.12. ACOMPAÑADA

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ACOMPAÑADA

(Paula)

Cuando desperté a la mañana siguiente estaba sobre el sofá, con el pelo enmarañado y la cara hinchada y churretosa de tanto llorar, y el timbre de la puerta no dejaba de sonar

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Cuando desperté a la mañana siguiente estaba sobre el sofá, con el pelo enmarañado y la cara hinchada y churretosa de tanto llorar, y el timbre de la puerta no dejaba de sonar.

Me levanté, sin demasiadas ganas por hacerlo, y caminé cual zombie hacia la puerta, la abrí, y descubrí allí a mis amigas.

- Pero ¿qué demonios...? – comenzó Miriam, pero tan pronto como Sofía le dio un codazo dejó de hablar – Lo que quiero decir es... Lo siento, ayer bebí como una puerca y dije estupideces.

Me abalancé sobre ellas y las abracé, dejándolas altamente sorprendidas, pues yo no solía ser cariñosa en lo absoluto. Quizás por eso me dejó Freddy, quizás por eso papá prefirió a Rachel.

- Freddy me ha dejado – admití, haciendo que ambas se asustasen – se ha llevado sus cosas.

- ¿Qué ha pasado? – preguntó Sofía, apartándome de ella, mirándome a la cara - ¿habéis discutido?

- Se marcha con ella, Sofi – reconocí, bajando la cabeza, avergonzada, dejando escapar un par de lágrimas más – dice que tenemos que pensar en lo nuestro, pero ... Sinceramente, no creo que vuelva.

- Eres demasiado negativa – se quejaba ella, negando con la cabeza, mientras Miri me cogía de la mano y tiraba de mí hacia el interior, al mismo tiempo que Sofi cerraba la puerta de la calle - ¡Por Dios! ¡Qué caos! – dijo, recogiendo el mando a distancia a trozos, y los cojines.

- Vamos a darte una ducha – añadió Miri, tirando de mí hacia el cuarto de baño.

Fue toda una suerte y un alivio que ellas estuviesen allí, ayudándome con la ruptura. Me duché y me puse algo cómodo y luego estuvimos en el salón, hablando sobre los miles de defectos que tenía Freddy, y las partes positivas de haberlo dejado.

- ¿y que me dices del nombre? – insistía Miri - ¡Por Dios! ¡Si tiene nombre de asesino en serie! – rompimos en carcajadas, divertidas.

Lo cierto es que me animaron bastante, me sentó bien la visita, pero una parte de mí aún estaba angustiada por lo que sucedería cuando me quedase en aquella casa llena de recuerdos yo sola. No quería pensar en él, tan sólo quería huir de ello tanto como me fuese posible.

- Además, era un maniático del control y estaba obsesionado con el trabajo – añadía Sofi – si incluso se iba de viaje de negocios en vez de proponer un viaje contigo.

- ¡Es cierto! – me percaté, mientras ella me sonreía - ¡Era un cretino!

Mi teléfono comenzó a sonar, haciendo que nuestro momento de "todas contra el prometido idiota" se rompiese y mirásemos hacia la mesa, justo donde mi amiga había puesto el bolso.

Seduciendo a Sr. Hwan | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora