Capítulo 17

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Por los primero minutos vamos en silencio. Estoy tan nerviosa, a la vez demasiado feliz teniendo a mi Ojitos a mi lado. - Si quieres te puedes quedar conmigo en el hotel, según lo que escuché tu casa es un poco retirada - sugiere. - Es más o menos una hora, no es tan lejos... ¿qué te parece si mejor no paramos en ningún hotel y te llevo conmigo a mi casa? - sugiero sonriendo. - Me gusta tu sugerencia mucho más - responde poniendo su mano en mi muslo.

- Mi Ojitos...me has hecho una falta increíble... - digo y me le quedo mirando. Me hago hacia un lado de la carretera y pongo el auto en Parking. - No puedo más, necesito besarte... - digo agitada y nos acercamos para devorarnos. - Nasire, solo tú me enciendes de esta manera... - digo pegada a sus labios metiendo mi mano por su pantalón. - Mmm...Anabel - dice entre dientes....

- Anabel ya cambió la luz - dice Nasire despertándome de mis pensamientos. - ¿Segura que quieres que vaya a tu casa? No me molesta si necesitas tiempo, sé que llegué de improvisto - pregunta. - ¿Y dejarte después que te tengo cerca de mí?... - respondo haciéndolo sonreír. - Tenía nervios que ya te hubieses olvidado de mí - dice acariciando mi muslo. - Nasire te pensaba todo los días. Te parecerá una locura porque solo compartimos tan poco tiempo, pero cuando llegué acá me sentía sola sin ti. Mi consuelo era ver tus fotos, tu recuerdo me daba compañía - digo haciendo que sus ojos brillen más de lo normal. - Me alegra saberlo Anabel, esas palabras me hacen ser el "chiquito" más feliz - comenta haciéndome reír. - Mi chiquito de ojitos hermosos - digo entre risas, él toma mi mano y la besa.

El resto del camino me va contando cómo fue que conoció a Scott, fue a través de un cliente de su hotel, un señor multimillonario árabe. Trabajó muchos años en el ambiente petrolero y se unió con Scott para invertir en el desarrollo de parques eólicos. Y en una de sus estancias en su hotel le comentó a él y él a Pablo y así comenzó la sociedad. Él entró como socio minoritario ya que su capital invertida no fue tan grande como las de los demás, pero al ser el más joven del grupo ha propuesto muchas ideas muy innovadoras, así que decidieron que entre Scott, Pablo y el Sr, Haquim, pagarle por su ingenio para que su inversión sea la misma que la de ellos y repartir las ganancias por partes iguales. Mientras él conversa me da otra vez ese pensamiento que él debe de disfrutar todo eso con alguien de su edad y no con una mujer la cual le llegará la menopausia en unos cuantos años más.

Mi corazón comienza a palpitar fuerte cuando llegamos a mi casa, por alguna razón me siento nerviosa de tenerlo aquí en mi casa. Mi casa es un poco diferente a las casas tradicionales americanas, es de una sola planta de forma asimétrica con muchas paredes de cristal, Sam la diseñó a mi gusto.

- Bienvenido - digo cuando entramos. - Wow Anabel...un pedacito de Marruecos en Florida, me siento honrado - dice feliz. - Inspirado en lo que sentí estando contigo - respondo tomando su mano para enseñarle todo, el color predominantes por supuesto es el azul.

- Hasta el aroma...huele a una mezcla de argán, naranja y tu esencia - comenta sonriendo y me hala hacia él. - No sabes cuánto añoraba tenerte en mis brazos Anabel y poder besarte y poder sentir tu agitada respiración contra mi pecho, tus nerviosas manos en mi cuerpo... - dice, su rostro y mi rostro están muy cerca, sus labios rozan los míos mientras habla. - ¿Nerviosas manos? - pregunto sonriendo. - Sí...como ahora - responde y me besa. Ay madre santa, me tiemblan las piernas.

- Una cosa es recordar tus labios y otra mucho mejor es besarlos y saborearlos - dice rozando sus labios con los míos. - ¿Me hiciste caso y saliste con otras chicas? - pregunto. - ¿Es importante para ti hablar de ese tema? - pregunta acariciando mi brazo, yo respondo encogiéndome de hombros porque con su pregunta me doy cuenta que lo he incomodado, de todas manera quiero saber, la curiosidad me está matando.

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