3. Desde cero

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Torrance

Sé que no es el modo de comenzar con los cambios, pero a falta de ánimos para ir a la universidad —aunque la verdad es más bien porque perdí el cupo—, comencé a salir de a pocos de esta especie de depresión que me limitó a quedarme en casa.

Tyler ha sido el único con quien he encontrado un modo de expresarme con lo que a sentimientos respecta, no sé si es porque ambos pasamos por una aflicción amorosa similar, él con un amor no correspondido y yo con esta separación temporal donde trato de algún modo recuperar tanto el amor de Ethan como el propio. También lo hago con Hope, solo que con este chico que no se ha atrevido a salir del closet es más la conexión, tal vez porque es de mi misma edad o porque sufrimos una pena al mismo tiempo, dándonos apoyo y consuelo mutuo.

Por eso mis tardes, ya que él estudia en las mañanas, nos encontramos en ese parque al que siempre íbamos con los chicos, para dialogar no solo de lo que nos afecta el corazón sino también de nuestras vidas. De ahí vamos a cualquier parte, como en esta ocasión que, sin ánimos de pasear, lo invité a mi casa.

Caminamos por este vecindario de ricos, apreciando las casas con jardines extensos de flores relucientes debido al sol que permite que crezcan con esplendor. La mente es traicionera y de nuevo la imagen de Ethan se pasa por mi cabeza, donde en una de tantas invitaciones a salir me dio una rosa blanca de chocolate. Ese día me costó tanto comérmela por lo hermosa que era, así que la guardé en la nevera, pero no duró ni un día pues fue más la tentación; el mejor chocolate que haya probado.

Bajo la cabeza al recordarlo, inhalando profundo para serenar mi interior; con el pasar de los días, me he acostumbrado a solo tenerlo en recuerdos, me duele pero ya no lloro, convenciéndome de que nos volveremos a ver, con nuestros sentimientos más claros, dispuestos a seguir juntos o tomar caminos separados.

—Quiero decirle a mis padres lo que soy —comenta Tyler de repente, sacándome de mis pensamientos—, creo que ya es tiempo.

Lo miro de soslayo; tiene la vista al frente, está resuelto, aunque aún guarde una pizca de duda. Desde hace días me cuenta lo que pasa al respecto en su hogar, sus padres estrictos queriendo controlarle todo, tanto que hasta su madre le reprocha que no salga con chicas. Le propuse que me llevara a casa, mentir que salíamos no más para que dejaran de molestarlo, pero se negó.

En parte lo comprendo, el querer afrontar solo a quienes no lo entienden, pues viví algo así, salir por ti mismo para que sepan que eres capaz de tomar tus propias decisiones sean o no correctas. Solo que su situación es compleja porque es seguro que sus padres rechazarán su condición.

—Si quieres ese día voy contigo —le sugiero, ladeando la cabeza, esperando que me vea y lo hace, sonriendo de media boca.

—Debo hacer esto solo —repone, lo cual me llena de pesadumbre. Pliego los labios en una fina línea y asiento, metiendo las manos en los bolsillos del pantalón.

—Pero igual necesitarás respaldo por sí tus padres les da la loca idea de sacarte a patadas de casa como pasó con Solly —consiento, esperando tome a consideración mis palabras.

Respira profundo por la nariz, resonando el aire que entra a su sistema. Seguimos caminando bajo el cielo de esta tarde, pasando de repente una brisa tan fresca, propicia para calmar un poco el calor.

—Siendo así me esperas afuera de casa y nos vamos —explica, encogiéndose de hombros, respuesta que me arrebata una risa igual que a él. Seguimos caminando, cayendo en cuenta que estamos a nada de llegar a mi casa—. ¿Has intentado hablar con él, con tu novio?

La pregunta me desinflen los ánimos. He pensado en eso tantas veces, llamarlo al menos para preguntarle cómo ha estado, pero me gana la cobardía, más que nada por cómo lo traté la última vez. Es tal mi desapego que ni he revisado mi celular, así que nada sé de él, ni me atrevo a revisar las redes en el computador. Solo hablo con Tyler por teléfono, largas llamadas donde a veces por mi culpa lo reprenden pues duran hasta la madrugada.

Cuestión de amor © [Cuestiones III]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora