Capítulo 19

4.2K 324 177
                                        

    ¿Pero por qué le parecía normal tener de pronto sentimientos amorosos y esta atracción hacia su mejor amigo?

     Se sentía como si siempre los hubiera tenido, pero solo ahora hubieran explotado. Tal vez se habían escondido porque se sabía imposible.

      No tenía idea.

      De lo que sí estaba seguro era de lo que ahora sentía por él y estaba deseando aún más.

---


   Entró corriendo al trabajo esa mañana.

    Vio a Gabriel tras el mostrador, miraba algo en su celular, pero al darse cuenta de que se acercaba, lo guardó rápido.

—Otra vez llegaste temprano…

—¡Vamos! —Festejó y le mostró a Gabriel su mano cerrada—. ¡Dame ese choque de puños!

     Esperó. Vio al rizado largar una risita casi silenciosa, para después chocar su puño con el suyo.

—¿Qué estabas haciendo? —Le preguntó con curiosidad.

     El rizado se lo quedó mirando en silencio unos segundos y luego respondió:

—Tengo que hablar con Caro.

    Inmediatamente, se le cruzó el pensamiento fugaz de por qué había preguntado.

—Ah… Bueno, suerte con eso —le dijo con sinceridad.

—Gracias.

      Entonces, fue hasta el cuartito a acomodar sus cosas y ponerse el delantal.

***

     En realidad, había estado viendo las fotos que se había sacado en el baño del trabajo. Todavía las tenía en su galería, pero algo no lo convencía. Si quería enviarle una foto a Renato, como se había puesto a pensar el día anterior antes de irse a dormir, tenía que ser una buena foto, y ninguna le gustaba. 

    La vez pasada parecía que Tato no había querido saber nada y por eso había borrado el mensaje. Quizá pasaba lo mismo en ese momento, pero no podía quitarse de la cabeza la idea.

     Mirando mejor las fotos, notó algo: le parecía que los calzoncillos que tenía puesto no eran los adecuados. Debía ponerse alguno de los bóxers que había comprado con Renato, quien le había dado el visto bueno sobre ellos.

    Ardió cuando recordó que le había preguntado qué había estado haciendo. Se sintió como si lo hubieran agarrado en falta…

     Y en cuanto a lo que le había respondido, no era del todo una mentira. Necesitaba pedirle perdón a Carolina por lo de la vez anterior.

    Ya no pensaba beber nunca más.

     Ella había dicho que se comunicaba con él para verse, pero pasaron unos días y nada. Agarró el celular y fue a su chat de Whatsapp y le escribió:

Gabriel: Hola, Caro, cómo estás?
Cuándo vamos a vernos para hablar?


     El mensaje quedó con una tilde. Resopló y se volvió a guardar el celular en el bolsillo de sus bermudas.

      Renato salió del cuartito y se puso al lado de él. No había ningún cliente, el jefe ni se asomó.

—Mañana traigo tu ropa.

—Está bien, ah, y me hiciste acordar, la tuya está en una bolsa.

—Sí, ya la vi…

—¿Terminaste la ilustración?

Por un besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora