La tigresita Eri

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[Narra Hisako]

Han pasado tres años desde entonces. Terminé la preparatoria, pero decidí no ir a la universidad, ya que eso quitaría aun más tiempo para cuidar a Eri. En otro momento será.

Hablando de ella, ya tiene cuatro años, ¡y está preciosa! Juega con su padre todo el tiempo, Kojiro se hace pasar por un tigre real y Eri por su presa, y casi siempre la atrapa. La llevamos a pasear todo el tiempo, y Kojiro le prepara muy ricas comidas.

Creo que eso se debe a que cuando era un niño se encargaba de su mamá y sus hermanos. Sin duda es alguien digno de admirar... Pobrecito. Recuerdo su historia y me dan ganas de llorar.

Ya juntamos suficiente dinero para comprar una casa para nosotros tres. Está cerca de la playa, de dos pisos, y es divina en el interior. También juntamos dinero para conseguir un auto. Mañana nos vamos a mudar en ella.

Justo ahora, Kojiro está jugando con Eri, y yo estoy planeando con mamá la mudanza.

─Por las fotos que me mostraste, la casa es divina─ dice mamá.

─Así es. Tiene dos pisos, un balcón, y puedes ver la playa desde ahí. Es la casa soñada.

─Me alegra que la consiguieras.

─¡Vuelve aquí, atrevida!─ Kojiro aparece andando en cuatro patas persiguiendo a Eri. ¡Me muero de ternura!

─¡Jajajaja!─ escucho que Eri ríe, y veo a Kojiro arrastrándola de la capucha de la sudadera que ella traía puesta con la boca.

─Ya sabes que no puedes huir de mí, diablilla─ la carga a upa.

─Son muy tiernos─ les digo.

─Ya casi va a estar el almuerzo, así que Kojiro, no te comas a mi nieta, jeje.

─¿Qué dice? Me la voy a comer a besos justo ahora─ le da besos en toda la cara.

─¡Jajajaja! ¡Me haces cosquillas, papi!

─No sé si viviré para servirles el almuerzo, ya que posiblemente me muera de diabetes─ dice mamá, y se va a la cocina.

─¿Vamos a comer, tigresita?

─Síii.

[Narra Hyuga]

Amo a mi hija. Es una criatura muy amorosa y tierna. Tiene el cabello marrón largo y un poco más oscuro que el de su mamá. Y tiene la misma mirada que yo.

En fin, el punto es que la quiero mucho, y si le llegara a pasar algo grave, sería razón suficiente para tirarme del octavo piso de un edificio. Okey no, es broma, o tal vez no.


Acabamos de mudarnos a la nueva casa. Eri corre por todos lados, y yo tuve que dejarla con la señora Ozora para que no ande entre los muebles y se lastime.

Una vez que terminamos, ella se puso a rodar en el piso de madera.

─¡Me encanta la nueva casa, papi!─ exclamó.

─Me alegro, mi amor─ le di varios besos en la mejilla.

─¡Aquí están!─ Hisako apareció─¿Qué les parece si vamos al centro comercial a pasar la tarde?

─¡Síiiiiiiiii!─ dijo Eri y se puso a correr por toda la casa. ¡No puede ser más adorable!


Fuimos a la plaza de comidas, llevé a Eri a la sala de juegos, y Hisako se compró unas prendas preciosas que estaban en oferta en todas las tiendas.

Eri me pide ir a la juguetería. Dice que quiere algo para dormir, y entonces pienso: "¿por qué no le compro un balón de fútbol para que juguemos en el patio?".

Hisako sigue recorriendo las tiendas de ropa, y yo llevo a mi hija a ver los juguetes. Paso por la sección de cosas deportivas, y veo un balón de fútbol a tan sólo veinte yenes.

─¿Te gusta?

─¡Lo quiero! ¡Papi, cómpramelo!

─Por supuesto que te lo voy a comprar, porque eres una niña muy buena─ le acaricio la cabeza, y sus ojos rojos brillan.

─¿Mmm? Papi, ¿me puedes comprar también ese tigre de peluche?

─¿Cuál tigre?

Entonces veo, al lado de la sección de artículos deportivos, la sección de peluches, y veo a un tigre de peluche.

─¿Lo quieres?

─¡Síiiiiiiiii!

─Sus deseos son órdenes, tigresita─ lo tomo y se lo doy. Lo abraza con fuerza y me vuelve a sonreír con los ojos brillantes.

─¡Gracias, papi!

─De nada, tigresita─ le sonrío.

Pagamos las dos cosas y salimos del lugar. Nos encontramos con una Hisako cargada de bolsas.

─Casi todo estaba en oferta, y tenía que aprovechar, jeje.

─Bueno, de seguro te quedará bien.

─¿Nos vamos?

─¡Sí, mami!

Volvemos al auto y nos vamos a casa.

𝗠𝗔𝗟𝗗𝗜𝗧𝗢 𝗙𝗘𝗟𝗜𝗡𝗢 ❱ 𝗖𝗧 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora