encogió en sus hombros, decaído.—¿Por qué fingiría?

—Porque sabé que estas colado por ella.

—¿Tanto se me nota?—Su vocecita se rompió en un lastimado gemido.

Maya suspiró enternecida.—Oh, mi querido lobito.—Sacudió sus hebras rebeldes y oscuras.—Si estás hablando de quedarte congelado cuando te mira o pedirle solo a ella los productos de pociones mágicas, pues sí, algo… Solo un poco.

ONE SHOTS ° [A.G]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora