39. «UN SIMPLE MESERO MAGO: PARTE DOS»

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AIDAN X PERSONAJE FICTICIO
ADVERTENCIA: Referencias de Harry Potter. (Si ven alguna falla de escritura les pido perdón y también por desaparecer. Quiero decirles que no tengo WiFi ni saldo porque mi celular tiene bloqueado la señal, ya que era de compañía USA y yo vivo en México, por lo que se me dificulta subir y contestar mensajes. Les prometo que cuando publiqué subiré muchos OS, traigo ideas en mi cabeza, como abrir un multiverso basada en series y películas. Otra cosa que quiero decirles es que me gustaría que ustedes me dejaron nombres para ponerle a la chica en los OS. Más adelante les platico mejor).

Annya:

No podía dejar de pensar en él.

Los días corrían y mi impaciencia crecía con cada hora. No volví el lunes ni el miércoles, mi escuela abarcó todo mi tiempo, las tareas se hacían montañas y mi padre no quería que saliera de visita en la calle a menos que fuera ir y venir de la escuela a casa en autobús. Aquello tenía mucho que ver con el clima. Finales de octubre decían a todos que cada vez nos acercamos al crudo invierno de Londres. Los árboles de las plazas comenzaron a perder su follaje, dejando hojas naranjas y mojadas en la tierra húmeda, cada nuevo amanecer traía consigo una neblina matinal fría y por las tardes se dejaba venir una ligera ventisca de nieve que cubre cualquier superficie. Pero al llegar al viernes decidí desviar mis pasos y tomar un autobús rojo a los suburbios. Mientras estaba sentada al final del vehículo enorme pensé mucho mi decisión. Hacia frío y no tenía la menor idea si lo volvería a ver a pesar de haberme dicho que trabaja ese día de la semana. Mi estómago tenía un nudo en las entrañas cada que considere mejor mi acción. En el camino trate de darme aliento diciendo que sólo sería saludarlo y marcharme.  Pero al pasar al interior de la cafetería, -que hasta ahora sabía que se llamaba Las tres tazas, un nombre muy raro y original, pero al saber el fanatismo de los dueños del local lo entendías mejor- mi mundo se convirtió en retrógrado y lento. Avance a la barra de ordenar, mis manos iniciaron a sudar y sentía mayormente un cosquilleo en mis nervios como si estuviera en lo alto, sintiendo vértigo. Una mujer joven  pelinegra se acercó apresurada tras cobrar a un cliente. Sabía quién era.

—Bienvenida a nuestra cafetería, ¿en qué puedo ayudarte?— Su sonrisa era tan diferente a la de su hijo.

Ajuste mi garganta. Me pregunté si debía consultar con ella la presencia de Aidan... Pero no pude. La vi y sentí que mi lengua no podría preguntarle.

—Una taza de chocolate y un panque de nuez, por favor.— Mis ojos leyeron el cartel enorme colgado donde traía escrito lo que se vendía.— Y otro panque de chocolate.—De mi bolso deje una suma de dinero justa con lo que costaba cada pedido, ella cobró y me devolvió el cambio, anotado mi nombre para prometer que traería mi orden en cinco minutos.

Me di cuenta que la cafetería estaba llena y los meseros se movían tratando de acaparar todas las órdenes de los clientes. Fue difícil buscar una mesa, y sobre todo, lo más duro fue buscar su figura y rostro entre el gentío que esperaba recibir su pedido en la barra rápida para llevar. Decepcionada porque sabía que no volvería a verlo esa tarde si no hacia lo posible por saber un poco más de él tomé coraje al ver venir a su madre con una charola negra. Me fijé que su puesto de cobrar había sido respaldado por el mismo hombre que le llamó la atención a Aidan. Supuse que sería su padre y que no tenían cubierto la intercesión de supervisar el recinto.

—Aquí tienes.—Colocó la taza y panes en el centro cuidadosa.—Gracias por comprar, disfrútalo.

—Ahm, disculpe.—La llamé, frenado sus pasos. Su cuerpo volteó y me miró.—La última vez que vine conocí a un chico. No se si lo conozca, trabaja aquí… Es pelinegro, ojos verdes, tez blanca y dijo que era hijo de los dueños de esta cafetería.—Mi voz sonó tímida, estaba avergonzada porque ella era su madre y básicamente le estaba diciendo que me gustó su hijo.—Me preguntaba si seguía trabajando en este lugar.

ONE SHOTS ° [A.G]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora