.44. UNA VISITA INESPERADA

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.44.

UNA VISITA INESPERADA

(Miriam)

Él llegó antes de lo planeado, llamó a la puerta y le invité a entrar a mi pequeña casita. Al parecer había discutido con Sol, pues ella quería ir a visitar la ciudad, pero él tan sólo pensaba en venir a verme.

- ¿Quieres un poco de vino? – pregunté, de pie, junto al armario, sacando un par de copas – es de la cosecha de Marcelo, mi vecino, me regaló un par de botellas... - me detuve, dándome cuenta de que estaba hablando demasiado.

- Probémoslo – me animó, sonreí, y vertí un poco de vino en las copas, escuchando como seguía hablándome sobre Sol – pues eso, he tenido prácticamente que escaparme, no está acostumbrada a que le lleve la contraria – aseguró, divertido.

- Vas a ponerme a tus amigos en mi contra – bromeé, poniéndole el corcho a la botella, apoyándola después sobre la encimera, escuchando sus pasos detrás de mí.

- Ella ya está en tu contra, a su manera – me dijo, a escasos centímetros de mí, apoyando su frente en mi coronilla, quedándose ahí un momento – tu olor... casi lo había olvidado.

- ¿Por qué dices eso? – pregunté, centrándome en lo primero que dijo, luchando por ignorar su cercanía, no quería pensar en ello – ¿Sol me odia?

Apartó los cabellos de mi lado izquierdo, y apoyó su barbilla en mi hombro por un momento, justo antes de levantarla y responder, tan cerca de mi oído que casi parecía un secreto.

- Eres la mujer por la que estoy aquí, no ella – declaró, haciéndome sonreír, al darme cuenta de que era cierto. Su ex debía tenerme un poco de tirria, al fin y al cabo, seguiría pensando que lo de ellos aún podía funcionar – la mujer que no puedo sacar de mi mente, a la que he intentado olvidar en vano – insistió, me reí ante su broma, sin tan siquiera sospechar que no era tal – la mujer de la que estoy completa y perdidamente enamorado – sus palabras me sorprendieron tanto, al punto que me di la vuelta, en busca de explicaciones, pero él ni siquiera me dio cuartel, y en cuanto lo hice me besó, durante un buen rato, hasta que ambos nos separamos. Sonrió y me sentí en paz, él, sólo él podía conseguir eso – te quiero, Miriam – confesó. Sus palabras me hicieron feliz de una forma en la que ni yo misma imaginaba, el miedo se disipó, todos mis temores se esfumaron, y vi una única posibilidad en mi mente – y si aún no es demasiado tarde, yo-

- No – le detuve, dejándole algo preocupado al respecto, pero sus dudas se marcharon al escuchar lo que tenía que decirle – no es demasiado tarde – sonrió, perdiendo sus temores, volviendo a besarme, me colgué de su cuello y me dejé llevar por aquello – y esta vez no voy a callarme a mí misma, te quiero, Alex – él sonrió incluso rompió a reír de felicidad, para luego volver a besarme.

-          No – le detuve, dejándole algo preocupado al respecto, pero sus dudas se marcharon al escuchar lo que tenía que decirle – no es demasiado tarde – sonrió, perdiendo sus temores, volviendo a besarme, me colgué de su cuello y me dejé lleva...

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(Sofía)

Aquel día terminamos de grabar mucho antes, y no era para menos, se formó un escándalo en la comunidad de vecinos que grabábamos la escena de la calle, y vino la policía y todo, la policía de verdad.

El director propuso dejarlo ahí y seguir al día siguiente, más temprano, además de irnos a celebrar que sólo nos quedaban dos escenas por grabar y terminaríamos.

Imaginaos que plan, yo con las mismas ropas de la grabación, dándolo todo al escuchar la música, en el hotel donde la mayoría del equipo se quedaba.

- ¿Cómo ha sido para ti trabajar con el gran Nito Arias? – preguntaba Cristina, cuando ambas estábamos sentadas en el sofá, comiendo ganchitos, la que hacía de Maribel Jordú en la trama. Ella y yo nos hicimos buenas amigas en seguida, me dio muy buenos trucos para la interpretación, era todo un encanto.

- No me esperaba que él fuese tan... - comencé.

- ¿Guapo? – terminó ella, por mí, haciéndome reír - ¿Hay algo entre vosotros? – quiso saber, mientras ambas mirábamos hacia él, que hablaba con el director, entre risas – fuera de la pantalla, quiero decir.

- No – respondí.

- ¡Venga, venga! – comenzó el director, de pronto – vamos a mover esos cuerpos, que la noche es joven.

- Mañana tenemos que grabar temprano, ¿no sería mejor irnos ya a dormir? - se quejó él.

- Siempre tan sabio, este Nito – bromeó el director, haciéndonos reír, divertidos – pero que razón tiene el jodío.

- Pero tiene razón – añadí yo – deberíamos de irnos a dormir ya.

- Eso, eso, tú defiende a tu amor – se quejaba el director, siempre bromeando con que había algo entre nosotros.

- Claro, es justo eso – añadió Cristina – tú lo que quieres es irte ya para hacer cosas indecentes con tu amor – bromeaba.

- Que no hay nada entre nosotros – me quejaba, cansada de aquellas bromas.

- Pues qué desperdicio, niña – decía ella – porque está claro como el agua que él está loco por ti – miré hacia él, que, en ese momento, reía de las ocurrencias del director.

- ¿Tú crees? – ella asintió.

- Mira que dos – hablaba Rafael, el que hacía de Arturo, era todo un trasto – las hermanas separadas al nacer – insistía, haciéndonos reír, pues según todo el equipo, Cristina y yo nos parecíamos mucho, y era cierto. Teníamos la misma estatura, las dos éramos rubias, la misma complexión y teníamos una anatomía facial parecida – director – llamaba – no sé si Sofía y Nito van a hacer algo luego, pero Cris y yo sí, así que nos vamos – bromeaba, siempre le estaba lanzando la caña a su compañera de reparto, y ella nunca le daba bola.

- Sigue soñando, Rafa – todos reímos durante un buen rato, hasta que el director dijo que lo mejor era que nos marchásemos, pues al día siguiente teníamos que ir a trabajar.

-          Sigue soñando, Rafa – todos reímos durante un buen rato, hasta que el director dijo que lo mejor era que nos marchásemos, pues al día siguiente teníamos que ir a trabajar

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Seduciendo a Sr. Hwan | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora