¿Por qué esa vez no se lo aclaró como siempre?¿Por qué que no le dijo que estaba con Gabriel, que era su amigo y que le gustaban las chicas?
Siempre se lo repetía. Esa vez, no.
¿Por qué?
---Lo primero que hizo al abrir los ojos fue gemir del dolor. Se le partía la cabeza. Hasta el sonido del silencio podría martillearle el cerebro, como ese molesto tic tac del reloj de su mesita de luz.
La luz estaba apagada, mejor, no habría soportado que le diera de lleno, pero la luz del día entraba por las rendijas de la ventana que daba a la calle.
Apenas sí recordaba cómo había llegado hasta ahí y el sueño que había tenido en el que besaba a Renato y le gustaba. No lo podía olvidar, como tampoco la mano del castaño en sus rulos... Había sido tan real…
Dios, desde el día del beso las cosas se le estaban yendo de las manos.
Alguien lo había tapado. ¿O había sido él?
Un muerto viviente, parecés
Aburrido. Nada interesante. Muerto viviente.
Recordaba con la voz de Carolina.
También recordaba que había querido ver a Renato. ¿Habría venido? ¿Lo habría tapado él?
Se destapó porque hacía calor y buscó su celular. No tardó en encontrarlo en la mesita de luz. Se fijó la hora y vio que eran las once de la mañana. También vio que tenía una notificación de la aplicación de TRS.com (los administradores invitaban a suscribirse al TRS Premium) y recordó la foto que Renato le había enviado por error. Entró a su sesión, fue a Chat desde el menú y apretó el que tenía con su amigo.
Miró la foto con más detenimiento. Su mano bajando la cintura de sus bóxers, la V que se le marcaba… La mano de dedos largos… Las tetillas…
Sintió endurecer y apretó por encima de los pantalones.
No podía estar haciendo esto, pensó.
No podía dejar de pensar en su amigo de ese modo… Pero debía hacerlo.
“Entonces, dejá de ver la foto".
Pero no lo hizo. Miró unos segundos largos más hasta que se dijo a sí mismo “basta".
Aquello no funcionó para nada porque ya estaba entrando al perfil del castaño. La última publicación era la de él con Renato la noche de los recuerdos.
“Nos hicimos amigos", leyó. Seguro era algo que Tato no quería cambiar.
Guardó la foto en su celular y luego la publicó en su perfil.
Un nuevo golpe en su cabeza lo sacó de su mirada en la foto, como si con eso su cabeza quisiera decirle que dejara de pensar en él.
Cerró sesión y se puso de pie.
—Uy —soltó. Las puntadas de dolor en la cabeza eran muy fuertes.
Buscó ropa para ponerse y se dirigió al baño para darse una ducha, a ver si se despabilaba, y para hacer otras necesidades.
Más tarde, cuando terminó de bañarse y vestirse, bajó la escalera despacio.
Renato estaba acostado en el sillón, boca arriba, tenía las piernas dobladas con las rodillas levantadas. Estaba claramente dormido.
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Por un beso
RomanceRenato y Gabriel son mejores amigos desde la secundaria, hasta que un pequeño suceso cambia todo.