Capítulo 14

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- Amiga disfruta de tu Pablo. No te preocupes por mí, pero eso mantente en contacto por WhatsApp o por email. Y no te preocupes, dejaré todo pago aquí en el hotel, cuando regreses ajustamos cuentas – le digo a Joselyn despidiéndome con un abrazo ya que me ha acompañado a esperar por Nasire. – Me siento mal porque viajarás sola – dice con tristeza. – Ay ya ni que fuera una niña, además sé que iré durmiendo todo el tiempo – respondo y nos quedamos mirando a Nasire quien viene acercándose.

– Quiero agradecerte por todas tus atenciones, el servicio de este hotel es excelente, tenlo por seguro que lo recomendaré a todos mis conocidos. Pero te agradezco mucho más por hacer que Bel la haya pasado increíblemente especial, ella más que Bea y yo se merecía este viaje y conocer a alguien como tú – le dice Joselyn. – Me alegra saber que disfrutaron su estadía, es mi placer poder servirles. Anabel es una mujer muy especial, así que se merece que la traten como tal y me siento honrado que me hayas dado la oportunidad de conocerte y pasar experiencias inolvidables – dice mirándome.

- Oh wow... – dice Joselyn sorprendida. – Bueno amiga que tengas un lindo viaje, nos vemos en una semana. Dale besos a los gemelos de mi parte – dice Joselyn abrazándome. – Se los daré – digo sonriendo. Luego se voltea y se despide de Nasire diciéndole algo en secreto - Lo sé, no te preocupes – él le responde. Los miro y niego con la cabeza, me despido de ella una vez más y nos marchamos.

Estamos saliendo del hotel y recuerdo que no he cerrado la cuenta para que me hagan el cobro a mi tarjeta de crédito. – ¡Oh wow me iba a ir sin pagar! Me tienes ansiosa – le digo al oído. – No tienes por qué pagar Anabel – responde. – No Nasire, no me quieres ver enojada – digo riendo y sin darle tiempo de decir nada regreso para dejar todo pagado.

Cuando salgo por la puerta Nasire está ya en su auto esperando por mí, el chico del valet me abre la puerta y al entrar está en el teléfono hablando en árabe, así que lo escucho. – Te oyes tan sexy cuando hablas en árabe – le digo cuando termina la llamada haciéndolo sonreír y pone su mano en mi muslo. - ¿Te gusta tener contacto con mi cuerpo? – pregunto sonriendo acariciando su mano. – Todo el tiempo posible – responde besando mi mejilla y nos marchamos.

– Nasire... siempre te recordaré como mi delicioso chiquito de ojos hermosos – digo acariciando su rostro cuando nos estamos despidiendo en el aeropuerto. – Yo quiero seguir en contacto contigo Anabel, no podemos dejar esto así – dice besando mis manos. – No Nasire...mejor no – digo mirando sus encantadores ojos. – Anabel... - va a decir algo y lo interrumpo. – Hagamos algo...conoce otras mujeres, sal con ellas, experimenta...sí todavía piensas que quieres estar conmigo, entonces búscame, aquí está mi dirección de email – digo escribiéndola en un papel que encuentro en mi cartera.

– Anabel no quiero discutir, no te quiero incomodar, no te voy a buscar. Pero ten en cuenta que cuando yo tomo una decisión es bien pensada, he analizado los pros y los contras. Así que cuando estés lista para tu tesoro marroquí, sabes dónde encontrarme. Yo estoy muy seguro que el destino nos volverá a unir en algún momento – dice acariciando mis brazos. – Si el destino nos une inesperadamente te prometo que aceptaré intentar contigo porque me encantas...pero solo si el destino así lo quiere – digo sonriendo. – Perfecto – responde sonriendo y nos besamos por última vez.

– Adiós ojitos, gracias por todo, si no hubiese sido por ti no hubiese podido hacer lo que hice como tampoco disfrutar estas vacaciones. Lo digo por haber tenido la experiencia de conocer a alguien como tú – digo abrazándolo tan fuerte como puedo. – Te admiro chiquito – digo y nos volvemos a besar. – Gracias Anabel por la experiencia, me hiciste sentir el hombre más afortunado del mundo. Eres una mujer excepcional, maravillosa, exquisita – dice sonriendo provocando que lo quiera desnudar y comérmelo de pies a cabeza. Nos volvemos a besar, nos miramos a los ojos y me marcho sintiendo una punzada en mi pecho.

14

Después de un largo viaje por fin llego a mi casa. Está oscura al igual que mi ánimo ya que lo primero que vino a mi mente cuando abrí la puerta es Sam y el divorcio. Dejo mi equipaje en una esquina de mi habitación y me tiro en mi cama a desahogar el agobio que siento. Ya no puedo ir en busca de mi chiquito para que me alegre el día.

Me siento estúpida llorando como una niña, lo bueno es que poco a poco me voy reponiendo. – Nasire ya te extraño – digo y me dan deseos de llamar al hotel, pero me abstengo. Me quedo sentada en la cama pensando en tantas cosas y cuando levanto la mirada y me miro en el espejo parezco un espantapájaros. – ¡Madre mía, parece que tuve una pelea con un oso! – digo y me voy a duchar. El resto del día me quedo arreglando todo, lavando ropa, limpiando la casa para mantenerme ocupada y no darle chance a mi mente a pensar en mis preocupaciones.

Y así cada día que pasa trato de mantenerme ocupada, ya he comenzado a remodelar mi casa. Me levanto y me acuesto pensando en Ojitos, él ha sido mi inspiración en todo el proceso. He tratado de reunirme con Beatriz, pero como siempre, algo pasa a última hora y siempre cambia los planes. Ya ha pasado una semana y no he podido ver a los gemelos, muero por darles todos sus regalos. Joselyn la está pasando de maravilla y ha decidido quedarse más tiempo, al ser maestra tiene todo el tiempo del mundo ya que están de vacaciones por el verano.

Estoy feliz preparando una sangría para celebrar que no tengo que presentarme en corte para finalizar el divorcio y ya en unas semanas más estaré oficialmente divorciada. Voy por media jarra de la sangría, me siento tan bien. Hago una cita con mi estilista, quiero hacerme un cambio de look más moderno y luego me pongo a pagar mis cuentas. Al entrar a la página de internet de mi tarjeta de crédito me doy cuenta que la estadía del hotel no la han cobrado, ni tampoco está el cargo pendiente. Llamo al banco para ver si ha sido algún error o si se cobrará en el siguiente periodo, pero me indican que no hay ninguna transacción hecha. – Nasire...ésta es una buena excusa para llamarte – digo con emoción buscando el número de teléfono del hotel.

Miro la hora y allá son las 5:30pm espero que estés trabajando pienso mientras espero a que contesten la llamada. La chica responde el teléfono así que le explico lo sucedido.

Mi corazón va a mil por hora cuando me dice que va a transferir la llamada al supervisor. Después de un minuto de espera escucho su voz – Anabel buenas tardes – me saluda y por su tono de voz sé que se está sonriendo. – Buenas tardes Nasire, supongo que sabes por qué te estoy llamando – digo sonriendo. – Claro, me llamaste porque querías escucharme – responde el muy sinvergüenza. – Sin duda alguna... - respondo sin pensar. – Me alegra saberlo – dice riendo. – No...te estaba llamando porque no hicieron el cobro a mi tarjeta, no es justo. Siento que debería haber pagado el doble con las atenciones y el servicio para con nosotras – continúo. – Lo siento, pero ya no tenemos la información de tu tarjeta de crédito, si quieres que se te haga el cobro tienes que venir en persona – dice y ríe.

Cuando voy a hablar me interrumpe – No te preocupes Anabel, en serio fue nuestro placer servirles...y conocerte también – comenta. – Bueno si el destino nos vuelve a unir te lo pago en persona – sugiero. – Me parece excelente tu propuesta – dice en tono sensual. – Ay Ojitos te escuchaste rico – el efecto de la sangría comienza a actuar. – En un par de semanas seré una mujer divorciada estoy tan feliz. Bueno también porque comencé con la redecoración de mi casa, tú has sido mi inspiración, te he pensado todo el tiempo...todo el tiempo. Y me arrepiento de no haber tenido sexo contigo, es más cuando me llevabas al aeropuerto te iba a brincar encima cuando pasábamos por aquel lugar desolado - me doy cuenta que estoy hablando de más y me quedo en silencio.

- Anabel...creo que estás ebria – me dice. – No...yo no – respondo. – Lo sé por tu tono de voz, además que hablas y no tomas ni aire – continúa haciéndome reír. – Nasire, te extraño un mundo, me tengo que ir, pero hazme un favor – digo mordiendo mi labio. – Piensa en mí en todo momento...en todo momento – le pido. – Lo hago Anabel, créeme que te pienso en TODO momento – responde de forma sensual. – Adiós Ojitos – me despido. – Adiós Curiosidad, y come algo antes de que sea muy tarde – se despide y terminamos la llamada. ¡Argh! Cuánto daría por estar con él pienso. Me quedo pensativa unos segundos, miro mi vaso de sangría y me voy a la cocina para guardar lo que queda y prepararme algo de comer, como mi Ojitos me ha pedido.

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