Al leer la conversación, se dio cuenta de que no solo era un pegajoso del otro, también era un cursi tremendo.
Volvió a mirar la foto que le había enviado el ex rizado. Le hizo zoom. Lo acarició a través de la pantalla y dijo:
—Te amo.
---
El momento se estaba acercando cada vez más y él no podía estar más nervioso.
—Hola. Creo que se me va a salir el corazón.
Fue lo primero que dijo cuando Azul le atendió el celular. Estaba en el living, caminando de aquí para allá.
—Pero por un buen motivo. ¿Qué estás haciendo ahora?
—Paseando por toda mi casa. No puedo quedarme quieto. No sé qué hacer.
—Tranquilo —rio Conejita.
—Creo que no voy a estar tranquilo hasta que no esté a solas con Gabo y él me responda: “Sí, Tato, quiero ser tu novio”, o algo así.
—Falta poquito. Ahora, ¿por qué me llamaste?
—Estaba pensando en el postre y me acordé de tus helados.
—En HelArte hacen unas tortas heladas riquísimas. Si la compro yo, me hacen descuento.
—Creo que ahora no voy a poder ir a buscar una, tengo que comprar algunas cosas antes y terminar con el decorado y quiero ir a la peluquería. No sé si voy a llegar. Quería saber si está abierta a la madrugada, así vamos con Gabo.
—No, cierran temprano. Si querés, te puedo llevar al Café.
Pero recordó que Azul no trabajaba los fines de semana.
—Pero hoy no trabajás, no vas a ir solo por eso.
—Eemm… Pero iba a ir a tomar un helado. No hay problema.
—¿Ibas solo para tomar helado? —preguntó al recordar el chico del que le había hablado—. ¿No vas porque cierto chico…?
Escuchó la risa de Azul y supo que había dado en el blanco.
—¿Tienen una cita?
—¿Qué? ¡No! No hablamos.
—Me estás jodiendo… Yo creí que vos le habías hablado.
—Lo intenté.
—¿Y qué pasó?
—Mucho trabajo y… No me animé.
—¿Me estás diciendo que te dio vergüenza, te pusiste nerviosa?
—Sí.
—¿Vos? —Se sorprendió—. Mmm este chico te parece más que atractivo, si me permites opinar —le dijo con una sonrisa.
—No te rías.
—No me rio.
—Entonces… ¿Querés que lleve postre?
—¿Me harías ese favor?
—Sí, no hay drama.
—¿Y me ayudarías con la decoración? Siento que no voy a llegar.
—Encantada. Si querés hasta me quedo haciendo de camarera.
Rio.—Eso porque querés chusmearnos.
—¿Yo? Para nada. ¿A qué hora voy para allá?
***
—¿Y qué vas a hacer? —Lean le preguntó.

ESTÁS LEYENDO
Por un beso
RomanceRenato y Gabriel son mejores amigos desde la secundaria, hasta que un pequeño suceso cambia todo.