Capítulo 25

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Después de llevarme a recoger mi auto llegamos a la casa. - Ahora sí Nasire, hablemos. Dijiste un comentario que me tiene muy inquieta. ¿A qué te referiste con "aunque sí de lo que dices"? - pregunto tan pronto entramos porque no puedo aguantar más. - Creo que sabes a lo que me refería - responde. - Nasire por favor no seas un niño - respondo enojada. - Joder Anabel la que está actuando como niña eres tú - dice también enojado. - Te quedaste en silencio cuando él preguntó quién yo era...y ni siquiera te disculpaste conmigo - dice sorprendiéndome pero a la vez me enojo mucho más. - Nasire, hace solo tres días que regresaste ¿qué pretendes? ¿Que ya esté diciendo que eres mi novio así tan fácil? Parece que tu análisis no fue tan profundo... - digo con tono de voz fuerte. - ¿Ahora te burlas de mí? - pregunta ofendido. - Me voy a duchar y por favor no me sigas - dice con enojo y se va.

- Mierda Anabel, sabes que estas mal, esta falla es tuya por darle esperanzas tan rápido - me regaño a mí misma. Quiero ir a la habitación pero me abstengo ya que él me ha pedido que le dé su espacio. Me siento horriblemente mal, mientras me sirvo una copa de vino me pongo en su zapatos y se me parte el corazón. Espero y espero, pero no aguanto más y me voy a la habitación.

Lo encuentro solo con el pantalón de su pijama sentado en la esquina de la cama escribiendo en un cuaderno. - Disculpa Nasire, tienes todo el derecho de estar molesto conmigo, pero también entiende que por más que tú quieras que las cosas sean diferentes, lamentablemente no lo son. Como te dije anteriormente, tengo mucho equipaje que traer conmigo a esta relación. Tú te mereces estar en una relación sin tantos problemas, en una relación que no venga arrastrando un sin número de inconvenientes, una relación en la cual ambas personas descubran lo bueno y lo malo de la vida a la misma vez, que experimenten cosas que para ambos sea la primera vez - digo con un nudo en el pecho.

- Te entiendo Anabel, te pido disculpas también. Pero tienes toda la razón, necesitamos más tiempo - comenta, siento una puñalada en el estómago. - Te propongo algo, no le pongamos nombre a esto, no quiero que te sientas obligada a nada. Sé que te gusto y sabes que estoy... bueno sabes lo que siento por ti. Hagamos esto sin compromiso alguno, disfrutemos de los momentos que estemos juntos - sugiere guardando el cuaderno en su bolso. - ¿Amigos con beneficios? - pregunto. - Mejor...amantes sin compromiso - dice sonriendo. - Okay - respondo, pero a la vez me pregunto si eso es lo que realmente quiero.

Me mira y se acerca - ¿Dejamos el enojo atrás? - pregunta jugando con mi cabello. - Sí, la verdad que tuvimos un día muy bonito para dejar que alguien insignificante lo arruine - respondo. Él me mira con ternura acariciando mi rostro - Eres mi mujer, mi princesa... y hago cualquier cosa para no perderte - dice sonriendo un poco. Niego con la cabeza y lo beso en los labios. - Me voy a refrescar, ¿salimos a cenar? - pregunto. - Cuando salgas nos ponemos de acuerdo - responde, asiento con la cabeza y entro al baño.

Mientras me ducho pienso en lo que Nasire sugirió, es una buena manera de seguir juntos sin presionarme, mi chiquito siempre dándome la razón. Es como si fuera mi protector hasta de mi bienestar. ¿Cómo me puedo negar a él? pero a la misma vez me siento muy egoísta. Que diferente es Nasire a Sam quien pensaba que el mundo giraba alrededor de él. Lo cual al principio fue una de las cualidades que me encantaba de él pues era muy seguro de lo que hacía y me parecía sumamente sexy, pero ya después se me hizo la persona más arrogante que jamás haya conocido.

Todo era a su conveniencia, tenía un poder de persuasión increíble siempre me asombraba cómo la gente hacía todo lo que él decía, hasta yo y me arrepiento tanto de muchas cosas que dejé de hacer por complacerlo a él. En cambio Nasire me hace sentir que primero estoy yo, después yo y luego yo, pero ¿hasta cuándo? No quiero ni puedo volver a vivir lo que Sam me hizo pasar. Me termino de secar el cabello convencida que la propuesta de Nasire me va a ayudar a poner mi mente en orden , me pongo mi bata de baño para cubrir mi cuerpo y salgo.

- Sorpresa - dice Nasire sonriendo cuando llego a la cocina. - Traté de hacerte una ensalada de queso porque sé que es uno de tus platos marroquís favoritos - dice moviendo la silla para que me siente. - Eres maravilloso Nasire - digo sonriendo mientras me siento. - Te quería para mí solamente, así que decidí preparar algo de comer para no salir. No te garantizo que esté bueno, pero lo hice con toda la pasión que siento por ti - comenta sonriendo.

- Yum... Nasire está deliciosa - digo asombrada, él la prueba y sonríe - La verdad que sí está buena - dice con humor haciéndome reír. - Los gemelos juegan muy bien al baseball, son muy graciosos - comenta. - Son mi adoración - digo sonriendo tomando un sorbo de vino. - ¿Y el papá? ¿Los abandonó? - pregunta. - En una temporada Bea se alejó de nosotras, es muy común en ella desaparecerse. En ese tiempo ella conoció a un hombre, se enamoraron, y pues ella quedó embarazada pero nunca le dijo para no troncharle su futuro profesional - le explico.

- Con todo el respeto que ella se merece, pero me parece que su decisión ha sido muy egoísta. Los niños merecen conocer a su padre y su padre merece conocerlos a ellos también - comenta. - Siempre que hablamos con ella del tema se enoja, y para evitar peleas ya no le decimos nada. Joselyn y yo la admiramos porque realmente ha sido una madre excepcional, los gemelos son muy educados, estudiosos, aplicados, amorosos...son mis niños - digo sonriendo. - Sí, realmente es fácil encariñarse con ellos - dice y toma un sorbo de vino.

Lo observo, su rostro es tan definido, imagino sus gestos cuando estamos teniendo sexo. - ¿Todo bien? Te has quedado en silencio - pregunta. - Me matas Nasire - digo levantándome de la silla y me siento en sus piernas, él enseguida pone sus manos en mis nalgas.

- Esta bata me trae tanto recuerdos... la llevabas puesta en el hotel cuando pensé que te perdía por culpa de la llegada del innombrable. Sentí que no llevabas ropa interior cuando me abrazaste, temí perder el control cuando tus pechos tocaron mi pecho - dice desamarrando el cintillo de la bata y comienza a acariciar mis senos suavemente exactamente como a mí me gusta. Enseguida mi sexo se excita - Nasire, solo con esas caricias me enciendes - digo disfrutando lo que mi cuerpo siente.

- ¿Y con éstas? - dice entre dientes acariciando mi sexo. - ¡Oh! - gimo y cierros mis ojos entregandole mi cuerpo. Mientras hace malabares con sus manos, su boca saborea mis senos. Cada vez que su lengua pasa por mis pezones, siento una aguda corriente en mi vientre haciéndome tensar los músculos provocando un intenso orgasmo. Nasire se levanta, tira los platos al suelo, me acuesta en la mesa y me penetra. Me mira intensamente estudiando el placer que me hace experimentar. Su fascinación con mi cuerpo me hace sentir más suya que sus propios pensamientos. Y esto me hace querer más de él.


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