.38. CONEXIÓN

99 12 1
                                    

El capítulo de hoy es muy corto. Sorry

.38.

CONEXIÓN

(Sofía)

Me pasé por la agencia de Amore Wild antes de volver a casa, tenía que firmar unos papeles de confidencialidad.

- Soy la señorita Santos – le dije a la chica del mostrador – vengo a firmar unos documentos sobre la última campaña fotográfica.

- Debe esperar un momento, el señor Montes está reunido. Pase a la sala de espera, por favor – me animó, entré por la puerta que me indicaba y me sorprendí ver a Nito Arias allí, esperando.

Sonrió en cuanto me vio aparecer, pero no se puso ni un poco nervioso, siguió allí, con las piernas cruzadas, contestando a los mensajes de su teléfono móvil. Me senté justo a su lado, en aquel sofá antiguo, sintiendo la brisa que se colaba a través de la ventana entre abierta, justo en mi nuca.

Llevaba puesto un vestido marrón de gasa, bastante fresquito, pero con el calor que hacía aquel día en la ciudad, era más que aconsejable.

- ¿También la han llamado para firmar los acuerdos de confidencialidad? – preguntó, girando la cabeza hacia mí. Asentí, apoyando la mano sobre el sofá, ladeando un poco el cuerpo para fijarme en él – ha sido toda una suerte estar aún aquí, porque justo esta tarde me iré para la capital a rodar un comercial.

- Debe estar muy ocupado, sobre todo después del éxito que ha tenido la serie – le dije, aún sin moverme de mi posición, él sonrió, bajando la cabeza un momento, apretando el teléfono con su mano, para luego volver a observarme.

- ¿Y usted? – quiso saber - ¿no tiene que trabajar? – negué con la cabeza, sin dejar de mirarle, ya no me parecía tan prepotente como antes, parecía agradable. Quizás aquel día fue un mal día, y por eso tenía esa cara de pasa.

- Me echaron del rodaje y estaba resultando muy difícil para mí encontrar algo – él se sorprendió por mi sinceridad. Cualquier otra persona lo hubiese ocultado, yo no. Me gustaba ser bastante clara con la gente que me rodeaba – tuve un encuentro casual con el hijo de uno de los colaboradores, y me echaron por eso – sonrió, divertido, repitiendo mis palabras.

- ¿Un encuentro casual? – asentí, con una sonrisa tímida en el rostro – se acostó con él – sonreí, al darme cuenta de que él estaba interesado.

- Puede – contesté, sin soltar prenda, él sonrió, apoyando el móvil sobre el sofá, con su mano sobre él. Ambos nos observamos, sin emitir sonido alguno, como si nos estuviésemos estudiando con detenimiento, como si las veces anteriores no nos hubiésemos percatado de algún detalle oculto del otro. Tragué saliva, algo incómoda, para luego cambiar mi postura, volviendo a mirar hacia delante, apoyando mis manos sobre mis rodillas desnudas.

- Es usted demasiado directa, señorita Santos – aseguró él, sin dejar de observarme, con detenimiento – quizás eso es lo que le trajo problemas en el trabajo, y no su supuesta relación con ese chico – sonreí, al darme cuenta de que era lo que insinuaba.

- Le aseguro, señor Arias, que ese no es el caso – volví a ladear mi cabeza para observarle.

- En tal caso, debería aprender a separar los negocios del placer – añadió, con cierta melodía en sus palabras. Me reí ante aquello.

- ¿En serio, Señor Arias? – pregunté, divertida, con cierto sarcasmo en mi voz – Que sea usted precisamente la persona que dice algo así, cuando usted hizo justo lo mismo no le parece un poco hipócrita – asintió, lamiéndose el labio inferior para luego introducirlo en su boca, divertido – quizás la diferencia sea minúscula, pero creo que tengo el deber de aclararlo, señor Arias – insistí, él no me quitaba ojo, y sabía que le gustaba mi forma de hablar, directa pero con clase, nada vulgar – la diferencia entre usted y yo, es que usted lo hizo con una actriz con la que compartía escena, en mi caso, él tan sólo tuvo la mala suerte de nacer como hijo de un importante colaborador de la serie. No me fijé en él porque fuese famoso o quisiese conseguir algo de él, ni siquiera lo tenía planeado, simplemente surgió – él pareció incómodo – No quiero decir con esto que usted lo haya hecho por tales razones, simplemente quería dejar claro que mi intención nunca fue tener ese acercamiento con él – Asintió, sin decir absolutamente nada, mientras la puerta se abría y aparecía su mánager.

- Ya puedes pasar, Juan – pidió ella, mientras él perdía el contacto visual conmigo y miraba hacia la joven – sólo será un momento.

Se levantó, colocándose el botón de su chaqueta, para luego seguir a su mánager, no sin antes dedicarme una última mirada.

¿Qué demonios había sido aquello?


Seduciendo a Sr. Hwan | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora