14. Querido It

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Ethan

La investigación sobre mi padre no dio los resultados esperados, dándome más dudas que preguntas, quedándome como último recurso preguntarle personalmente lo que hasta el momento descubrí, pero lo único que recibía de su parte eran evasivas. Así le pidiera una charla, así le convenciera que confiara en mí, se limitaba a decirme que era mejor que no me involucrara, cosa que más me preocupaba con el pasar de los días.

Con lo único que logró distraerme de esta situación es con el trabajo, en mi oficina que se convirtió en el salón de estudio para Renly quien prácticamente superó mis expectativas respecto a la labor que le entregaría. Podría afirmar que dentro de poco dejaría la firma, planeando lo que haré después.

Como todas las tardes estamos en mi oficina repasando los trámites de unos contratos, los más complejos, cuyos clientes son demasiado estrictos de sobrellevar. Diría que esto es lo único que me sirve para no estar tan al pendiente de mi padre, porque cada que lo hago me distraigo con facilidad.

Mientras le explico a Renly una de las cláusulas, alguien toca la puerta por lo que, sin molestarme a mirar, le indico a quien sea que pase.

—Buenas tardes, tengo una entrega para Ethan Zoellick —enuncia el recién llegado.

Enseguida contraigo en entrecejo, mirando junto con Renly hacia la entrada de la oficina.

Es un chico, no tendrá más de dieciocho años, viste como repartidor, o más bien aparenta vestir como uno porque su ropa es muy juvenil e inusual para alguien que trabaja en envíos. Entorno la mirada, detallándolo de pies a cabeza, deteniéndome de más en su rostro que me resulta familiar. Serio, rígido, hasta irritado, el chico disimula su estado de ánimo detrás de su inexpresividad.

Sentados en los asientos para las visitas, nos giramos al tiempo para encararlo. Cuando está frente a nosotros, me extiende un sobre que saca del bolsillo trasero de su pantalón. Sin dejar de analizarlo, me levanto del asiento para ver su reacción; no se inmuta, se mantiene igual a pesar de que soy más alto.

—¿Quién envió esto? —cuestiono, apuntando con la barbilla la carta. Como si la pregunta le fastidiara, rueda los ojos, dando un bufido e insistente agita la mano.

—Tómela y léala, allí sabrá quién la envía.

Achico más la vista, al punto de casi cerrar los ojos, observándolo por varios segundos con tal de doblegarlo pero no lo consigo. Rendido, relajo mis facciones y cojo la carta que, al tenerla en mi poder, el mensajero en cuestión da media vuelta para salir de la oficina.

Le veo hasta que cierra la puerta tras su paso, preguntándome de dónde rayos lo habré visto; esos ojos azules no se me olvidan.

—¿Y bien? ¿De quién es la carta? —cuestiona Renly a mi derecha, aún en su lugar, elevando la vista para enfocarme.

Viéndole de soslayo un segundo, procedo a abrir el sobre, plasmándose una sonrisa en mis labios al reconocer la letra. Leo con detenimiento su contenido; con el pasar de cada renglón, me da una alegría inmensa, creyendo que pasaron años desde la última vez que hablamos, imaginando que la tengo aquí en frente diciéndome estas palabras escritas a mano.

«Querido It:

Sé que te he fallado
Que no te gusta cuando no confío
Que con muchos perdones
No conseguiré tenerte a mi lado.

Pero sabes que no soy de las que se rinde
Que aunque caiga, busco el modo de levantarme
Por eso quiero que sepas que así como te perdí
Encuentro el modo de recuperarte.

No sé si con voz o con letras pueda convencerte
Solo te diré que hago mi mejor esfuerzo por rimarte
Pues créeme que para mí es difícil
Escribirte esta carta para reconquistarte.

Cuestión de amor © [Cuestiones III]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora