Celos

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Las damas comenzaron alegremente a desmantelar todos los preparativos del velorio. Una gran felicidad las embargó cuando la señora de la Finca transitó por aquel corredor para dirigirse hacia ellas.

Todo había sido un malentendido. Un horrible mal entendido.

Sin excepción, los mizunotos heridos habían recibido el tratamiento y los cuidados de sus heridas, trabajo que le llevó a Shinobu y las damas que le asistieron poco más de 3 horas sin cesar. Ahora, por fin, podía aquella mariposa entrar a su dormitorio para de un vez por todas curar sus heridas y descansar.
Se quitó su destruida y ensangrentada chaqueta y la dejó caer sobre una silla, no había tenido oportunidad de verse frente a un espejo. Su herida era bastante grande, necesitaría colocarse puntos.

Estaba ensimismada en sus pensamientos cuando una voz desde el otro lado de la puerta capta su atención.

- Oe, Shinobu-san - Sanemi, quien junto a Himejima se encontró apoyando en todo momento en la atención de los mizunotos estaba parado al otro lado de la puerta - ¿Tienes un momento? -.

La chica cogió su bata de levantar rápidamente y se la colocó para cubrir su cuerpo.

- Un momento, Sanemi-San - anudó aquella prenda a la altura de su cintura y se dirigió hasta la puerta para quitar el seguro, mientras tanto, repasaba las instrucciones que constantemente se daba a sí misma.. -.

"Ahora, ojos achinados y leve sonrisa, sin tensar las comisuras.. Listo" pensó al pasar por frente del espejo.

- ¿En qué puedo ayudarte Sanemi-San? - Aquella expresión.. Aquella maldita expresión que siempre lo atrapaba.

- Con Himejima ya nos vamos - el pilar desvío la vista hacia el piso mientras levantaba un brazo para rascar su cabeza - y bueno, quería.. Ambos queríamos saber como te encontrabas -.

- Ara ara, fue muy dulce de parte de ustedes haber ayudado hasta el final - dijo sin borrar la sonrisa de su rostro - por mi no se preocupen, iré a dormir un momento -.

Shinobu estaba lista para despedirse y cerrar la puerta de su habitación cuando sintió algo tibio que se deslizaba por su cadera, lo cual no pasó para nada desapercibido frente a Shinazugawa, quien cambió completamente la expresión de su rostro al ver como una gran mancha de sangre se expandía por el vientre de la chica.

(.....)

En otro rincón de aquella finca un chico de oscuro cabello y ojos azules como el mar se despedía de sus amigos para abandonar la enfermería y poder visitar a una chica que le tenía bastante preocupado.

- Sabito, más te vale cuidar bien de Makomo - dijo mientras emprendía camino sin una pizca de amabilidad, ya que aunque no quisiera aceptarlo, estaba bastante molesto con su amigo.

Iba doblando por la esquina de aquel corredor cuando una extraña situación le hizo detenerse.

Aquel tipo que había visto hace un rato atrás, a cuyo nombre no le prestó atención, se encontraba en la entrada de la habitación de Shinobu, la cual estaba vistiendo únicamente una bata de levantar.

El tipo de cabello claro colocaba sus manos sobre los hombros de la pequeña mariposa y comenzaba a llevarla hacia dentro diciéndole algo que él no alcanzaba a escuchar, simplemente vio como cerraba la puerta tras su paso quedándose a solas con la chica.

Giyuu sintió como la sangre comenzó a hervir dentro de él y a paso firme se acercó hasta aquel lugar. Pero antes de llamar a la puerta unos extraños sonidos le hicieron callar.

- Sa.. Sanemi-San detente por favor - pedía entre gemidos la chica -.

-¡Silencio! Necesito hacerlo ahora mismo -.

"La luna está preciosa" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora