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Pasan algunos días desde que estoy como asistente de utilería en Fetish. La verdad es que todo va marchando bastante bien, para mi sorpresa. De todas formas, por cómo se fueron dando las cosas los últimos meses, estoy esperando que algo malo ocurra. No me creo que todo esté tan bien.

Pesimista, lo sé, pero mi vida jamás ha sido un cuento de hadas y no me creo que vaya a serlo ahora.

Peter me llamó hace unas horas, diciendo que contrató a otra chica que trabajará con Killian, además de Mirna y Vanessa y no sé cómo sentirme al respecto. No soy celosa, jamás lo fui, pero la verdad es que entiendo un poco más a Kendra ahora que sé que Killian va a estarse follando a otra, aunque él diga que no se la follará. Con el simple hecho de saber que está haciendo acabar a otra mujer, ya se me crispan los pelos. Aunque también me pueden estar jugando una mala pasada mis hormonas.

De todas formas, estoy muy segura de que meterle las manos en el coño a otra mujer, es follar.

Me detengo frente a la puerta del séptimo set, sabiendo que Killian y ella están grabando ahora y yo estoy de un lado a otro, sin poder calmarme. Siento que tardan una eternidad ahí dentro. ¿En serio requiere de taaaanto tiempo para una maldita escena? ¿Le está fabricando el clítoris o qué?

—¿Killian está grabando?—asiento a la pregunta de Jason—¿Viste a la rubia nueva? Dios, me la puso dura- él me sonríe y se cruza de brazos, divertido.

Imbécil.

—eres un asco—Jason y yo nunca tuvimos mucha química, ni dentro ni fuera de las grabaciones. Es un tanto idiota y pedante.

Vi a la chica justo antes de que entraran y sí. Es preciosa. Cabello rubio, unas tetas que podrían amamantar a los bebés de todo un país y un culo bastante grande.

—sé honesta, es preciosa. Va a quedarse con tu noviecito— me pica.

¿Qué posibilidades hay de que le meta un dildo de goma a Jason para que mantenga su boca ocupada y callada? Aunque, no puedo mentir, lo es, la chica es preciosa. Las inseguridades que no sabía que tenían se instalaron en mi pecho desde el momento en que la vi entrar e ir directo a Killian.

Me alejo de Jason, sin dejarme envenenar con sus comentarios, aunque ya es un poco tarde. Piqué el anzuelo de los celos.

Killian y la rubia, Gabriela, salen un rato después con Leo, el camarógrafo. Los dos actores se ríen. Ella está envuelta en una de las batas negras que yo he usado tantas veces y Killian tiene sus pantalones negros, típicos y que ya son un clásico de sus vídeos. Ignoro sin intención a Leo, cuando me saluda, porque estoy demasiado centrada en escuchar el intento de coqueteo de la rubia.

—Podemos tomar un café cuando quieras o...

—no creo que sea posible—Killian la rechaza con una sonrisa leve e internamente me relaja un poco verlo hacer eso. Al final resulta que sí soy una celosa—¿Cómo estás, cariño? —él se acerca y me da un beso. Tiene olor a perfume femenino, que sé que es de la rubia coqueta. Dios, quiero meterlo en el baño y fregarlo hasta que el olor a rubia barata desaparezca—ella es mi novia, Isla—le dice a la mujer.

¡Su novia, ja! ¿Escuchaste rubia?

Intento dejar mis emociones de lado y sonreirle, pero no puedo. A duras penas aguanto las arcadas, porque su olor es asquerosamente dulce.

—hola.

—Soy Gab, Gabriela— ella me sonríe.

—Isla—pongo mi brazo alrededor de la espalda de Killian, sin entender por qué demonios me siento tan amenazada por una mujer que en realidad no ha hecho nada.

Fuera del set #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora