.3. EL SEÑOR HWAN

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.3.

EL SEÑOR HWAN

(Paula)

Miriam se detuvo junto a nosotros con el teléfono inalámbrico en la mano, llamando mi atención, disculpándose al respecto, indicándome que tenía una llamada de Seúl.

- Gracias, cariño – le agradecí, para luego coger el teléfono y contestar, sabía perfectamente quién era. Cindy, la responsable de diseño de la sede central – Dime, Cindy, ¿has recibido mi propuesta? – pregunté, en inglés - ¿crees que encaja con el producto, o prefieres algo más comercial? – insistí, mientras él se cruzaba de brazos y me observaba, poniéndome cada vez más nerviosa.

- Me gusta el color, y las letras, pero hay que mejorar el eslogan – aseguró.

- El eslogan es algo provisional, aún no he hablado con los chicos de marketing, sólo era para que vieras un ejemplo y no mandarlo vacío – la calmé.

- Entonces estupendo, tienes luz verde por mi parte – añadió.

Colgué el teléfono y luego miré a mi amiga, que aún se hallaba allí.

- Tenemos luz verde – informé. Ella sonrió, justo antes de marcharse y volver a dejarme a solas con el señor Hwan.

Miriam era mi otra mejor amiga, en otra ocasión ya os hablé sobre la cabeza loca de Sofi, pero en esta ocasión debería hablaros sobre ella, ¿verdad?

La conocí en la universidad de bellas artes, y en cuanto nos vimos, nos hicimos inseparables. Era muy parecida a mí, a pesar de ser rubia, de piel más clara y un poco más baja que yo. Por supuesto ella era guapísima en el instituto y despertaba pasiones por allí por dónde iba.

¡Espera un momento! Ahora que lo pienso, soy la única morena del grupo, pues tanto Miriam como Sofi son rubias de ojos claros.

Volviendo a Miri, era una chica delgada que iba despertando el interés de los chicos por allá por dónde iba, siempre iba a la moda, y solía sonreír con facilidad.

Cuando ambas presentamos la solicitud para entrar en la empresa, y nos llamaron, estábamos altamente felices. Mejores amigas y mejores compañeras, no podíamos pedir más.

En cuanto a sus circunstancias familiares, venía de familia rica, al menos más que la de Sofi y la mía, sus padres la adoraban, era la hija perfecta, tanto que a veces le costaba llegar a los estándares en dónde la habían encasillado. Pero nunca se rendía, y a pesar de que las cosas fuesen mal, siempre sonreía.

Lo cierto, es que sólo por tenerlas como amigas, ya me sentía agradecida, pues me había rodeado de gente positiva, y eso, era todo un logro.

Así que no podíamos ser más distintas las unas de las otras. Sofi la hippie, Miri la pija y Pau la friki.

Volviendo al mundo real, me despedí del señor Hwan y me dispuse a marcharme a mi departamento, cuando escuché su voz.

- ¿Por qué habla en inglés cuando sabe hablar coreano perfectamente? – preguntó, en mi idioma, con una pronunciación perfecta, tanto que me parecía irreal que fuese coreano. Si incluso pronunciaba bien las erres. Me volví, y miré hacia él, atónita. ¿Por qué hablaba español?

- Quizás por la misma razón por la que usted no habla español – contesté. Él sonrió, para luego marcharse sin más.

Igual no era el tipo de la noche anterior – me calmé, de camino al departamento – igual sólo era alguien que se le parecía.

Seduciendo a Sr. Hwan | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora