.34. LA DESAPARICIÓN DE UNA AMIGA

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Aquí os dejo el capítulo de hoy, espero que os guste.

Recordaros también que ya no hay capítulo hasta el lunes, el domingo estaré subiendo el de El Camarero Estríper, así que daremos un descanso a esta.

.34.

LA DESAPARICIÓN DE UNA AMIGA.

(Miriam)

Bailaba con Fer, hacía tanto que no me sentía así de bien, así de feliz, que casi había olvidado lo bien que se sentía. Estaba siendo un gran día, un día memorable en el que todos y cada uno de mis deseos se estaban cumpliendo.

Volteé la cabeza, justo cuando mi ex me cogía de la cintura en aquel baile lento, y yo me percataba de que Alex estaba allí, de pie, discutiendo con Sofía.

Algo iba mal, podía verlo en su cara, él estaba demasiado... destrozado. ¿Por qué estaba así? ¿qué había ocurrido?

- Espera un momento – pedí a Fer, para luego atravesar la pista, pero justo cuando estaba a punto de llegar él se marchó, dejando a Sofía allí - ¿dónde va Alex? – pregunté hacia Sofía.

- Se va – declaró.

- ¿Cómo que se va? – pregunté, sin comprender, observando como ella se encogía de hombros. La dejé atrás y corrí hacia Alex, alcanzándole en la calle, corrí tras él, y le alcancé, justo antes de que hubiese llegado a su auto – Alex.

- Tenías razón todo este tiempo – me dijo, dándose la vuelta para observarme. Le miré sin comprender – esto no va a funcionar.

- ¿Qué estás diciendo? ¿Qué...?

- Deberíamos dejar de engañarnos – me cortó, antes de haber terminado mi pregunta – yo no puedo darte lo que necesitas – mi corazón se detuvo en cuanto escuché aquellas palabras. Tragué saliva, intentando recuperarme, con la intención de hablar, pero él lo hizo primero – Sol y yo... quizás tengas razón y no haya acabado – mis lágrimas salieron entonces, al darme cuenta de que tenía razón, desde el principio – tenemos a tener cerca a las personas que nos hacen felices, ¿no?

- Dijiste que querías hacerme sonreír, que no ibas a hacerme daño – repetí, recordando aquello que me dijo la noche anterior.

- Así es, eso quería – aceptó – pero acabo de darme cuenta de que yo no puedo hacer eso, no soy la persona indicada, Miriam – negué con la cabeza, sin poder creer aquello – dejémoslo aquí, y vivamos sin arrepentirnos – asentí, al darme cuenta de lo que quería decir.

Crucé la calle, dejando atrás la discoteca y a él, caminando más y más y más, hasta llegar al paseo.

Caminaba descalza, por el bordillo, intentando mantener el equilibrio, fingiendo que estaba bien, que nada me afectaba, que no me había tomado dos copas bien cargadas, que verle con su exnovia para mí estaba bien, que los sentimientos no significaban nada para mí, que sus palabras no me afectaban en lo absoluto.

Me detuve frente al mar, cayendo a la arena, manchando mis ropas con la arena mojada, pero no me importó, en aquel momento no podía percibir las cosas del mismo modo, el alcohol había hecho de las suyas.

Mi teléfono comenzó a sonar, y mientras lo sacaba me senté en la arena, con mis pies mecidos por las olas, y los bajos de mi vestido empapados.

Era Sofi.

- ¿Dónde te has metido? – preguntó. Era incapaz de contestar, me veía incapaz de hacerlo sin romperme allí mismo – Estoy preocupada, cari, y Fernanda...

Seduciendo a Sr. Hwan | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora