4. Dolor y perdón

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Torrance

No pude comer bien, todo apetito se me quitó ante la presencia de Víctor quien me pidió, apenas terminara de cenar, que fuera al estudio donde siempre tenemos esas reuniones que poco o nada me agradan.

Me despedí de Tyler a duras penas, no tuvimos que cruzar tantas palabras para entendernos sobre ese asunto que me quitó hasta el buen genio que tenía. Otra vez, como la última ocasión, voy directo a lo que de seguro me dará una reprimenda y puede que una posible bofetada, aunque en esta ocasión no noté enojo por parte de Víctor.

Me adentro al estudio el cual esta noche me parece tan calmado, silencioso, hasta cómplice de una charla que puede terminar en la peor de las discusiones y nadie intervendrá. Víctor está vez no ocupa el lugar que acostumbra, está de pie viendo el panorama a través de la ventana, con las manos hacia atrás.

No es que lo considere pero parece agotado, solo con notar las ligeras ojeras y la palidez en su rostro. Además de que su vestimenta es otra, no el usual traje de oficina; porta jean, camisa azul oscura con las mangas recogidas hasta los codos, zapatos clásicos, de resto se mantiene tal cual, con su barba y cabello bien ordenados. Al resonar mis pasos enseguida se vuelve, mirándome de reojo directo a los ojos. No hay rastro de enojo, nada, ni siquiera está esa aura imponente que lo caracteriza, nada de eso queda, solo una expresión suavizada, diría que hasta vacía.

—Siéntate —pide, señalando un asiento cercano que queda justo de frente a un sillón, ese que él siempre toma.

Algo desconfiada, me ubico en ese lugar, manteniéndome a la expectativa. Víctor se queda detrás del sillón, posa las manos sobre el respaldo, apoyándose en él. Mira a un costado, con la vista perdida, no hay ápice de emociones en su rostro, pareciera que actuara por inercia.

—Todo carácter, toda personalidad, toda persona tiene un inicio, un punto de partida donde se vuelve lo que es —habla de repente, sin moverse ni verme. No se tensa, no hay molestia, algo que me desconcierta—. Nunca fui querido por Douglas, nunca recibí algo de interés por él. Crecí sin un padre aunque compartiéramos el mismo espacio y conviviéramos con las mismas personas. Con el paso de los años aprendí a vivir con eso, a pesar de que siempre intenté ganarme su confianza. Cuando me gradué del instituto supe que tendría que valerme por mismo y tu madre me ayudó en eso.

En ese instante gira el rostro para encararme. En otra ocasiones me hubiera sentido más que intimidada por su expresión, sea cual fuere, pero ahora, no sé si porque ya no quiero verme sometida a él o porque no noto nada de austeridad, le mantengo la mirada y lo que me sorprende después hace que junte las cejas; Víctor baja la cabeza, un gesto de derrota que no entiendo. Da una inhalación que le hace subir ligero los hombros para después relajar su postura.

—Tu madre siempre fue un apoyo, fuimos muy unidos, todo lo compartíamos, el resultado fue algo muy inestable, tanto que a pesar de que sabíamos que era imposible, intentamos mantenerlo hasta que eso se volvió en daño. —Víctor adopta la postura anterior, observando a un costado, hacia la entrada del estudio. Otra expresión marca su rostro, una tensión revuelta con una amargura que trata de refrenar. Se relaja lo más posible para proseguir—. Muchas veces perjudiqué sus intentos de una relación normal, ella igual, hasta que un día alguien me hizo sentar cabeza. La llegada de Dominic fue inesperada, no estaba preparado para ser padre pero al considerar lo que viví, no quise que ese hijo naciera ajeno a una figura paterna. Solo que Johanna no lo vio como tal cuando le dije que quería casarme la madre de Dominic, hacer las cosas como es correcto. Ella me amaba a su modo y así comenzó algo que hasta el día de hoy me ha costado perdonar.

Aferra de momento el cuero del asiento, siendo notorio la impotencia, el enojo, pero sobre todo la pesadumbre, como si revelarme esto le pesara demasiado. Por mi parte me encuentro ansiosa, queriendo saber más de él, a la vez confundida porque no sé con qué objetivo me revela esto, sin embargo algo me dice que escuche ferviente pues es la primera vez que me habla de ese modo y más de su vida. Es extraño, pero no deja de interesarme, llegar a la conclusión de esto que ha decidido confiarme.

Cuestión de amor © [Cuestiones III]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora