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Faltan cuatro días para el cumpleaños de Killian y tres para el juicio de sus padres. Últimamente, estuvo un poco distante y fuera del departamento porque tuvo que ver varias veces al abogado que había llevado el caso de su hermana y sus padres diez años atrás. Ellos están encontrando la forma de que los padres de Killian no salgan de prisión.

—¿Cómo te fue?— le pregunto cuando llega casi a las diez de la noche.

—bien, estoy cansado— me da un beso rápido y se deja caer en la silla frente a la mesa de la cocina.

—¿Por qué no comes algo y te vas a dormir? —le pongo las manos en los hombros y presiono los músculos entumecidos. Killian se relaja un poco y cuando noto que está bastante menos tenso, vuelvo a la comida. Pongo los dos platos en la mesa y ambos nos disponemos a comer —¿Qué te dijo el abogado?

—quiere hacer una contra apelación— me dice, moviendo la comida en el plato, sin comerla.

—¿Y qué quieres hacer tú?

—Isla, no quiero hablar de esto—Killian levanta los ojos y me mira.

—está bien—cedo y no insisto—¿Cuándo va a ser la citación?

—en tres días—dice.

No comentamos nada más. Killian parece un poco perdido y ni bien termina de comer, se va al baño. Escucho la ducha y poco después, sonidos en la habitación, así que asumo que se metió en la cama.

Killian no es una persona a la que pueda presionar. A mi me presionan y cedo, a Killian lo presionas y estalla, así que insistirle sobre un tema que no quiere hablar, no es una buena idea.

Decido darle espacio y esperar a que se duerma, mientras que me escribo con mi padre. Hablamos un rato, casi hasta medianoche y él insiste en que Killian y yo vayamos a visitarlos pronto. Al parecer Charly está mejor, en tratamiento. Cuando fuimos antes de mi cumpleaños, Charly hacía pocos días que había salido de la cárcel por haberse peleado con un hombre en la calle. Ahora está mejor, rehabilitandose.

Me quedo un rato más mirando mis redes sociales, bastante descuidadas y veo que tengo una solicitud de amistad de Liam. La acepto y sigo mirando el inicio de Facebook hasta casi la una de la mañana, cuando decido que ya debo dormir.

Me doy un baño rápido, más que nada porque tengo olor a cigarrillos en el pelo y Killian lo odia, así que no quiero que quede en la almohada. Siempre tengo recaídas con el tabaco, lo dejo y vuelvo, lo dejo y vuelvo y así. Tampoco es que fume un atado al día, solo uno o dos. Empecé hará cosa de una semana, supongo que como consecuencia por no poder hablar con él sobre lo que está pasando.

Ya sin olor a humo, me meto en la cama al lado de Killian. Creí que ya estaría dormido, pero cuando me acomodo debajo de las sábanas, lo escucho decir algo.

—¿Qué dijiste? — le pregunto, moviendo mi rostro más cerca del suyo.

—lamento haber sido un idiota— gruñe, con la voz ronca.

—está bien, mañana hablamos sobre esto.

Él asiente y no dice nada más. Yo tomo una respiración profunda mientras me acomodo en la cama y me dispongo a dormir un poco.

—Isla, ¿Podrías traer las batas, el pote de lubricante que está en el camerino femenino y dos preservativos, por favor? — Peter me habla desde el cuarto de grabación mientras que Mirna y Jason están dentro del "salón de clases".

—Si, claro—camino por el pasillo hasta la zona donde está el camerino de mujeres y busco el tarro transparente de lubricante que está sobre el mueble con espejo, en donde nos maquillamos antes de salir a escena.

Fuera del set #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora