Capítulo 6

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Entro a la habitación con cuidado de no hacer ruido, abro la puerta del cuarto de Beatriz y la veo rendida dormida con todo y vestido, ya sé cómo se despertará, diciendo que es la última vez que va a beber. Voy al cuarto de Joselyn, y como era de imaginar, está vacío. Debe estar con Pablo, se estaban flirteando tanto que ya sabía cómo iban a terminar la noche.

Mientras me ducho pienso en lo increíble que la pasé con Nasire. Esa escena del amanecer la voy a utilizar como inspiración para redecorar mi casa, así que cuando salgo del baño me voy al balcón y saco mi laptop para comenzar a trabajar en ello. De pronto alguien toca a la puerta. Al abrir es una chica del servicio – El Señor Nasire me ha enviado para llevar su vestido a la lavandería – comenta. Sonrío, que chico tan atento pienso. – Sí, un momento por favor – le digo y voy a mi habitación para buscar el vestido.

– Ay me muero, no vuelvo a beber – me dice Beatriz cuando me cruzo con ella por el pasillo haciéndome reír. – Dúchate, te voy a pedir una sopa milagrosa – le digo y continúo mi camino hacia la puerta. – Aquí está, muchas gracias. Una cosita más... ¿puedo pedir una sopa Harira? – pregunto. – Con mucho gusto – responde. – Otra cosita... ¿el Señor Nasire trabaja hoy? – pregunto. – Sí Señorita, en este momento no está, pero regresa más tarde – responde. - ¿Algo más que necesite? – pregunta. – No, muchas gracias – respondo. – Bueno sí... - le digo cuando ya se va a marchar. – ¿Hay algún lugar dónde pueda conseguir útiles para hacer pinturas? – le pregunto. – Sí Señorita, en el centro comercial que está muy cerca de aquí. ¿Le llamo un taxi? – pregunta. – Sí por favor, llame a este número para ver si está disponible y que me recoja en media hora – le digo escribiendo el número de Hadir en un papel. – Con mucho gusto – dice nuevamente y se marcha.

- ¿Y tú a dónde fuiste? – pregunta Beatriz mientras come su sopa. – Después te cuento voy a salir un momento, no creo que me tarde mucho. – Está bien, gracias por la sopa, me siento muchísimo mejor me agradece. – Lo sé y por experiencia propia...después te cuento – digo, le doy un beso en la cabeza y me voy.

Afortunadamente encuentro todo los que necesito. Pinto cuadros abstractos como parte de mis diseños dependiendo si los clientes me lo piden y quiero hacerle uno a Nasire como agradecimiento. Llego y Beatriz está durmiendo otra vez, saco el canvas y las pinturas y me voy al balcón para hacer mi creación.

– ¿Y ese cuadro tan bonito? – pregunta Joselyn con una sonrisa de oreja a oreja cuando llega. – El bello amanecer en Tanger...un regalo para Nasire – respondo. – ¡Oh my God! ¿Dormiste con él? Ah no verdad que estaba con su novia – dice pensativa. – Yo no soy cómo tú – respondo haciéndola reír. – Ay si te cuento...ese hombre hace riquísimo el amor. Es una máquina, no para – dice risueña. – Mira hasta se me eriza la piel – dice mostrándome el brazo. – Wow, a este no le doblaste el pene como al último – digo a carcajada. – No este sí que es un hombresote duro, todo un semental – responde. – Bueno me ducho y nos vamos a la playa, este cuerpito necesita sol, arena y mar – dice con emoción y se marcha.

Hago los últimos retoques a mi obra de arte y recuerdos de ese momento vienen a mi mente haciéndome sentir feliz. Me sirvo una copa de vino y me recuesto de la baranda del balcón para mirar hacia la piscina y allí lo veo hablando con un grupo de personas. – Eres tan diferente Nasire – digo en voz baja admirándolo. – Vamos Bel, cámbiate, Bea ya está lista – dice Joselyn acercándose, mira hacia la dirección que yo observaba y me mira. – Jumm... - dice levantando las cejas. – Apúrate – dice dándome una nalgada haciéndome reír y sigo sus instrucciones.

Cuando bajamos nos lo encontramos al cruzar por la piscina. – Buenas tardes – nos saluda. – ¿Van para la playa? – pregunta. – Sí vamos un rato, ya sabes, a pasar tiempo de calidad entre amigas para recordar las locuras de juventud – responde Joselyn haciéndolo sonreír. – ¿Solo las tres? – pregunta. – Sí, hoy sí tenemos que contarnos cómo la pasamos anoche ya que cada una tomó su camino – ella responde. – Entiendo...Ismail, por favor lleva tres sillas y toallas a la playa – le pide a un chico que pasa por el lado de nosotros. – Ismail las atenderá para lo que necesiten – nos indica. – Disfruten – dice asintiendo con la cabeza, es tan educado que parece de otro planeta. – Ustedes me confunden – dice Joselyn en voz baja. – ¿Ustedes? ¿A qué te refieres? – pregunto, ella me mira, pones los ojos en blanco y seguimos caminando.

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