En ese instante, sonó el celular y rápido Gabriel lo sacó del bolsillo de sus bermudas. Era un mensaje de la mujer. Sonriendo, fue a abrir el whatsapp… La sonrisa resbaló de su cara.
Le pasó el celular para que lo leyera. Este decía:
Carolina: No solo en el sexo, siempre
No me tocás nunca
ni una mano en el hombro.
Ni en el sexo, ni nunca
Un muñeco tiene más vida
Tanto te cuesta?
---Renato terminó de leer y empezó a escribir algo en el whatsapp.
—¿Qué hacés?
Su amigo lo miró y dijo: “Estoy escribiendo un lindo mensajito", y siguió toqueteando la pantalla del celular. Más bien, se dio cuenta después, el chico buscaba un emoji.
Se pegó a él y vio que estaba por enviar un:
“🙄”
—¡No, qué hacés!
Renato rio.
—No le iba a mandar eso —le dijo el chico, mientras le quitaba el celular de la mano. —Hay otros emojis peores que este que me habría gustado enviar. Ese no es nada.
—No importa. No.
Lo único que faltaba era que se enojara más con él y tampoco quería que se sintiera mal.
—No le iba a mandar… Le iba a decir que se tranquilice un poco con vos porque se está pasando.
Lo miró como si no le creyera.
—¡En serio! Y sobre el mensaje… Si hay cosas que no te nacen hacer, no sé qué decirte… —continuó el castaño—, pero eso de tocar el culo y besar el hombro estuvo bien…
Ardió todo al recordarlo… Pero más ardió porque fue su amigo el que se lo hizo recordar.
—Ni cerca de ser Carolina yo… Aunque si me dejo crecer el pelo, tal vez me parezca un poco.
—¡Cállate! —Le pidió sin casi mirarlo.
Renato rio.
Resopló y luego de un pequeño silencio, siguió hablando:
—¿Y me vas a ayudar? ¿A qué lugares vas o qué hacés en las citas?
—¿Que dónde voy y qué hago en las qué?
—¿Citas? ¿Tipo románticas?
—Nunca tuve una cita tipo romántica en mi vida… Con las chicas vamos directo al punto… La cita es para los enamorados. Lo hablamos todo antes, y no engaño a nadie.
—Ah. —Tiró la cabeza para atrás, frustrado. —Ni siquiera sé si soy bueno para eso, por lo menos.
—Tranquilo. Vas a ver que hagas lo que hagas va a salir todo bien. Pero pueden empezar con lo que hago yo a veces… Otra cosa aparte de mandar fotos…
Sus cejas se fruncieron sin entender a lo que iba, y lo miró, muy atento, queriendo retener cualquier tip en su memoria.
—Pueden decirse lo que los excita del otro… Imaginarlo… Tal vez tocarse y que el otro vea… Cosas así.
Renato arrodillado en su cama. Cabeza echada hacia atrás. Ojos cerrados, labios largando resoplidos y formando una sonrisa. Una mano rodeando su propia dureza y haciendo movimientos en ella, sin dejar de tocar…
—¡Rulos!
Salió de la imagen que se le había venido de improviso en la mente. Le ardió toda la cara. No se había acordado de eso hasta ahora.

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Por un beso
RomansaRenato y Gabriel son mejores amigos desde la secundaria, hasta que un pequeño suceso cambia todo.