Completamente sola

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Las horas pasan y la desconocida aún no abre sus ojos. Le he cargado a casa, y ya que Urokodaki-sama dormía he decidido no molestarle y recostarla en mi futon.

"Me pregunto cuanto tiempo habrá corrido por aquel lugar, su cuerpo no ha podido resistir todo aquel esfuerzo" pensé mientras cambiaba la toalla humedecida de su frente con la cual intentaba bajarle la temperatura.
Su rostro enrojecido ardía en fiebre, si bien se ve mejor a cuando recién llegábamos a casa no puedo evitar sentirme preocupado.

Tomioka quedó mirando fijamente aquel delicado panorama, su piel parecía cual blanca y fría porcelana, decorada con aquel rubor, que aunque denotaba enfermedad, le hacía ver bastante tierna. Ese pensamiento hizo poner nervioso a aquel chico, que inconscientemente dirigía su mano con suavidad para poder despejar el rostro de la chica de unos mechones de pelo que caían sobre sus ojos...

-Ejem.. - ingresa a la habitación un sonriente Sabito, aclarando su garganta, quien al ver la escena no pudo desaprovechar la oportunidad para molestar un poco a su mejor amigo - ¿bastante linda verdad?

Tomioka se incorpora de golpe, completamente ruborizado ¿Acaso su compañero había podido leer sus pensamientos?

-Tssk.. Yo.. - Se había quedado sin palabras, la verdad nunca había experimentado esto y no tenía excusas para defenderse de su amigo. - Su temperatura sigue alta, estoy preocupado, jamás me he encargado de un enfermo, no me siento capaz de..

-Lo has hecho bien, Tomioka-kun, puedes descansar, ahora me encargaré yo - no pudo terminar de hablar cuando fue interrumpido por una dulce voz femenina.

Makomo se asomó desde atrás de Sabito, quien se encontraba en la puerta de la habitación, acercándose a donde se encontraban Tomioka y la pequeña dormida

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Makomo se asomó desde atrás de Sabito, quien se encontraba en la puerta de la habitación, acercándose a donde se encontraban Tomioka y la pequeña dormida.
Tomioka le dedicó una cálida sonrisa, y agradeciéndole se retiró, dejando a los 3 chicos en la habitación.

-Tomioka-kun está cambiando, no te parece ¿ne Sabito? - sonrió aquella chica- por fin está comenzando a actuar y decidir por su cuenta, creo que dentro de poco será alguien con confianza en sí mismo - dijo mientras se acercaba a la chica que yacía dormida para poder seguir cuidándola.

-No tienes de qué preocuparte Makomo, Giyuu-kun es un chico fuerte, cada día entrena bastante duro, y además tiene un corazón muy cálido y alegre, solo falta que el se de cuenta de ello. Me retiraré para ir a dormir, buenas noches Makomo-chan - dicho esto, juntó la puerta de la habitación y se dirigió a su cuarto, donde le esperaba un profundamente dormido Tomioka, ocupando la totalidad de su futon.

-Lo hiciste bien, Giyuu.. -

Habían transcurrido ya dos días desde aquel incidente, y podíamos observar a un chico de cabello negro y un profundo mirar color azul sentado junto a su futon, donde una delgada y pálida chica se mantenía dormida, lo cual al parecer era contagioso, ya que Tomioka no podía soportar el peso de sus párpados y terminó cediendo.
Cuándo volvió a abrir sus ojos vio con sorpresa que se encontraba en medio de un bosque nocturno "¿Como he llegado acá?", se incorporó y comenzó a caminar esperando encontrar a alguien que pudiera responder su interrogante.

Llevaba un buen tiempo caminando sin tener éxito en su búsqueda cuando visualizó un bello resplandor dentro del bosque, tenía unas tonalidades rosadas, no, moradas, espera, nuevamente son rosadas... "¿Aurora boreal? Imposible". No lo pensó dos veces cuando se dio cuenta que ya estaba caminando hacia aquella luz.

De repente, algo se posa sobre su cabeza, esto le produjo cosquilleo así que pasó su mano por ella y descubrió que era una pequeña mariposa rosada. A esta le siguió otra, y otra, y otra, ya había perdido la cuenta de estas y sólo podía deleitarse en el centro de la danza de estas.
Era como si le llevasen directo hacia aquel resplandor mientras lo rodeaban en un bello baile multicolor.

-Tomioka-San.. Ne Tomioka-San.. - esto sobresaltó a nuestro ojiazul en gran manera ¿Eran las mariposas? ¿Como sabían su nombre? Pero no eran ellas, con algo de dificultad pudo ver a través de las mariposas la silueta de una chica en el lugar donde el resplandor era más brillante.

-Tomioka-San.. - No podía evitarlo, sus pies se dirigían lento, pero automáticamente hacia aquella chica.. Hada? No, no es un hada, sus alas son grandes y parecidas a las.. ¡Mariposas! - Nee Nee Tomioka-San..- repetía incansablemente aquella chica mariposa que ya se encontraba a quizás unos 5 metros de él, tenía curiosidad, quería llegar donde ella, y lo estaba logrando, si no fuera porque...

-AAAH! Duueele!! - exclamó.

- Tomioka-San! Ne Tomioka-San! ¿Estas bien? - unos brillantes ojos violeta estaban clavados en el chico mientras este se sobaba la cabeza para calmar un poco el dolor del golpe - ¿Sabito-San..? Eto ¿no crees que golpearlo para que despertara estaba demás?

-No puedo permitirle ser tan cabeza hueca como para no responderle a una dulce chica al repetir tantas veces su nombre- aseveró Sabito mientras levantaba su pulgar hacia aquella chica y le brindaba una enorme sonrisa. - Oe! Tomioka, no te despegabas del lado de esta chica para cuidarla y ahora la ignoras ¿Donde están tus modales?

Tomioka ocultó el rubor de su rostro mirando hacia al lado y abajo.. - Sumimasen.. - susurro a la chica que no quitaba su vista de encima de él - has de creer que soy un pésimo cuidador que toma siestas en vez de preocuparse, pero de verdad que yo.. -

-Jajajajaj ara ara, no pienses eso, To-mio-ka-San, Sabito-San me ha contado todo lo que has hecho durante estos dos días - se incorporó y se acercó lentamente para tomar las manos de aquel chico - Arigato.. - finalizó brindándole una hermosa sonrisa.

"To-mio-ka-San..." su nombre entrecortado no dejaba de hacer eco con el dulce sonar de aquella voz en su cabeza.

-Oe Tomioka ¿Estas bien? ¿No habrás contagiado fiebre? Tu rostro está muy colorado - exclamó Sabito con el único fin de incomodar más a aquel chico, ya que este lo conocía tan bien que sabía perfectamente a que se debía ese repentino cambio de color en su pálido rostro.

-Tsk.. Estoy bien, iré a ayudar a Makomo-chan con el almuerzo, discúlpenme.. - Dijo retirándose, sin dar lugar a palabra alguna por parte de Sabito o de la chica.

-Makomo.. ¿Chan? -

-Makomo es nuestra compañera, estamos los 3 a cuidado de Urokodaki-sama, es como un padre para nosotros - comentó Sabito- todos hemos perdido a nuestra familia a causa de los demonios, por lo que hemos decidido recibir su ensañanza e instrucción para convertirnos en asesinos de estos.. - cuando terminaba de hablar se pudo percatar que la chica miraba el suelo con tristeza "¿Dije algo que le hizo sentir mal?".

-Es para lo que entrena oneesan.. - comentó cómo si le hubiese leído el pensamiento - es por ello que se marchó, quiere protegernos a ambas, pero yo no quiero ser un estorbo. Se que mi cuerpo es pequeño, débil y que quizás no tenga la fuerza suficiente para resistir, pero también quiero ser apta para cuidar a mi oneesan y a las personas que sean valiosas para mi.. - sus ojos comenzaban a volverse vidriosos, y Sabito al notarlo intento desviar sutilmente el tema.

-¿Tienes a alguien valioso en tu vida además de tu hermana? - preguntó curioso aquel chico.

-Espero, algún día, poder estar rodeada de personas que ame y quiera proteger, y que a su vez ellas sientan lo mismo hacia mi.-

-¿Eso significa que en este momento?.. - no sabía cómo decirlo sin sonar brusco..

-Exacto, me siento sola, Sabito-San, sin mi oneesan estoy completamente sola.

"Nunca se había sentido tan fracasado en un intento por cambiar el tema..."

"La luna está preciosa" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora