.35. PERDICIÓN.

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.35.

PERDICIÓN

(Paula)

Miriam estaba actualmente desaparecida, hacía más de dos días que no dábamos con ella, ni siquiera sus padres sabían dónde estaba, la policía comenzó a buscarla al tercer día, pero aún no sabíamos nada.

Estaba terriblemente preocupada, al igual que Sofía y Fernanda. Pero sólo la primera y yo sabíamos lo mal que lo pasó Miriam cuando Fer se marchó al extranjero.

No vino a trabajar, su teléfono lo tenía apagado, y eso sólo nos ponía aún peor. ¿Dónde se había metido? ¿Habría cometido alguna locura?

Imprimía algunos carteles de se busca en casa de Sofía, mientras ella seguía llamando una y otra vez a su teléfono, justo cuando el timbre sonó. Ambas nos miramos y corrimos hacia la puerta, abriéndola encontrando a nuestra amiga allí, tenía un aspecto horrible.

La abrazamos, con fuerza, sin dejarle tiempo a que nos explicase nada, y la llevamos hasta el sofá, mientras Pablito seguía viendo los dibujos animados. Aún tenía puesto el mismo vestido con el que salió de fiesta, tenía el maquillaje corrido y el pelo enmarañado.

- ¿Dónde te habías metido? – comenzó Sofía, preocupada – Te hemos buscando por todas partes, incluso-

- Necesitaba tiempo para estar sola – aseguró, derramando un par de lágrimas, algo destrozada aún – no quería que os preocupaseis por mí.

- Tonta, así sólo haces que nos preocupemos más – me quejé, ella sonrió, tenuemente, para luego abrazarme con fuerza, rompiendo a llorar – shhh – la calmé, dándole leves palmadas en el hombro – estamos aquí.

- Yo no puedo hacer esto – se quejó – no soy tan fuerte como vosotras – insistía, separándose, limpiando sus lágrimas, para luego mirarnos, a ambas – la gente normal puede recuperarse de un abandono, pero yo no puedo. El primero me costó mucho y yo...

- Todo irá bien – la calmé, volviendo a abrazarla.

- Tenía miedo – reconoció, aterrada – aún lo tengo, no tienes ni idea la de cosas que han pasado por mi mente estos días – aseguraba – estaba aterrada de cometer una locura, por eso estoy aquí.

- No vamos a dejar que nada pase – insistió Sofi, abrazándola por detrás, apoyando la cabeza sobre su espalda – pase lo que pase estaremos aquí, Miri.

- Yo no puedo soportar esta mierda – se quejaba ella, entre el llanto – por eso no quería confiar en Alex, no quería dejarlo entrar, porque sabía... sabía... – su llanto se tornó aún más intenso, empezó incluso a gritar, mientras Pablito se asustaba y nos miraba. Sofía cogió al niño en brazos y se lo llevó a la habitación, para que no presenciase aquello – Fernanda me dejó por una oportunidad laboral, y Alex por otra mujer. Debe haber algo terrible en mí para que todo el mundo quiera abandonarme.

- No digas eso – le dije, intentando calmarla, pero me estaba costando.

- ¿Por qué le dejé entrar? – me preguntó, aterrada, derramando más y más lágrimas, incapaz de detenerse – Yo no puedo soportar esto otra vez, Paula, prefiero morir.

- No digas eso – insistí, pero sabía que era cierto. A ella le costó casi diez años olvidar a Fernanda. Bien es cierto que con Alex tampoco había llegado a mucho, quizás le llevase menos tiempo – te ayudaremos.

- No – me cortó, echándose hacia atrás, mirándome – no quiero luchar, no quiero sufrir nunca más.

- Olvídate de eso que estás pensando – me quejé – ni Sofi ni yo vamos a permitírtelo.

Seduciendo a Sr. Hwan | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora