Tuve un sueño increíble, he despertado con una gran sonrisa. Son las cuatro y media de la mañana, salgo disparada de la cama, me ducho y me alisto.
– Bea...despierta – digo con voz suave acariciando su mano. – Mmm... - dice abriendo sus ojos. – Despierta, vamos a desayunar para luego encontrarnos con todos en el lobby – digo jugando con su cabello. – Vayan ustedes, no quiero dañarles el pasadía. Sé que no voy a aguantar el calor – dice adormilada. - ¿Segura? ¿No quieres que me quede contigo? – pregunto. – Tranquila ve y disfruta, tomen fotos para que me las enseñen – responde.
– ¿Cómo la pasaste anoche? – pregunta. – Excelente, ese chico me hace olvidar a Sam – respondo sonriendo. – ¿Y ya hicieron el scan...scan? ¿No te lo ha insinuado? – pregunta con gracia. – No para nada, no hace falta tener sexo para pasarla bien con un hombre – respondo. – Oh ya no es un chico...ahora es un hombre – se burla. – No seas boba...me voy para que no me molestes más. Me imagino que a eso de las cinco de la tarde estaremos de regreso – me despido y me marcho.
Bajo a la cafetería del hotel para desayunar. Como tengo una mochila, me he traído los papeles de divorcio, los saco para firmarlos, pero me comienza a temblar la mano, no puedo hacerlo. – Buenos días Anabel, ¿te puedo acompañar? – pregunta Nasire haciéndome saltar del susto. – Claro Nasire – respondo guardando los documentos rápidamente. – No fue mi intención asustarte – dice mientras me saluda con un beso en la mejilla haciéndome suspirar.
– Estas muy guapa – dice sentándose, voy vestida de pantalón y blusa ancha color blanco. – Ten, para que cubras tu cabello, va a hacer mucho viento y se te va a estropear con la arena – me explica dándome un hermoso velo. – Tan detallista – digo admirándolo, tiene áreas con diseños que a simple vista se ven que son hechas a mano. – Está precioso, muchas gracias – le agradezco. – Mi abuela lo hizo, me dijo que lo guardara y se lo diera a una mujer especial - dice y me ahogo con el sorbo de té que acabo de tomar. - ¿Estás bien? – dice golpeando mi espalda. – Nasire no puedo aceptar este velo – digo tan pronto termino de toser. – No estoy diciendo ni insinuando nada Anabel, después de lo que hemos compartido quiero que sepas, aunque ya lo sabes, que eres una mujer fascinante y me has hecho experimentar sensaciones que no sentía hace mucho tiempo – dice tomando mi mano. Mi respiración es rápida, me gusta lo que me está diciendo. - ¿Vamos? ya todos deben estar esperando en el lobby – dice sonriendo.
De camino hacia el lobby pasamos por un pasillo y aprovechando que no hay nadie me detengo. - ¿Todo bien? ¿Olvidaste algo? – pregunta. – Tengo muchos deseos de abrazarte, ¿puedo? – pregunto. Se acerca sonriendo, me paro en la punta de los pies y nos abrazamos. Wow, que bien se siente estar entre sus brazos, no lo quiero soltar, pero al escuchar ruidos me separo sin antes besar su mejilla. Nos miramos, lo acaricio, el besa la mano que acaricia su rostro y continuamos nuestro camino.
– Bel, que bien te ves – dice Joselyn al verme. – Gracias tú también, tienes un brillo espectacular – digo riendo. – ¿Y Bea? – pregunta. – Dolorida todavía – respondo. – ¿Beatriz necesita algo? – pregunta Nasire. – Se expuso mucho al sol ayer y no se puede mover – respondo. – Pobre, déjame avisarle a Aalia para que esté pendiente de ella – comenta y se va a recepción a llamar por teléfono.
– Como que los noté más relajados a ustedes, ¿por fin tuvieron sexo? – pregunta Joselyn. – Calla mujer... - digo mirando para todos lados. – Ni ha pasado ni pasará tampoco, Nasire es un chico de valores, no un hombre común y corriente – respondo en voz baja. – Pues mi Pablo no es un hombre común y corriente tampoco, coge como un desquiciado – dice de forma traviesa. – Por fin...un hombre como tú – digo haciéndola reír.
Nos subimos al bus del hotel el cual Nasire separó para todos nosotros. – Pablo y yo nos vamos atrás – dice Joselyn con entusiasmo recordándome cuando nos íbamos de excursión en la escuela e iba atrás para ir todo el camino besándose con su noviecito. Nasire los mira y se ríe. – Discúlpalos – digo poniendo los ojos en blanco. - Descuida, cada quien con sus negocios – responde sentándose a mi lado. – Me gusta tu colonia, huele deliciosa – digo oliendo mi blusa ya que por el abrazo huelo a él. – Y a mí la tuya – dice oliendo su camisa. – Pero no llevo puesta ninguna, con la prisa se me olvido – comento sonriendo. – Pues tu colonia natural huele muy bien – dice acercándose un poco a mi cuello erizando mi piel. Él se da cuenta y noto que tensa la mordida. – Uy como que me dio un poco de frío – miento. Él se levanta, saca una colcha y me arropa. – Gracias – le agradezco.
Una vez más Nasire me va contando la historia de cada lugar que pasamos, vamos muy entretenidos mientras los demás van riendo y haciendo chistes. Tomo mi mochila para comer un caramelo y al abrirla veo los documentos. – Ahora que estoy contigo voy a hacerlo – digo sacando el sobre y el bolígrafo. – ¿Son los documentos de divorcio? – pregunta, respondo asintiendo con la cabeza mientras saco la mesita del costado de la silla. – ¿Estás segura que este es el momento indicado? – pregunta. – Tú me das esa seguridad que necesito para hacerlo – respondo, tomo aire y los firmo.
Siento que puedo respirar mucho mejor, siento que me he quitado un peso muy grande de mis hombros, siento mucho alivio. Lo miro y sonrío – Ya está...soy libre – digo, él toma mi mano y la besa. – Felicidades Anabel – dice con ojos brillosos.
Llegamos y efectivamente hace muchísimo viento, así que Nasire me ayuda a ponerme el velo. – Te luce muy bien – dice al terminar. – Gracias – respondo sonriendo. Al salir del bus nos esperan los encargados del tour con los camellos, pasearemos por la costa montados en ellos.
La experiencia es increíble, la vista es espectacular pero el calor está azotando muy fuerte. Siento las gotas de sudor bajando por mi espalda y por mi pecho. El viento levanta la arena pegándola en mi piel, me siento pegajosa y apestosa. – No estás disfrutando Anabel – nota Nasire. – Estoy bien, en serio – respondo y continuamos el tour. Joselyn está acostumbrada a esto, ella es una persona de estar afuera no importa la condición del clima, va de los más feliz con el grupo. Finalmente nos detenemos para refrescarnos y tomar algo frío.
Voy directo al baño, necesito echarme agua por el cuerpo. – Bel ¿estás aquí? – escucho la voz de Joselyn. – Sí, me estoy dando un pequeño baño – respondo haciéndola reír. – Nasire está preocupado, me dijo que viniera a verte – dice echándose agua por el cuello. - Firmé los documentos – le digo, ella abre sus ojos sorprendida. – Te felicito amiga, por fin... ¿cómo te sientes? – pregunta. – Demasiado bien, siento que peso cien libras menos – respondo sonriendo. – Que bueno – dice y me abraza, las dos nos miramos como con asco. – Guacala nos quedamos pegadas – decimos a la misma vez y nos comenzamos a reír a carcajada.
- ¿Quieres regresar con el tour o ya quieres ir al hotel? – pregunta Nasire cuando salgo del baño. – Creo que ya estoy lista para regresar al hotel, ¿no te molesta? – pregunto. – Para nada, me lo supuse así que ya vienen por nosotros para irnos en helicóptero – responde. - ¿Helicóptero? ¿Puedo ir con ustedes? – pregunta Joselyn sorprendiéndome. – Sí, puedes venir con Pablo – le contesta, así que ella con emoción lo busca y nos marchamos.
Mi estómago se revuelca de nervios cuando subimos al helicóptero. – Tranquila, estás conmigo – dice Nasire reconfortándome. Cuando se comienza a elevar le agarro la mano muy fuerte, miro a Joselyn y va de lo más tranquila. – ¿A dónde se fue tu miedo a las alturas? – le pregunto. Ella me mira y se encoge de hombros, recuesta la cabeza del hombro de Pablo y disfruta del viaje. Miro los bellos ojos de Nasire sintiéndome mejor y disfruto también del viaje.
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Azul
RomanceAzul es una historia de romance que comienza cuando Anabel Montoya, una mujer de 40 años, sugiere un viaje a Marruecos con sus dos amigas en una noche de borrachera. Un viaje el cual les cambia la vida a estas tres amigas, en especial a Anabel al c...