6. «SEGUNDA OPCIÓN»: SEGUNDA PARTE.

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AIDAN X PERSONAJE FICTICIO
ADVERTENCIA: Mención de besos, traiciones, malas palabras y corazones rotos.


Avance entre las mesas de la cafetería y entonces la vi. Sus cabellera estaba suelta y como era típico de ella usaba ropa fresca y sus botines de tacón. Scarlett lucía hermosa y serena en lo que leía. Tan sumida en sus pensamientos para notar que me había sentado en la silla frente a ella, en la misma mesa, pero no fue hasta que con mi mano baje su libro que ella me noto, sus ojos no se demoraron en escanearme con exactitud.

—Aidan—musito, sonriente.

—Hola—salude y fue imposible no sentirme mal al notar su felicidad porque pronto yo sería el culpable de destruirla.

—Me has dejando intrigada desde anoche que hablamos.—Admitió con una risita muy tensa.— Por lo tanto, aquí me tienes. Soy todo oídos. Dime lo que querías decirme.

Un escalofrío me recorrió la espina dorsal. No creía que fuera tan difícil decirle que quería terminar con ella. No después de tantos momentos felices, de aventuras y risas y el tiempo juntos. Sin embargo, éso también lo había vivido con Caitlin, mi mejor amiga de la infancia.

Anoche, después de llamar a Caitlin hable con mi novia, Scarlett y le pedí que nos viéramos, ella aceptó sin objeción. Scarlett sonaba alegre por vernos sin imaginar lo que en verdad yo planeaba, el propósito de vernos, conllevaba a la promesa que le hize a Caitlin, terminar nuestra relación.

—¿Te quedarás callado?—Preguntó en algún punto, sacandome de mi laguna mental. Al verla solo pude encontrar consternación en su mirada.—Dios, Aidan, inicias a preocuparme, ¿sucede algo grave contigo?

Abrí la boca dispuesto hablar pero la cerré en el momento que un mesero llegó.

—Díganme lo que van a pedir —el hombre sostenia una libreta pequeña y un lápiz en sus manos, su mirada estaba puesta en nosotros, esperando una repuesta para escribir.

Agradecí internamente que nos interrumpiera pues no estaba listo para darle la noticia a Scarlett.

—Un capuchino—pedí sin pensar—y para ella un té de limón y un co-cookie de chispas de chocolate—. Había elegido por ella. Ya me sabía la orden de Scarlett debido a que siempre pedía tales cosas a cualquier cafetería que fuéramos. Y fue por éso mismo que lució impresionada.

—No creí que fueras tan observador.
—Admitió cuando el mesero se marchó.

Yo reí.—Scarlett, has sido mi novia por más de un año. Algo tenía que memorizar de tus gustos, ¿no crees?—inquiri.—Aparte sino fuera tan buen observador no hubiera visto una chica tan linda y buena cómo tú.

Sus mejillas blancas como la nieve se tornaron rojas a no más poder. Su reacción me recordó tanto a Catlin. Y es que, ambas eran tan dulces y tiernas y yo tan monstruo por jugar con esas dos chicas, en definitiva, mi madre estaría tan avergonzada de mí se le contará.

—Bueno, y ¿cómo estás? Hace tiempo que no hablamos bien.—Me cogió de la mano con delicadeza sobre la mesa.

—Bien, pero hay otra cosa por la que te cite aquí. Y-o… Yo no se por donde comenzar…

—Ajam—me insisto a seguir ahablando pero no pude en instante. Con mi mano entre las suyas, inició a trazar figuras imaginarias y esperó paciente mi repuesta. Yo ni siquiera podía verla a la cara por culpa de la vergüenza. Y verdaderamente no sabía cómo le diría.

Al momento de respirar para poder reunir la valentía suficiente pude oler el olor de los granos de café inundar el establecimiento, y también pude percibir la esencial de Scarlett, vainilla y rosas, su perfume usual.

ONE SHOTS ° [A.G]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora