Capítulo 41

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Todo ha pasado tan sorpresivamente que todavía estoy incrédula de su aparición. Me ducho y como dejé la ropa doblada en el cuarto de laundry, cubro mi cuerpo con la bata de baño. Llego a la sala y lo observo mientras está viendo algo en su celular. - Realmente estas aquí - le digo haciendo que levante la mirada. - Ven - dice dándole palmadas al mueble para que me siente a su lado.

- Hueles delicioso - dice sonriendo sensualmente acariciando mi mejilla quedándonos mirándonos. - Quiero pedirte perdón por mi reacción Anabel. No pude evitar enojarme, me puse muy celoso, quería buscar a ese idiota y romperle la cara. Luego leí tu nota, la leía todos los días hasta que por fin pude ver más allá de la ira y pensé que estaba siendo egoísta...tú supiste que me acosté con Samira y no te enojaste... - comenta.

- ¿Qué?... - digo levantándome de un solo brinco del mueble. Imágenes de él y ella teniendo relaciones sexuales vienen a mi mente y me empiezo a acalorar. Él me mira sorprendido y se levanta también. - ¿Cuándo me enteré yo de eso? - mi respiración es muy rápida, siento que me falta el aire. - Me dijiste que escuchaste nuestra conversación... - su respiración también es rápida. - ¿Cuándo le hiciste el amor a Samira, Nasire? - le pregunto en tono fuerte. - Cuando me fui de aquí, después de unos días ella regresó de Francia... - responde pero no lo dejo terminar. - ¿Entonces le hiciste el amor? - pregunto sintiendo un dolor muy fuerte en mi pecho. - No...no le hice el amor...estoy nervioso Anabel - responde, noto que está muy asustado. - Tuvimos sexo... - continúa y siento náuseas. - Necesito aire - digo y salgo al patio. Me acuerdo que Joselyn dejó los cigarrillos así que entro por la cocina, los saco y vuelvo a salir al patio.

Parezco loca dando vueltas todo por culpa de los pensamientos de ellos dos en la cama. Miro hacia adentro y lo veo con su cabeza apoyada de sus manos. - Mi chiquito - digo en voz baja, lo observo mientras siento que me calmo un poco. No le puedo reprochar nada pues yo también hice lo mismo. Después de fumarme el cigarrillo entro para terminar esta conversación.

- Esta va a ser la última vez que hablaremos de esos encuentros...pregúntame todo lo que quieras saber y contéstame todo lo que yo quiera saber por más doloroso que pueda ser la respuesta. ¿Trato hecho? - sugiero, él responde asintiendo. - ¿Qué te hizo acostarte con ella? - pregunto, depende de su respuesta sabré si me dirá la verdad o no. - Te hice casi y estuve con otra mujer - responde, me vuelve a dar náuseas. - ¿Qué sentiste? - pregunto, creo que no quiero saber la respuesta. - Placer - responde sin mirarme a los ojos.

Me levanto y comienzo a caminar por la sala, siento que mi corazón se me va a salir por la boca. - ¿Fuiste su primera experiencia? - si me responde que sí me tendré que dar por vencida y dejarlo ir aunque me duela. - No...tiene experiencia - responde, ahora vienen a mi mente de ella como una máquina sexual y él debajo de ella disfrutando. - Vamos afuera...necesito un cigarrillo - le digo y salgo al patio.

- Eso es un mal hábito - comenta, pero lo ignoro y lo enciendo. - ¿Lo disfrutaste? - pregunto. - Sí...pero fue diferente... - responde apenado. - ¿Por qué con ella? - me aterra lo que pueda contestar. - Samira no iba a pensar que jugué con ella...por nuestro pasado - responde tragando fuerte. - ¿Te hizo sentir cosas que no sientes conmigo? - pregunto, siento taquicardia. - Sí... - responde, esta vez me mira a los ojos, esta vez mis ojos se llenan de lágrimas. - Anabel...no te niego que sentí placer...soy humano...ya experimenté lo que es tener sexo, fue muy diferente a lo que siento cuando estoy contigo. Fue un momento vacío, muy superficial. Me di cuenta que lo que tengo contigo es más que verdadero y no lo cambio por nada del mundo princesa. Es contigo con quien quiero estar, es a ti a quien quiero amar, eres tú mi felicidad, eres tú la mujer de mi vida y no quiero perderte... - dice con voz temblorosa limpiando mis lágrimas.

- Duele todo lo que me dijiste...pero te agradezco tu sinceridad Ojitos - siento que su cuerpo se relaja un poco. Se acerca para abrazarme, estar entre sus brazos me hace relajar también. - Ahora es tu turno...hazme todas las preguntas que me quieras hacer - digo despegándome un poco de él.

- Solo tengo una...cuando me decías que tenías sexo conmigo... ¿en realidad eso era? - me pregunta. - No Nasire, en realidad sentí mucho más que placer carnal pero no lo aceptaba por la vulnerabilidad de mi estado - respondo. - Te amo princesa, por favor ten eso bien presente siempre. No quiero estar con nadie que no sea contigo, no quiero otro cuerpo que no sea el tuyo, no quiero otro amor que no sea tu amor... - dice pero lo interrumpo con un intenso beso y nos quedamos abrazados por unos minutos. Estoy asimilando todo lo que ha ocurrido en menos de una hora. De algo estoy muy segura y es que después de escuchar sus respuestas siento que mis sentimiento hacia él han aumentado y que estoy lista para demostrarle al mundo entero que él es mi pareja.

El timbre de la puerta suena y como estoy con mi bata de baño, Nasire decide en atender a quien sea que está tocando. Mientras, me voy a la habitación, vuelvo a llenar la bañera con agua tibia y espumas y enciendo las velas.

- Era del aeropuerto, me trajeron mi equipaje - lo escucho que me dice. - Necesito relajarme un poco...pienso que tú también así que estoy preparando un baño de espumas - digo acercándome para desvestirlo. - Te traje un regalo - dice besando mis manos y abre su maleta para sacar una caja. - Ten - dice sonriendo, al abrir la caja en una hermosa hookah pequeña, por supuesto color azul. - Está preciosa...gracias. La voy a poner en la pequeña mesa de la entrada - digo besando sus labios y aprovecho para terminar de desvestirlo.

- Cuanto extrañaba este cuerpito de piel juvenil - digo acariciando su pecho haciéndolo reír. - Y yo este maravilloso cuerpo femenino - dice desamarrando el cintillo de la bata y acaricia mi cintura erizándome toda la piel y por supuesto excitando mis pezones. - Eres hermosa princesa - dice mientras sus ojos pasean por todo mi cuerpo al terminar de quitarme la bata. Lo miro y comienzo a besar su pecho mientras mis manos abre su jean, continúo besando su increíble abdomen y le bajo sus interiores encontrándome con su perfecto pene. Cuando lo meto en mi boca él deja escapar un jadeo pero toma mis manos y me levanta. - Estoy demasiado sensible y deseoso por ti...déjame complacerte a ti primero - dice agitado y me empuja lentamente para que me acueste en la cama. Mis piernas se abren automáticamente dándole espacio para que me devore. Mientras su lengua viaja por mi sexo sus manos acarician mis senos. - Sí... - gimo al hacerme llegar, enseguida se acomoda y entra en mí con fuerza. - Oh Anabel... - jadea mientras se hunde en mi sexo. Mis senos están pegados a su pecho, piel con piel. Sus labios están pegados a los míos, nuestras lenguas se aman al igual que lo hacemos con nuestros cuerpos hasta que llegamos a un increíble clímax.

- ¿Y esto? - pregunta al notar el tatuaje. Levanto el brazo para poder mostrarle. - Azul - lo lee y se sonríe. - ¿Te gusta? - le pregunto. - Me encanta princesa - responde dándole un beso. - Algo sencillo pero significa muchísimo para mí - digo sintiendo cosquilla cuando lo besa. - Fue como tenerte grabado en mi cuerpo en tu ausencia - continúo. - Anabel...Anabel cuanto te amo - dice y me besa tiernamente en los labios. - ¿Quieres darte el baño de espumas? - pregunto. - Está bien y luego nos vamos a cenar, ¿qué te parece? - pregunta. - Perfecto Ojitos - respondo mirando esos hermosos ojos azules que me hechizaron desde el primer instante que lo vi.


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