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Killian está dormido tan profundo, que no escucha cuando tocan el timbre del departamento. Así que salgo de la cama, ya que nos hemos quedado ahí y camino a la puerta luego de ponerme el short de Killian, encontrándome con el rostro de la vecina a través de la mirilla. Abro la puerta y ella me sonríe.

—Hola, ¿Isla, verdad?

—Hola, ¿Cómo estás? —le sonrío, intentando recordar su nombre.

—lamento molestar, pero no tengo azúcar y no encontré ningún supermercado abierto—me dice, sus mejillas están teñidas de rojo.

—ven, pasa—luego de que entre, cierro la puerta y camino con ella siguiéndome a la cocina.

—¿Así que estás viviendo con Killian? Me alegro por ustedes.

—en realidad... no sé si estamos viviendo juntos—suelto una risa—estamos juntos, eso es todo— aclaro.

—Killian y yo somos vecinos hace al menos cinco años y nunca lo vi traer una chica.

—supongo que podemos manejar nuestra mierda—sonrío.

—eso es genial, Killian siempre parecía solitario, así que es bueno verlo contigo.

—eso creo—pongo azúcar en una bolsa pequeña y se la muestro—¿Crees que con esto te alcance o...?

—va a sobrarme, me has salvado— ella suelta un suspiro, aliviada — Hoy por la noche viene a cenar un chico con el que he estado saliendo y quería hacer una torta.

—pues suerte en tu cita, Sarah—digo, recordando su nombre.

—gracias, Isla—ella me da una sonrisa dulce—cuando quieras podemos tomar un café o una cerveza, si te aburres de estar con Killian.

—claro—digo, aunque en realidad no debería tomar ninguna de las dos cosas que dijo, por el embarazo.

Hablamos un poco más, de nada en concreto y luego se va. Su departamento está justo al lado del de Killian, del lado de la cocina.

—¿Isla?—Killian se asoma de la habitación, con voz ronca y me mira desde el pasillo, con el ceño fruncido.

—hola—le doy mi mejor sonrisa—Sarah vino, hablamos un rato.

—¿Sarah? — él luce confundido.

—Sarah tu vecina, la de junto—le aclaro mientras él se acerca, hasta la entrada de la cocina—¿Pudiste dormir algo?

—si—Killian carraspea y siento que algo cambió para bien luego de lo de hace un rato. Me acerco hasta él y paso mis brazos alrededor de su abdomen. Killian se puso la ropa interior pero nada más—¿Qué ocurre?

—nada— mi voz se ahoga contra su piel.

—Isla, no comiste nada en todo el día— él saca un mechón de cabello de mi cara y me observa.

—lo sé, ahora iba a preparar algo.

—deja que yo lo hago— me dice, intentando ir a la cocina.

—no, quiero hacerlo yo.

Lo escucho bufar.

—eres terca, eh— suelta una risa seca.

—lo sé— me alejo de él, camino a la headera y la abro.

—¿Has pensado en lo que te dije?

—has dicho muchas cosas— divago, de espaldas a él.

—quiero que vivamos juntos— siento que mueve una silla, así que posiblemente se sentó.

Fuera del set #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora