Capítulo 5

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Llegamos al club, Pablo nos espera en la puerta y se queda embobado mirando a Joselyn con su vestido rojo pasión.  Al saludarla le da un beso en la mejilla muy cerca de los labios, hasta yo siento mariposas en el estómago, ya me imagino donde ella las sintió. 

Esteban se va con Beatriz y yo me voy con las otras chicas.  La música me encanta tiene un ritmo muy bailable, aunque la letra no la entiendo ya que es en árabe.  Después de un rato y como es de costumbre, las tres nos vamos juntas al baño.  – Vieron cómo tengo a Pablo... ay es que me lo como – nos dice Joselyn haciéndonos reír.  – Está guapísimo Lyn, saboréarelo completo – comenta Beatriz dejándonos sorprendidas.  – Se nota que estás borracha – digo entre risas.  – Con cuidado que no se te vayan a pasar los tragos – le advierto.  – De la última vez aprendí – comenta mientras arregla un poco su maquillaje.  Joselyn y yo nos miramos y ponemos los ojos en blanco.  – Sí Bea...siempre dices lo mismo, pero recuerda que esta vez no te puedo hacer el desayuno levanta muerto – le advierto.

De regreso con el grupo Joselyn va al lado de su futuro marido y Beatriz y yo nos vamos a bailar.  Luego de un rato me da calor y como Esteban se acerca aprovecho y salgo a tomar aire fresco.  De pronto veo que un Maserati Gran Turismo se detiene en frente del club.  Hermoso auto pienso, cuando se abre la puerta sale Nasire y del otro lado una hermosa y joven mujer.  Él la toma de la mano y cuando van a entrar me escondo detrás de un pilar.  Por alguna extraña razón siento un poco de incomodidad, y hasta me da deseos de irme.  ¿Qué me pasa? Estoy tan vulnerable últimamente, mira y que molestarme por ver a este chiquito con su novia me digo a mi misma.  Me refresco un poco más y vuelvo a entrar. 

– ¿Para dónde te fuiste?  Te están buscando – me dice Beatriz.  – Necesitaba un poco de aire fresco, ¿quién me busca? – pregunto.  Ella no responde solo mira a alguien que está detrás de mí.  – Señorita Anabel – escucho la voz de Nasire.  – Hola Nasire ¿cómo estás? – pregunto, me siento como una boba.  – Muy bien gracias, te ves muy hermosa – dice casi gritando ya que la música está alta.  – Gracias igual – respondo.  – Vine a una fiesta de aniversario allá en el área de VIP, pero regreso en un rato – dice cerca de mi oído.  – Muy bien, aquí estaré – respondo y se marcha. 

- ¿Y el niñito? – pregunta Joselyn haciéndome reír.  – Está celebrando su aniversario con su novia, los vi llegar hacen una pareja muy bonita – respondo.  - ¡Oh! Que pena hubiese sido una aventurita muy rica para ti – dice, la miro con el ceño fruncido.  – Enfermita...vaya con su hombre y no me moleste – le digo pellizcado su nalga disimuladamente.

He pasado un rato muy divertido, me rio de todo, bailo con todos del grupo, con cada trago que tomo me siento más feliz.  Le pido un cigarrillo a Joselyn y salgo nuevamente.  Cando lo voy a encender me doy la vuelta para evitar el viento y veo a Nasire acercándose.  Toma el encendedor de mi mano para ayudarme. 

– Gracias – le agradezco.  – No deberías fumar, es un mal hábito – comenta.  – Lo sé, por eso lo había dejado, pero hoy me provocó fumarme uno...bueno este es el segundo – respondo.  – ¿Y tu novia? – pregunto, cuando estoy ebria no hay quien aguante esta boca.  - ¿Novia? – pregunta confuso.  – Sí, ¿no vinieron a celebrar su aniversario? – pregunto.  Él sonríe de lado, - No es mi novia, no es mi aniversario.  Fatíma es mi hermana y el aniversario es de unas amistades – responde.  – Oh – digo y me comienzo a reír - Lo siento – digo entre risas, me comienzo a sentir muy mareada, por alguna razón al fumarme el cigarrillo me hace subir más el efecto del alcohol.  - ¿Estas bien? – pregunta Nasire.  – Creo que he bebido demasiado – respondo sonriendo como boba.  Él me quita el cigarrillo de la mano y le hace señas al chico de valet.  – Vámonos de aquí – dice tomándome de la mano y de inmediato le traen su auto. 

- ¿Te gusta mi vestido? – pregunto una vez nos subimos al auto.  – Está muy elegante – responde.  – Me lo compré porque me recuerda el color de tus ojos – digo haciéndolo sonreír.  – Me haces sentir bien lo que dices Anabel – comenta.  – Anabel...me gusta más que el Señorita Anabel...pero Señorita Shaw es peor.  Ese es el apellido de mi esposo... bueno mi pronto a ser exesposo – parezco cotorra hablando. 

- ¿A dónde me llevas? – pregunto.  – A comer algo que te hará sentir mejor – responde.  – No te aproveches de mí porque estoy ebria – le digo.  – Nunca Anabel, nunca le faltaría el respeto a una dama de esa manera – responde.  – Eres un niño tan educado, tus padres deben estar orgullosos de ti – comento.  – Mis padres me han enseñado valores que casi ya no existen, nunca haría algo que los defraude...y no soy un niño – dice sonriendo.   – Debes tener como 20 años – digo mirándolo detalladamente.  Tiene un rostro y una piel que me provoca tocarlo, a lo que acaricio su rostro siento como tensa la mordida.  – Sí, esta piel es definitivamente muy joven – comento.  – Anabel, Anabel ya llegamos – dice riendo un poco.

Después de tomar una sopa Harira me siento mucho mejor hasta que comienzo a recordar las estupideces que dije en el auto.  – ¿Mejor? – pregunta Nasire.  – Eso creo...disculpa por las incoherencias que dije de camino hacia acá – digo avergonzada.  – No tienes por qué disculparte Anabel, no dijiste nada – dice sonriendo tomando un sorbo de té y nos quedamos en silencio por unos segundos. 

– Me dijeron que preguntaste por mí en el hotel – comenta.  – Ay que pena has de pensar que soy una señorona desquiciada, primero estoy que pregunto por ti, luego te veo y te digo que mi vestido me recuerda a tus ojos – digo todavía aún más avergonzada.  – No digas eso Anabel, en realidad me preocupé, pensé que te incomodaba algo en el hotel... - explica.  – Al contrario, desde que llegué me he sentido muy cómoda, muy especial – reitero.  – Y por lo del vestido... pues me hiciste sentir muy bien con el comentario – comenta sonriendo.  – Que vergüenza Nasire... - digo negando con la cabeza.  – Shh... tranquila ya todo quedó en el olvido – dice tomando mi mano.  – ¿Lista para ir al hotel? – pregunta, asiento con la cabeza y nos marchamos.

Durante el camino le comento de nuestra experiencia en Chefchaouen, él me escucha muy entretenido hasta que llegamos al hotel.  – Muchas gracias Nasire, cada vez que estamos juntos me haces sentir muy especial – le agradezco.  – Me alegra que te sientas así conmigo... ¿quieres ver el amanecer? – pregunta.  – Me encantaría, la sopa me ha dado mucha energía – respondo haciéndolo reír. 

Se baja del auto y el chico del valet del hotel me abre mi puerta.  Nasire me da su mano para ayudar a bajarme y luego la entrelaza en su brazo.  – ¿Te molesta ir a la playa? – pregunta.  – Para nada, pero me gustaría cambiarme – respondo.  – Es que si tardamos mucho nos perdemos el espectáculo – dice mirando la hora.  – Está bien, vamos – digo sonriendo.  – Primero vamos a buscar unas sábanas – dice y vamos al área de servicio, entramos a un cuarto, tomamos unas sábanas y nos vamos a la playa. 

- Este lugar significa mucho para mí, aquí nos traía nuestra abuela a hacernos historias de nuestros ancestros mientras veíamos nacer un nuevo día.  Ella era una mujer muy fuerte, dedicada a su familia y muy trabajadora.  No he venido a este lugar desde que falleció – comenta cuando nos sentamos en las sábanas.  – Lamento tu perdida, se ve que la querías muchísimo – digo poniendo mi mano sobre la de él.  – Ella era la luz de mis ojos...finalmente después de casi dos años he asimilado la pérdida – continúa.  – De verdad que lo siento – digo acariciando su mano.  – Mira el horizonte, este momento nunca lo vas a olvidar – dice sonriendo.  Me quedo sin aliento disfrutando cómo el sol se asoma por encima del mar, las olas y las nubes enmarcan las diferentes tonalidades de amarillos, rosados, azules, pareciendo que el cielo y el mar se vuelven uno. 

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