Fuera del set #1

19.

DIECINUEVE

—Deberíamos llamar a la policía— me dice Killian, mientras yo todavía estoy intentando procesar todo.

No he entrado a mi edificio aún y Martín se ha ido, de regreso a su trabajo.

—No— murmuro—. La policía no hará nada— suspiro—. Ya vete, Killian.

—Escucha, sé que estás enojada y he hecho un comentario de mierda que no debí decir— me dice—, pero no... no quise hacerlo, ¿Está bien? Me siento frustrado contigo, porque no sé cómo lidiar con las cosas cuando se me salen de control.

—Bien— en realidad, no me importa o, mejor dicho, tengo otras preocupaciones más allá de lidiar con su mierda y la caja en mis manos ciertamente es una de ellas—. De todos modos, vete.

—¿Vas a quedarte sola, sabiendo esto?— señala el cartón en mis manos y suspira—. Sé que lo jodí, comprendo que he extralimitado con decir que...

—¿Qué abro las piernas con mucha facilidad?— resoplo—. Sí, lo hiciste, pero ya no me interesa. Tengo problemas más grandes que tu ego.

Tiene la decencia de lucir avergonzado.

—¿Por qué no quieres llamar a la policía?

—Porque soy una actriz porno, ¿Lo olvidas? Por más que yo sepa con quién consiento mi sexualidad, ellos no van a entenderlo y será peor para mí.

—Deberías hablar con Jamilson— sugiere.

Por algunos segundos, no digo nada. Me siento abrumada y la caja en mis manos se siente como una bomba a punto de explotar.

—Lo solucionaré— digo finalmente.

Killian pone su mano en mi hombro y, a pesar de que fue un idiota y que sigo queriendo darle un puñetazo, agradezco no estar sola en este momento, porque no estoy segura de que pudiera haber lidiado bien por mi cuenta. Aunque sigo sin saber si él es o no la mejor compañía.

—¿Quieres quedarte en mi departamento?— pregunta.

—No. Supongo que puedo irme a la casa de mis padres.

Suspira.

—Dijiste que ellos vivían lejos— me recuerda—, y todavía te quedan algunas cosas por resolver en la universidad y en el trabajo— sigue, señalando obviedad que, en este momento, desearía que no existieran—. Además, no sé si lo mejor sea que expongas a tu familia.

—¿Y a ti sí?

Me da una sonrisa que no le llega a los ojos.

—Lidié con peores cosas que un acosador, Isla— me dice—. La oferta sobre ir a mi departamento sigue en pie— murmura y retrocede un paso.

Me toma algunos segundos atar cabos, sabiendo que ir a la casa de mis padres es una locura y que debo solucionar muchas cosas aquí como para alejarme, así que suspiro.

—Sólo una noche— le digo—. Me quedaré contigo sólo una noche, luego... solucionaré esto.

—Está bien.

—Sigo enfadada —le advierto —. Dolió que me llamaras...

—Lo lamento —repite. Luce verdaderamente arrepentido, pero es un actor, a fin de cuentas —. No quise insinuar que... Puedes hacer lo que quieras con tus piernas, no debí... no era algo que debía decir.

—Exacto.

Se rasca la mejilla.

—Y también sé que es hipócrita pedirte... cualquier cosa cuando yo no... es un camino de doble vía, ¿verdad?