Fuera del set #1

53

Antes de que él pueda decirme algo, me alejo de ahí más rápido de cómo llegué, hasta que doy con la puerta que da a la calle, donde está el mismo hombre que nos recibió. Al menos es un rostro conocido. Él puede ayudarme a encontrar a Killian.

—lamento molestarlo, pero perdí a mi acompañante— le doy una sonrisa nerviosa al hombre, que me mira.

—¿Usted vino con el señor Hasbún, cierto? — asiento.

—¿Sabe dónde está? — pregunto, un poco ansiosa.

—en la habitación del final del pasillo — él me explica dónde es y le agradezco, pitando en esa dirección.

Camino nerviosa entre la gente, con la constante sensación de que el hijo de puta de Emerst se va a aparecer. Ni siquiera sé si es buena idea decirle a Killian, porque sé que esto es importante para él. Emerst probablemente no hará nada. Al menos eso espero. Honestamente, no me siento segura aquí, sabiendo que él está. ¿Será una mera casualidad o él de algún modo supo que yo estaría aquí y por eso vino?

Cuando llego a la puerta de la que me habló el muchacho, logro ver a Killian con una mujer y dos hombres, uno que ya vimos al llegar. Él les dice algo cuando me ve y se aleja, llegando en pocos pasos hasta donde estoy.

—Estás pálida, ¿Todo bien? — asiento, intentando sonreír.

—si, sólo creo que me asusté cuando no te vi — me saco el cabello de los hombros. Dios, necesito un cigarrillo— ¿Crees que podrías prestarme la alarma del auto? Necesito buscar algo.

—¿Qué ocurre? — él me pone una mano en la mejilla y me hace mirarlo.

—quiero fumar un cigarrillo, Killian, no es nada.

Frunce el ceño, sin embargo, saca las llaves del bolsillo del pantalón y da un vistazo a las personas con las que estaba hablando. Ellos hacen un gesto en nuestra dirección, pero no sé qué demonios significa.

—vamos— Killian pone su mano en mi espalda baja y me lleva en dirección a la puerta.

—quédate, solo estaré fuera un minuto— le digo.

Niega.

—no, vamos. Yo también necesito tomar un poco de aire— salimos, constantemente chocando con las demás personas y logramos llegar a la puerta minutos después. El mismo hombre que me ayudó a llegar a Killian me sonríe al ver que estoy con él y cuando salimos, puedo llegar al auto con Killian y buscar los cigarrillos en mi bolso— te están temblando las manos, Isla— me mira con el ceño fruncido nuevamente pero no me toca.

—¿Cómo hay que hacer para entrar a esto? — murmuro, mientras consigo encontrar mi encendedor.

—¿De qué hablas? — él se saca un mechón de cabello del rostro y me observa.

—¿Cómo...? ¿Cómo es que una persona puede llegar a esto? — señalo el edificio, con el cigarrillo en mi mano— ¿Tienes que llegar por medio de alguien o por alguna red social o cómo? ¿Tienen que darte una invitación?

—¿A qué viene esto? Me estás asustando un poco.

—quiero saber, Killian.

—¿Qué pasó, Isla? Habla conmigo.

Le doy dos caladas al cigarrillo, casi dejándolo a la mitad, antes de poder cranear las palabras y decirlas:

—lo vi a Emerst, lo choqué— murmuro— y quería saber cómo es que él pudo llegar a esto.

—¿Emerst tu profesor? ¿El que te acosó?

—el mismo— le doy otra calada al cigarrillo— hasta tenía un traje y todo— digo, con cierta burla— parecía un dominante.