.33. CONFRONTACIÓN

105 14 2
                                    


No estáis soñando ni nada, pero hoy me apetecía subiros otro capítulo, así que... aquí está.

Queda poco para el final de esta bonita historia, unos cinco capítulos más, espero que os guste :D

.33.

CONFRONTACIÓN

(Miriam)

Esa misma tarde estuve en la galería, recibiendo a los visitantes que venían a ver alguna de las presentaciones de la semana, con mi Tablet en la mano, preparando la presentación de la semana siguiente, esa en la que tenía puesta toda mi atención.

Llevaba puesto un vestido gris y negro, sin mangas, y un moño algo despeinado, tenía que estar presentable, pues en la noche había quedado con Fer para cenar, no quería ir de cualquier forma, por no hablar de la cita que tenía posteriormente con Alex.

Un mensaje del susodicho llegó a mi móvil.

Alex:

Voy a tardar un poco, no llegaré para cenar, te aviso cuando salga de aquí.

Yo:

No te esperaba para cenar, he quedado con Fer.

Alex:

¿Has quedado con él? Pensé que habíamos quedado tú y yo.

Yo:

Tú y yo hemos quedado para bailar, no dijiste nada de la cena.

Alex:

Debería quedarme a cenar entonces con Sol.

Guardé el teléfono en mi bolsillo y miré la hora, eran cerca de las nueve, ¿cómo se me había podido pasar el día tan rápido?

Me despedí de mis padres, y me marché al restaurante donde había quedado con Fer, era un bonito lugar, cuyo dueño era uno de sus mejores amigos de la infancia.

En cuanto me vio aparecer se detuvo a saludarme, incluso me abrazó, Bernardo siempre fue un buen tipo.

- ¿Cuánto tiempo ha pasado? – se quejó, pues hacía mucho que no me pasaba por allí - ¿diez años? ¿doce? – asentí, en señal de que era cierto, había pasado mucho tiempo – me prometiste un mural sobre esa pared – señaló hacia la pared blanca de detrás - ¿lo has olvidado?

- Es cierto – me percaté, al recordarlo – querías algo abstracto.

- Exacto, y gratis – bromeó, haciéndome reír.

- Trato hecho – prometí, levantando la mano, sintiendo entonces como él la estrechaba con la suya – estoy algo oxidada, así que déjame un tiempo, pero volveré y lo haré.

- Lo sé, siempre has sido una chica de palabra – aseguró, observando entonces como Fernanda entraba por la puerta – Fer – la llamó, separándose de mí, para luego abrazar a su mejor amiga – No te esperaba tan pronto, Klaus me dijo que volviste a la ciudad.

La cena fue fantástica, la comida estuvo deliciosa, y yo no podía dejar de reír ante las anécdotas que Fer me contaba sobre los últimos doce años en los que no estuvimos en contacto.

Las horas se me pasaron volando, no podía evitarlo, con ella siempre era igual. Fer siempre brilló con luz propia, eclipsando a las personas que estaban alrededor, incluso a mí. Era como un objeto brillante al que los mosquitos se sentían atraídos.

Seduciendo a Sr. Hwan | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora