"La luna está preciosa"

Te vengaré

"No es posible.."

Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos violáceos mientras se soltaba de las manos de Rengoku desesperadamente con el fin de poder utilizar todas sus fuerzas para correr en dirección a la habitación donde yacían todos los cuerpos junto con los heridos.

- ¡Shinobu-san! - fue inútil, por mas que Rengoku intentara llamarle ella no se detendría, solo tenía una cosa en mente, y era la persona que amaba, el hombre que se robó su corazón.

De un golpe abrió las puertas de aquella habitación. Estaba lleno de cuerpos por todos lados, no podía distinguirlo entre tantos cazadores.

Hasta que finalmente lo vió... aquel haori burdeo cubría su cuerpo que se encontraba boca arriba, sus azules ojos abiertos con la mirada clavada en el techo...

"Dime que es una pesadilla.."

Se acercó lentamente ya que sus piernas apenas le permitían avanzar, temblaban como si solo fueran de carne, parecía que en cualquier momento se doblarían y ella caería al piso.

"- Estaré en cualquier lugar donde Shinobu me necesite.. -."

" - Quiero quedarme así, este es nuestro último día aquí.. -."

- Jamás.. tuvimos que... haber vuelto de la cabaña.. -.

Cada pequeño paso que daba le traía a la mente destellosos recuerdos de los días de antaño. Le estaba quemando, cada palabra le lastimaba.

" -.. aquel día que creí que jamás te volvería a ver me di cuenta que no, no era así no tengo nada bajo control, yo me.. me sentí tan débil que creí que en ese momento mi vida.. también estaba acabando.. -."

- Yo.. Te entiendo Tomioka-san - las lágrimas seguían brotando con más fuerzas de sus ojos - ahora puedo entender lo que sentiste.. - se dejó caer junto a su frío cuerpo en silencio, en aquella habitación solo sus sollozos y los quejidos de dolor de los heridos se hacían presentes.

- Kocho.. -.

Imposible.

-Kocho... -.

Aquella áspera voz. Esa inconfundible voz.

-Kocho... -.

Shinobu secó sus lágrimas y se agachó para poder oír su corazón.

- Aún.. Aún late..-.

Casi imperceptible, al igual que sus signos vitales, aquel cálido corazón seguía aferrándose a la vida con sus últimas fuerzas.

- Baaka, tienes un pulmón perforado y te las ingeniaste para controlar tu respiración y regularla de forma de usar en su total capacidad aquel que está sano... -.

Shinobu rápidamente fue en busca de los sets de primeros auxilios que los jóvenes bajo su cargo habían traído, y pidiéndoles a estos que acomodaran el sector comenzó a mentalizarse para hacer la cirugía más difícil que ha enfrentado en la vida.

"¿Acaba de llamarme Kocho?"..

Recién se había percatado de aquel detalle, ¿Acaso le había recordado?

-¡Shinobu-Sama está todo listo! - aquel aviso la sacó de sus pensamientos.

No podia distraerse ahora, cada segundo era crucial para definir la delgada línea que delimitaba el espacio de Tomioka entre la vida y la muerte.

- Empecemos -.

(...)

- No esperaba menos de Shinobu-Sama - decía una de las chicas que asistían como enfermeras a la otra.