Abro mis ojos y miro la hora, son las ocho de la mañana así que salgo de la cama. - ¿Qué hago desnuda? - me pregunto y me volteo. - ¿Qué coño....? Joder Sam ¿qué hicimos? - pregunto tapando mi cuerpo con la sábana. Al principio me mira desorientado pero después se queda pensativo y sonríe.
- Quita esa sonrisa desgraciado - digo histérica. - Ana...que bien estabas anoche - dice todavía sonriendo. Imágenes de nosotros teniendo sexo salvaje vienen a mi mente. - No...Sam...no...te aprovechaste de mi estado - digo indignada. - Eh disculpa...nos aprovechamos de nuestro estado...tú lo disfrutaste tanto o más que yo...aunque me decías Ojitos - comenta un poco confuso.
Yo comienzo a recoger un poco el desastre que hay en la habitación. - Si este tipo de sexo hubiese pasado en nuestro matrimonio, estuviésemos juntos todavía - dice haciéndome enfurecer. - Que hijo de tu madre me saliste...Samuel, culpándome a mí de nuestro fracaso para no aceptar tus errores. Te voy a hablar del tema que sí entiendes ya que cuando te describo el amor que yo sentía por ti me ignoras y cambias el tema. No sabes las veces que me dejaste plantada esperándote desnuda con la cena preparada, o sola en la bañera excitada porque supuestamente tenías una junta de trabajo... ¿sabes cuantas veces tuve que consolar mi deseo con juguetes porque tú no estabas?... ni te diste cuenta que tenía mi arsenal de juguetes, los cuales compré para jugar contigo...pero nunca tuvimos el tiempo para hacerlo. Ni siquiera recuerdo cuándo fue la última vez que me despertaste con tu verga dentro de mí, o tuvimos sexo en la ducha, o algo tan sencillo como regalarme un ramo de flores...y con todo y eso mi amor por ti opacaba toda esa escasez de detalles. Sin embargo eso te valió mierda - lo miro con desprecio. - Lárgate...lárgate de mi vista...no te quiero volver a ver jamás - digo con mucho coraje y entro al baño. - Cuando salga no te quiero ver aquí - cierro la puerta con fuerza.
Tengo tanto coraje...coraje con Sam pero mucho más conmigo misma. ¿Cómo pude haber caído así? pienso mientras restrego mi cuerpo quitando todo recuerdo de la noche anterior. Definitivamente que Sam es un egoísta de mierda, no sé ni por qué me casé con él. - ¡Culpándome a mí! Pfff...- digo en voz alta sacando el champú de mi cabello. Nasire, mi Nasire no sé qué hará si se entera de esto pienso negando con la cabeza, bueno a la final no estamos en una relación formal así que no es que le he sido infiel, me trato de convencer.
Finalmente llego a Florida y llamo a Joselyn para que me recoja y así poder contarle de mi pesadilla. Lo primero que hago cuando subo a su auto es encender un cigarrillo. - No te ves bien... - dice ella pasándome el encendedor. - Cómo voy a estar bien si tuve sexo con Sam anoche - digo entre dientes mirando por la ventana.
- ¿Qué tú me estás diciendo Anabel Montoya? - dice frenando el auto casi causando un accidente. - Espérate, déjame estacionarme aquí - dice avanzando un poco y entramos al estacionamiento de un pequeño local. - Okay cuéntame cómo es que te fuiste con los McMillan pero terminaste con ese idiota - dice encendiendo un cigarrillo. Suspiro y le hago la historia completa dejándola sin palabras.
- ¿Pero lo disfrutaste? - pregunta mirándome con la esquina del ojo. - Estaba completamente ebria Joselyn...una cosa que me dijo él es que lo llamada Ojitos - comento haciéndola reír a carcajada contagiándome a mí también.
- ¿Le vas a decir a Nasire? - pregunta antes de que me baje del auto al llegar a mi casa. - No lo sé - respondo. - No tienes que decirle si no quieres, ustedes no han hablado de parámetros ya que no tienen una relación - me reconforta. - Una cosa sí estoy segura y es que después de decirle sus verdades de frente me siento más liberada - comento.
- Espero que ya te deje en paz y no te moleste después de haberle dicho la verdad en su mismísima cara - dice para hacerme sentir bien. - Ay Joselyn, ¿qué me voy hacer sin ti? - digo sonriendo negando con la cabeza. - Múdate a Marruecos y así estaremos más cerca - responde levantando las cejas haciéndome reír. - Si fuera así de fácil - digo poniendo los ojos en blanco. - Pero tampoco es imposible - dice encogiéndose de hombros. - Veremos...gracias por traerme, recuerda que en unos días salgo de viaje - le recuerdo. - Me lo recuerdas casi todos los días Anabel... - dice riendo. - Es la emoción de que voy a ver Nasire - sueno como adolescente. - Pero me mantienes al día con lo de los preparativos para la fiesta de cumpleaños de los gemelos - le pido. - Por supuesto... - asiente con la cabeza y nos despedimos con un beso en la mejilla.
ESTÁS LEYENDO
Azul
RomanceAzul es una historia de romance que comienza cuando Anabel Montoya, una mujer de 40 años, sugiere un viaje a Marruecos con sus dos amigas en una noche de borrachera. Un viaje el cual les cambia la vida a estas tres amigas, en especial a Anabel al c...