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— Hija recuerda que hacemos esto por ti.

— Claro, muchas gracias papá. — Digo rodando los ojos.

— ¿Llevas todo? Seguro que no has echado suficiente ropa interior. Espera aquí, voy a por ella ahora mismo.

— Llevo todo, tranquilízate Hyemin. —  Esbozo una pequeña sonrisa hacia ella mientras sujeto sus manos antes de que salga corriendo.

Hyemin es la futura esposa de mi padre, por lo tanto también es mi futura madrastra, sin embargo ella se preocupa más por mi que él.

— Prométeme que me vas a llamar en cuánto llegues.

— Te lo prometo.

—  Y me vas a mandar mensajes todos los días, y vas a comer bien, y te vas a abrigar cuando salgas a la calle, sabes lo fácil que es coger un resfriado, no hables con ningún desconocido, pero haz amigos, a partir de las 11 de la noche no vayas sola por las calles y-

—Te tienes que ir ya. — Mi padre la interrumpe.

— Te prometo que haré todo eso, no te preocupes. — Me acerco a ella para darle un abrazo.

— Te queremos. — Dice cuando me separo de ella, mi padre mira hacia otro lado ignorando nuestra conversación. — Cuídate.

— Adiós. — Sonrío hacia ella por última vez. — Adiós. — Vuelvo a decir a mi padre mientras suspiro.

— Adiós Yoon.

Comienzo a caminar hacia la entrada del avión, lo bueno de tener padres ricos es que puedo hacer vuelos en avión privado, así no tengo que sentarme al lado de alguien molesto.

Subo por las estrechas escaleras, mirando por última vez hacia ellos. Hyemin sacude su mano eufóricamente, mientras que mi padre está con las manos trás la espalda. Veo como ella le da un codazo, obligándolo a saludarme.

Me siento en el pequeño sillón de color blanco. 

— ¿Desea algo de beber?

— No, muchas gracias. — Digo mostrando una pequeña sonrisa.

El avión comienza a despegar, el viaje dura una hora, la cuál me voy a pasar durmiendo porque aún son las 8 de la mañana. Cojo mis auriculares, y me reclino en mí sitio, conciliando el sueño en apenas segundos.

(...)

Me despierto al sentir como el avión se sacude.

— Vamos a aterrizar. — Dice la azafata, asiento mientras paso una mano por mi cara para despejarme.

Miro por la ventana para ver como Seúl se empieza a dejar ver entre las nubes. No pensaba que se vería tan bonito.

Una vez bajo del avión me dirijo hacia uno de los taxis que hay fuera.

— A las residencias de Rewert School por favor. — Digo apenas me subo en el.

— De acuerdo. — Musita el conductor.

Tras 40 minutos de viaje hablando de la vida del taxista, por fin llegamos a las residencias. Saco mis maletas con ayuda de Seungyoung, el conductor, y le pago.

Me quedo pasmada frente al gran edificio delante de mi.

— Vaya. — Murmuro, no pensaba que esto fuese tan grande.

— ¿Impresionada? — Pregunta un chico a mi derecha.

¿De donde ha salido este?

Sustituyo mi cara de asombro por una de indiferencia mientras me encojo de hombros.

𝐑𝐞𝐬𝐢𝐝𝐞𝐧𝐜𝐞 ⊹ 𝐏. 𝐉𝐢𝐬𝐮𝐧𝐠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora