Todo comienza cuando Paula vuelve de sus vacaciones antes de tiempo, descubre a su prometido con otra y es convencida por sus amigas para salir de fiesta. Todo se complica y termina pasando la noche con un desconocido. Por si no fuese poco, cuando...
Aún no podía creérmelo, al fin había llegado el día en el que abrazaría al amor de mi vida. Esperaba impaciente junto a un montón de personas, en la puerta de llegada de los vuelos, observando como las puertas se abrían e iban a apareciendo las personas con sus maletas, ni siquiera podía pensar en nada, tan sólo quería verle.
El aire dejó de circular por mis pulmones tan pronto como le vi, con sus inconfundibles gafas de sol y su chaqueta. Estaba terriblemente guapo.
Corrí hacia él, importándome bien poco que los demás nos viesen, y me abalancé sobre sus brazos, haciendo que dejase de avanzar, y dejase caer las maletas, tan sólo quedándose allí, recibiendo mi eufórica bienvenida, para luego besarme, una y otra vez. Comenzó a reír, en cuanto besé sus mejillas, su nariz y sus ojos.
- Ya pensé que no volvería a verte – me quejé, volviendo a hacerle reír. Agarró mi rostro entre sus manos y volvió a besarme.
- ¿Cómo no iba a volver? ¿Crees que esta vez vas a poder escaparte de mí? – preguntó, haciéndome reír – no volveré a dejarte escapar, Paula.
- Te quiero – admití, volvió a besarme, y nos quedamos así por unos minutos, para luego caminar hacia el auto, el señor Kim estaba allí, para llevarnos a donde él quisiese ir - ¿cómo está tu hermano?
- Jodido – contestó, sin más, encogiéndose de hombros – he intentado persuadirle hasta el final, pero él quería que por una vez yo tuviese mi final feliz – asentí, con calma – para mí hubiese sido más difícil, porque yo si tengo algo que perder, él aún no se había enamorado antes, Paula. ¿Cómo van las cosas por aquí? – quiso saber, cambiando de tema.
- Miriam se ha marchado del país – aseguré, sorprendiéndolo – parece que el capullo de Alex le ha roto el corazón, y Sofía está en Madrid, haciendo un casting para una famosa serie televisiva.
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(Sofía)
Me pasé el día histérico perdida, y cuando me avisaron por mensaje de que la prueba sería al día siguiente, en una comisaría del barrio de La Moraleja, a las 10 de la mañana, no podía estar más feliz.
Me puse un vestido naranja y me corté el pelo, justo como me indicaron en dicho mensaje, presentándome en el hotel a dicha hora.
Me hicieron pasar a un despacho, y me tuvieron allí por unos minutos.
- Buenas tardes, señorita Santos – me saludó Manuel, el tipo que más tarde se convertiría en un buen amigo – siento todo esto, las prisas no son buenas en un set de grabación, pero este director.... En fin, no le cuento dramas, mire – sacó de la bolsa que llevaba consigo un pequeño tocho de papeles y me lo pasó – léase el guion, página doce, es la escena que vamos a grabar ahora.
