Capítulo 1

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- Muy bien chicas, ya basta de tantas quejas y de sentir pena por nosotras mismas. Hagamos algo divertido e inesperado, algo loco, diferente – le digo a mis amigas Joselyn y Beatriz. Las tres estamos ebrias desahogando nuestros problemas. Joselyn es la soltera del grupo, nosotras le llamamos la Salvaje Lyn. Nunca quiso involucrarse en una relación estable de joven y ahora no consigue un buen hombre. Pensó que había encontrado al indicado, pero después de seis meses de relación resulta que el "Sr. Muñeco", como ella le llamaba, era casado. Beatriz es madre soltera de gemelos, dos niños, tienen nueve años y son sumamente activos. Ella tenía una relación muy bonita, pero a su pareja le salió una oportunidad de crecer profesionalmente, la cual según ella era su sueño, y decidió ocultarle lo del embarazo porque si no, no se hubiese ido y ella no podía cargar con esa culpa. Y yo, la amiga que conoció al príncipe azul, se casó, todo era perfecto hasta que descubrí que mi príncipe azul tenía más relaciones sexuales que yo. Tenía una, dos, tres o no sé cuántas amantes y estamos en proceso de divorcio.

– Ya está...nos vamos a Marruecos por una semana – dice Joselyn con emoción. – ¡Sí! Lejos de aquí – dice Beatriz exaltada. – Mentirosa, si te dan miedo los aviones – digo riendo. – No es mentira, nos vamos el miércoles tenemos que irnos de shopping mañana – responde Joselyn riendo. – ¿Estás loca? – pregunto incrédula al mirar el monitor de la computadora. – Pues tu dijiste de hacer algo inesperado, y el primer lugar que pensé fue Marruecos – dice ella encogiéndose de hombros. - ¿Qué esperan? vámonos a las tiendas – escuchamos a Beatriz y cuando nos volteamos está parada al frente de la puerta con su cartera en una mano y el trago en la otra causándonos una buena risotada. Le quitamos el trago de la mano y la llevamos a su habitación para que se duerma. – Mañana cancelamos esto que hiciste, Salvaje Lyn - le digo a Joselyn. – ¡Piénsalo! La pasaremos increíble – dice abriendo y cerrando los ojos, es evidente que ha tomado demasiado. – Duerme, mañana vemos que hacemos – digo riendo y se va para el cuarto a dormir con Beatriz. Yo voy al cuarto de los gemelos para ver que estén bien y me voy a la sala quedándome dormida casi inmediatamente.

Despierto al escuchar ruidos, el departamento de Beatriz no es muy grande y la sala está cerca de la cocina. - ¿Escucho un gatito y un ratoncito buscando comida? – digo con voz mañanera. – Tía Bel perdón, es que tenemos hambre y mami todavía está dormida – responde Javier, uno de los gemelos. – Descuiden, ¿qué hora es? – les pregunto. – Es tardiiiiiisimo Tía, son las nueve – responde Cameron, el otro gemelo, haciéndome reír. – A ver chiquitos, ¿qué desean de comer? Yo les preparo – digo desperezándome. – Tía Anabel nosotros no somos chiquitos – dice Cameron con actitud. – Yo sí Tía, yo soy tu chiquito – Javier dice acercándose para abrazarme y aprovecho para comérmelo a besos. Cameron nos mira con la esquina del ojo muy serio, él nació dos minutos antes y se cree que es mucho mayor que su hermano. Son gemelos idénticos, pero tan diferentes en personalidad, los adoro.

- ¡Mi cabeza! ¡Me muero! No vuelvo a beber – escucho la voz de Beatriz acercándose. – Siempre dices lo mismo – digo riendo. – Siéntate, les preparé el desayuno levanta muertos – le digo mientras la ayudo a llegar a la mesa. – Mis hijos, ¿dónde están mis hijos? – pregunta asustada. – Tranquila, tu mamá los vino a buscar para llevarlos a las prácticas de baseball – respondo. - ¿Y Joselyn que no viene? – pregunto. – Aquí estoy, me estaba duchando – responde Joselyn. – Me alegro, ten aquí está tu celular para que canceles el viaje – le digo y me voy a servirles. – No lo voy a cancelar – dice riendo. – Joselyn tienes que cancelarlo – digo en tono fuerte. – ¡Que no! – ella dice entre risas. – Silencio que me duele la cabeza, discutan después por favor – nos dice Beatriz. Así que le hacemos caso porque la pobre está que no puede ni abrir los ojos y desayunamos con tranquilidad.

- ¡Que sí!, sí cancela ese viaje. Yo no puedo dejar a mis hijos...estas loca Joselyn – dice Beatriz al enterarse de lo que pasó anoche en nuestra borrachera. – Piénsenlo...chicas dense la oportunidad de hacer algo atrevido, siempre planeamos irnos de vacaciones, pero nunca hemos podido. Ya compré los pasajes y como no fue por la línea aérea directamente ya no me devolverán el dinero – ella insiste. - ¡No...no...no! No puedo...Anabel dile que no – dice Beatriz, pero con cada no que ella dice, pienso en que sí es buena idea, así que me quedo en silencio.

– ¡Anabel! – me mira abriendo los ojos. – Sabes Bea, hagámoslo...vayamos a Marruecos. Es solo una semana, los gemelos se pueden quedar con tus padres – respondo. – Que no, no quiero, los gemelos son mi responsabilidad, son mis hijos y yo tengo que estar con ellos – dice con los ojos llenos de lágrimas. – Ay ya Beatriz, ¿a quién le quieres demostrar que eres la super mamá? Siempre pones a tus hijos como excusa, sabemos lo fuerte que eres, una madre ejemplar, pero si no te tomas un tiempo para ti, tu escudo y tu capa se romperán. ¡Hasta cuando Bea! – le dice Joselyn con un poco de coraje. – Ustedes no me entienden, no tienen hijos, no saben nada – responde y se va llorando a su habitación.

– ¿Ves lo que haces? – regaño a Joselyn en voz baja. Eso sí tiene ella, dice las cosas de frente sin temor a nada. – Es que me tiene cansada, cada vez que planeamos algo lo tenemos que cancelar por ella – dice con coraje. – Sabes que ella es muy orgullosa de las decisiones que toma, por eso a veces se aleja de nosotras. Yo sí voy contigo y te pago lo que costó el viaje de ella, ¿qué te parece? – pregunto. – No es por el dinero, es que me preocupa, últimamente la he notado más ida y como que esquivandonos. Pero bueno tal vez el estar lejos de nosotras la haga entrar en razón y coger un respiro de su rutina diaria – responde suspirando. Luego me mira y sonríe – La vamos a pasar de maravilla – dice con emoción haciéndome cosquillas. – Déjame, no me hagas cosquillas...ayúdame a lavar todo – digo entre risas y nos levantamos de la mesa.

Aprovechamos y comenzamos a recoger el desorden que dejamos anoche después de lavar los platos. - ¿Cuándo nos vamos a las tiendas? – escuchamos a Beatriz y al voltearnos ya está lista con cartera en mano igualita a cuando estaba borracha haciéndonos reír a carcajada. – ¿En serio? – pregunta Joselyn incrédula. – Hablé con mi mamá y se puso muy feliz de haber decidido ir con ustedes. Hasta mis hijos se pusieron felices – responde poniendo los ojos en blanco. – No se diga más, ¡Marruecos...ahí vamos! – dice Joselyn con emoción.

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