13.

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TRECE

Creo que me dormí. Me remuevo lentamente intentando ubicarme y me percato de que estoy en la habitación de Killian. Él no está en la cama y la tv está apagada.

—¿Isla? —me froto los ojos y veo al tatuado recostado en la entrada del cuarto—. Iba a despertarte, preparé algo para comer.

—Vale—tanteo la cama buscando la camiseta de Killian y me la pongo. Él aún me observa y cuando salgo de la cama, me desperezo—. ¿Cuánto he dormido?

Killian saca un teléfono del bolsillo de su pantalón y lo mira.

—Son las tres de la tarde—me dice—. ¿Quieres dormir un rato más?

—No, estoy bien—camino hacia la puerta y él me deja pasar. Camino a la cocina comenzando a sentir el olor a las verduras salteadas que me recuerdan a mi madre.

—No estaba muy seguro de qué hacer, casi todo lo que se me ocurría tenía carne.

Me sorprende que recuerde que soy vegetariana. Sólo lo mencioné una vez cuando comimos en mi casa.

—Cualquier cosa está bien—le doy una sonrisa y él busca dos platos en la alacena. Pone uno frente a mí luego de servir la comida y tengo que hacer un esfuerzo por no babear. Tiene pinta de estar delicioso y yo estoy muriendo de hambre.

—¿Vino?—saca una botella de un estante y hago una mueca, con mi estómago un poco resentido por el vodka de anoche—. Creo que mejor tomamos otra cosa, ¿Verdad?

—Teniendo en cuenta mi comportamiento bajo los efectos del alcohol...—me encojo de hombros, dejando que él decida.

—Coca Cola será—Killian sirve el contenido de una botella que saca de la heladera—. ¿Cuánto tiempo llevas siendo vegetariana?

Le doy un sorbo a la bebida antes de responder.

—Seis años, creo. O siete, no lo recuerdo bien.

—Es bastante tiempo—murmura, mirando el plato—. Eras una adolescente.

Llevo un bocado a mi boca y gimo.

—Esto está buenísimo.

—Gracias—me da un breve sonrisa y luego cambia su semblante a uno un poco más serio—. Isla...— se calla.

Varias ideas cruzan mi mente, principalmente la idea de que quizás ha pensado que esto de meterme en su cama y alimentarme luego del sexo no es de su agrado y me preparo para que me diga que es mejor si me voy.

—Suéltalo.

—¿Te arrepientes de que hayamos follado?

La pregunta me toma con algo de sorpresa, porque pensé que yo sería la primera en cuestionar eso.

—¿Debería? —lo miro, sin tener en claro si él lo hace—. ¿Tú te arrepientes?

—No, por supuesto. Quiero que sigamos haciéndolo.

Eso sí me sorprende. Honestamente, inclinaba más las posibilidades hacia un futuro más separados y no con intenciones de hacer esto un hábito.

—Killian...—suspiro—, no me arrepiento, en serio no lo hago.

—Aquí viene el pero— suspira.

—Pero no creo que seguir mezclando las cosas sean buena idea.

—¿Por qué?

—Mezclar las cosas nunca es bueno—murmuro.

—Entonces te arrepientes—asume.

Fuera del set #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora