.14. POSEIDA

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.14.

POSEIDA

(Paula)

La forma en la que se movía sobre mí, con movimientos limpios e intensos, encajando perfectamente, como si fuésemos piezas de un puzle. Su cuerpo moreno y perfecto, ese que era mío en aquel momento, aferrándose al mío, no tan perfecto, pero con un color bastante parecido al suyo. Apoyé las manos en su cintura, apretándole un poco más, haciendo que entrase un poco más, mientras él me miraba, sin perder detalles de mis rasgos, mientras hacíamos aquello.

Ni siquiera podía acordarme del condón en un momento como aquel, tan sólo quería seguir haciendo aquello, y no detenerme jamás.

¿Cómo demonios había podido vivir sin aquello que él me daba? Quizás porque antes no lo conocía.

Se aferró a mis labios, de nuevo, deteniéndose tan solo cuando sus embestidas comenzaron a ser más rápidas. Entonces se detuvo, sentándose en el sofá, descargándose sobre la mesa, salpicándolo todo, convulsionando, haciendo que yo le mirase, dándome cuenta de la razón por la que había parado. No teníamos condón.

- Deberíamos ducharnos – le dije, haciéndole reír. Me puse en pie, dejándole claro que no estaba bromeando, para luego agarrar su mano y caminar, desnudos hacia el cuarto de baño.

Nos metimos juntos en la ducha, que comenzó a empaparnos a ambos, para luego comenzar a besarnos, como si ni siquiera nos importase nada más.

Me encantaba besarle, no podéis haceros una idea de lo mucho que me gustaba.

Apoyé mis manos en su cuerpo, bajando con el agua, hasta llegar a su sexo, haciéndole estremecer en cuanto mis manos rozaron su miembro. Lo acaricié, despacio, masajeándole, haciendo que se endureciese de golpe.

La toqué, despacio, mientras él dejaba de besarme y me miraba, mordiéndose el labio, desesperadamente, dejándose marca.

Levanté mi mano libre para apoyarla sobre su hombro, para luego volver a cazar sus labios entre los míos, sintiendo sus gemidos desesperados dentro de mi boca. Sabía que le estaba gustando aquello.

- Joder – se quejaba, sin dejar de mirarme, él ya había perdido la vergüenza conmigo, justo lo que yo quería conseguir. Me di la vuelta entonces, divertida. Quería provocarlo, seducirlo como esa noche, quería hacer algo que lo descolocase por completo. Apoyé mi trasero en su sexo, haciendo que apoyase las manos en la pared de la ducha, con fuerza, aprisionándome contra ella, al mismo tiempo que apoyaba sus labios mi cuello. Me moví un poco para hacer fricción sobre su miembro, haciéndole estremecer – Joder – volvió a quejarse. Estaba muy dura, demasiado, y ya sólo quería volver a sentirla dentro. Tiró de mi mano, para que dejase de provocarlo, dándome la vuelta, besándome con desesperación, para luego apretar mis pechos con sus manos, haciéndome gemir, con fuerza, momento que aprovechó para lamer mi cuello, bajando sus manos, apretándome el trasero, mi sexo contra el suyo. Agarró mi pierna, levantándola del suelo, recorriéndola hasta apretar mi trasero contra su sexo. Sin apenas darnos cuenta nuestros sexos encajaron perfectamente. Gimiendo sobre el otro, sin dejar de mirarnos, mientras el agua lo empapaba por completo.

Apoyé ambas manos en sus hombros, sujetándome, mientras él me lo hacía, una y otra vez, comenzando a gemir cada vez más alto, sin ningún tipo de vergüenza, en aquel momento no había de eso entre nosotros.

Mi espalda chocó contra la pared de la ducha, mientras él me apretaba con un poco más de fuerza, entrando un poco mejor.

Mordí su labio tan pronto como como sentí el orgasmo, tirando de él hacia atrás, apoyando mi cabeza en la pared, mientras él la sacaba, vaciándose fuera, para luego volver a aferrarse a mis labios, incapaz de poder dejar de hacer aquello.

Seduciendo a Sr. Hwan | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora