De vuelta

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- Ya veo... Hace tiempo que no se daban estas situaciones entre mizunotos y pilares - Himejima-san cargaba en sus brazos a la pequeña mariposa mientras esta les relataba a ambos compañeros como es que la misión había terminado así.

-Solo es cosa de tiempo Shinobu, ya te ganarás sus respetos, Kanae-San pasó por lo mismo - aquel irreverente chico le dijo algo que ella desconocía, pues siempre creyó que todo el mundo había sido amable con su dulce hermana.

"Kanae-neesan, debió ser duro para ti también.."

Asi continuaron su camino estos tres pilares, con el sol del mediodía alumbrando sobre sus cabezas, Shinobu en brazos de un amable Himejima, que por segunda vez en la vida venía a su rescate, y Sanemi que con uno de sus brazos jalaba una carreta que de forma muy artesanal habían confeccionado para llevar a los heridos, el cual con su terco carácter se negó a que el otro pilar le ayudara a traccionar el artefacto, aunque en realidad no le generaba dificultad alguna.

Por fin después de unas horas de camino podían visualizar el pueblo a la lejanía, a pesar de todo el esfuerzo que aquello requería habían logrado llegar bastante rápido al lugar, y es que esto era de suma importancia para poder atender a los heridos.

- Himejima-san, desde aquí puedo continuar caminando por mi cuenta - dijo Shinobu al Pilar cuando ya por fin se encontraban en la entrada del lugar.

Sin cuestionar su desición dejó suavemente el pequeño cuerpo en el suelo, puesto que él sabía que aquella chica no era de las que son persuadibles.

A medida que se acercaban a la Finca podían comenzar a sentir un gran ajetreo en el ambiente. Para empezar, el ruido de mucha gente, que para la sorpresa de todos al llegar al lugar, se encontraban todos vestidos de luto.

Las damas iban rápidamente de un lugar a otro, transportando entre muchas cosas un gran número de sillas, de las cuales colgaba una negra rosa que las adornaba, varias velas blancas y una larga mesa, la misma que Shinobu había visto la vez que el cuerpo de su hermana fue velado en aquel lugar.

- ¿Qué.. Está pasando aquí? - en eso, ve pasar a lo lejos a otro par de damas que cargaban en sus brazos un gran cuadro que contenía su retrato..

"No me digas que.. No, no puede ser posible"

- ¡Sumimasen! - una débil voz se escucho desde la carreta - esto seguro es nuestra culpa. Creimos que todos habían muerto en aquel lugar y enviamos a nuestros cuervos en búsqueda de ayuda, pero la verdad creo que se nos escapó de las manos ya que no sabíamos como hacerlo -.

- Exactamente - dijo Himejima - todos los del gremio recibimos la noticia de la tragedia en el monte Fen-Xi -.

Shinobu se llevó la mano a su cara, que tedioso sería tener que aclarar este mal entendido, estaba muy molesta, pero inmediatamente recordó aquello que no se debía borrar de su rostro, y una cálida sonrisa se dibujó nuevamente en el.

- Ara ara, no se preocupen - dijo mirando a los chicos que se encontraban expectantes dentro de la carreta - gracias a su mensaje hemos conseguido la ayuda necesaria para volver, son nuestros pequeños héroes -.

Sanemi nuevamente la había quedado mirando fijamente, aquellos gestos.. aquel tono de voz.. No podía evitar quedarse mirando a la pequeña mariposa cuando utilizaba esa familiar expresión mezclada con aquella sonrisa.

Comenzaron a caminar hacia la enfermería que se encontraba atravesando el gran jardín principal, nadie había notado la llegada de este pequeño grupo pues todos estaban demasiado ocupados con los quehaceres y la preparación del lugar para realizar el velatorio.

No tan lejos desde donde se encontraban caminando, Shinobu pudo observar una familiar silueta sentada en el piso, con su espalda afirmada en una de las paredes del lugar y su dolido rostro oculto entre sus piernas.

"La luna está preciosa" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora