𝗠𝗔𝗟𝗗𝗜𝗧𝗢 𝗙𝗘𝗟𝗜𝗡𝗢 ❱ 𝗖𝗧 ✔

Abrazada a la mochila

[Narra Wakashimazu]

Acabo de llamar al capitán directo a su celular. Tengo que preguntarle si es cierto que está esperando un hijo.

─¿Capitán?

─Hola, Wakashimazu. ¿Cómo va el entrenamiento?

─Aún no empezamos a entrenar, porque el entrenador encontró una carta misteriosa en su auto, y acusó a Rika de escribirla, ya que en ella decía algo de "viejo lesbiano", y se acordó de la broma que le hizo el otro día─ me río.

─Jajaja, es verdad, ¿pero qué onda? ¿Sí fue ella?

─No, porque su caligrafía no es la misma que la de la carta. Pero ese no es el punto, el punto es que la carta decía que estás esperando un bebé, ¿es eso cierto?

─Sí, es más que cierto─ me confiesa inmediatamente.

─Qué noticia más linda, Hyuga. Es un honor ser el padrino del bebé del capitán.

─Jejeje, no es para tanto, por ahora concéntrese en ganar todos los partidos para poder jugar con ustedes la final. Quiero ganar para ser campeón de Japón y tener una historia que contarle a mi bebé, ya sabes que a los hijos les gusta mucho oír historias de sus padres.

Me quedo callado luego de oír eso.

─¿Ken?

─Llegó la hora del entrenamiento, capitán. Adiós─ cuelgo, y fijo mi vista en mi equipo─. Toho, el capitán quiere ganar el torneo antes de tener a su hijo, ¡no podemos defraudarlo!

─¡Sí!

─El capitán va a ser padre─ pienso, muy emocionado.

[Narra Mizumi]

Las clases terminaron, y fui a la plaza antes de volver a mi casa, aunque en realidad no quiero abrir la puerta y encontrarme con papá pegándole a mamá o al revés, o sino a ella quejándose de la existencia de mi hermano y la mía. Ha sido así toda la vida, ya me acostumbré, pero... de todas formas no quiero seguir viviendo así.

En realidad entré al Toho porque los de ese colegio dijeron que pueden cubrir los gastos de comida y vivienda de la casa, pero como mis padres no trabajan, no tenemos dinero para nada. Papá sale al bar a beber, mamá sale con unas amigas, y yo quedo sola con mi hermano, pero no me gusta cómo me trata, así que salgo hasta que mis padres vuelvan, y una vez que lo hacen, me encierro en mi cuarto. Es la misma rutina todo el tiempo, y estoy cansada.

Muy, muy cansada de estar triste.

Llego a casa, donde estaban mis padres discutiendo de por qué nacimos. Cuándo no.

─¡Ya te dije que no es mi culpa, Kazue!

─¡Si te hubieras puesto protección, estos errores no hubieran nacido! ¡Yo sólo quería una noche de sexo, pero fuiste un enorme tarado al no conseguir un condón! ¡Nada te costaba!─ y le pega una cachetada─Por culpa de ustedes tres quedé fea luego de ambos embarazos. Solía ser una joya cuando era adolescente, pero apareciste tú y tenías que arruinarlo todo.

─Eso es mentira, sigues siendo una mujer muy hermosa...─ intento calmarla.

─¡Cállate, error!─ interrumpe mi hermano─Eres una malcriada al interponerte en los asuntos de los demás...

─¡Cállense los dos!─ grita mamá tirando una botella de cerveza al piso─Hice todo lo posible para matarlos a ambos, fumé, bebí alcohol, ¡y después de eso siguieron con vida, y en perfecta salud, además! ¡Me hicieron la vida imposible! Tendrían que morir y volver a nacer─ eso último me dolió, pero ya estoy acostumbrada a cosas peores.

Mis padres siguieron peleando, y yo fui a mi habitación, pero Kotaro me seguía.

─Error, toma una mandarina─ me tira una de sus mandarinas─, toma otra mandarina─ me tira otra─, error. ¡Error!─ cierro la puerta con traba.

Me apoyo en la puerta, y lentamente voy cayendo al piso, apoyando mi trasero en el frío piso. Abrazo la mochila del colegio y apoyo mi mentón en ella, hasta dejar salir todo el llanto silencioso, en medio de golpes en la cocina, vidrios estrellándose contra el piso o la pared, insultos, y mi hermano golpeando la puerta como un demente.

[Narra Hisako]

Estoy en casa haciendo la tarea del colegio. Mañana vamos a jugar contra el Nishigaoka, partido fácil. Yo voy a ver los partidos junto con mi tigresito, ya que ninguno de los dos podemos jugar. Espero que les sea fácil ganar para jugar contra Kojiro en la final, porque deben enfrentar de nuevo a los gemelos castores y a Matsuyama antes que a Hyuga. ¡Pero yo confío en ellos!