Al final no salimos. Killian y yo nos quedamos mirando una película: una de esas comedias que te hacen reír incluso si te estuvieran torturando mientras las ves. Sin embargo, no es que me muriera de risa.
Tampoco salgo al día siguiente.
O el siguiente.
Recuerdo perfectamente a la psicóloga de mi hermano decir que cualquier duelo tiene etapas: negación, ira, culpa, tristeza, depresión y finalmente, aceptación. Yo estoy saltando entre las cuatro primeras etapas. La culpa me carcome cada segundo. Ira— conmigo misma y el maldito de Emerst — y la tristeza también.
—sal de la cama, Isla—Killian se asoma a la habitación por tercera vez en lo que va del jueves y me mira. Debe ser cerca del mediodía y aún no he salido de abajo de las mantas. No me siento mal ni nada, simplemente estoy desganada, queriendo que la vida solo pase. Depresión.
Hoy es uno de esos días en los que felizmente dejaría que un camión me arrolle..
—iré en un rato—repito lo que ya he dicho las tres veces que Killian hizo esto.
El sangrado se detuvo hace un día y por suerte no he sentido nauseas ni ninguna molestia física. Mañana tengo que tomar el último antibiótico y ya podría empezar a vivir un poco más. ¡Ja, claro!
—sigues sin llamar a la psicóloga—me dice con el tono que usaría mi madre para retarme por no hacer la tarea o tener mi cuarto desordenado.
Sé que él tiene razón y que debería empezar a enfrentarlo, a enfrentarme, pero la verdad es que mis altibajos emocionales me están consumiendo. No soy capaz de dormir bien o de hacerlo por más de unas pocas horas sin que me levanten las pesadillas.
—voy a llamarla hoy, lo prometo—suelto un suspiro.
—y tienes que salir de la cama—me dice —no te hace bien estar así.
Asiento, de nuevo sabiendo que tiene razón. Cristo, ¿Por qué no puedo reaccionar? ¡Reacciona, Isla!
—tienes razón.
—ve a darte un baño y saldremos de aquí—insiste.
Pongo muchísima voluntad para hacerle caso y me doy un baño. Eso me cambia un poco el humor.
—ya estoy—murmuro una vez vestida, asomandome por la cocina—¿A dónde vamos a ir?
—primero vamos a comer algo—me dice —y luego saldremos de aquí, no importa a dónde.
Killian tampoco salió mucho estos días. Fue a hacer algunas compras y no mucho más. Peter también le dió algunos días libres a él. La verdad es no puedo decir más que gracias en su dirección. No ha hecho más que cuidarme y encargarse de mantenerme lo más cuerda posible dentro del desequilibrio en el que se metió mi vida estos últimos meses.
Él hace la comida y cuando terminamos de comer, vuelve a insistir.
—tenemos que salir de aquí.
—¿A dónde vamos a ir? —le pregunto.
—¿Quieres ir a ver a tu familia? —Killian me mira—Dime que quieres hacer, Isla, pero tenemos que salir de aquí.
—está bien, pero tenemos cerca de dos horas de viaje—murmuro. Al instante, me siento con culpa porque parece que estoy buscando una excusa, un pero, así que agrego—al menos ese es el tiempo que tardamos en ir en micro, no sé en auto.
Killian me pide que ponga la dirección de la casa de mis padres en su teléfono mientras que él agarra sus llaves y demás cosas. El GPS marca que tenemos una hora y cuarto por ruta, lo que tiene sentido ya que no debemos ir por el carril pesado, como en micro.

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Fuera del set #1
Chick-LitBajo el seudónimo de Penny, Isla Simone hace sus videos. Ella es una actriz porno que trabaja para una de las página más conocidas de la industria. Su trabajo le permite costear sus estudio y mantenerse, y realmente no es tan desagradable como parec...