sɐloq sɐl uǝ

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Le veo correr de un lado a otro de la pista, con las animadoras de fondo y los gritos del entrenador. Suspiro mientras apoyo los codos en mis rodillas y dejo la cabeza sobre mis manos, inclinándome levemente hacia delante.

No se que está haciendo Jisung conmigo, hace unos días estaba pensando en como hacerle la vida imposible y ahora estoy aquí, fingiendo ser su novia.

¿Por qué no podría haber sido Jisung igual de amable que ahora desde el principio? Me habría ahorrado muchísimos problemas.

Le observo atentamente, como el sudor cae por su frente mojando las puntas de su pelo, como pasa una mano por su flequillo para echarlo hacia atrás, como habla con los demás. Mi vista baja hacia su ombligo cuando coge el borde de su camiseta para limpiarse el sudor de la cara, dándome una amplia imagen de su abdomen bajo y del filo de sus boxers. Carraspeo mirando hacia otro lado y echándome hacia atrás, apoyándome en el respaldo de la grada.

Me cuesta reconocerlo pero Jisung es bastante guapo, quiero decir, no es que me guste ni nada, pero si no fuese un creído ya estaría a sus pies como el resto de la universidad.

El entrenador hace sonar el silbato, sacándome de mis pensamientos. Jisung se acerca junto a mí, me levanto y como estoy sobre el primer escalón de las gradas soy levemente más alta que él. Le tiro una toalla a la cara cuando llega frente a mi.

— Juegas horrible ¿De verdad eres el capitán?

— Se que te gusta como juego, no me has quitado la mirada durante las dos horas de entrenamiento. — Me sonríe burlón mientras pasa la toalla por su nuca.

— ¿Y a quién quieres que mire? — Me cruzo de brazos.

— A nadie más que a mi, por supuesto. — Deja la toalla y pone sus manos sobre mi cintura, mirándome aún con esa sonrisa. — Tu ni siquiera sabes nadar, no puedes opinar de mi deporte. — Apoyo mis brazos sobre sus hombros dejando mis manos colgando detras de su nuca, pegándo mi cuerpo al suyo.

— Para tu información, ya si se nadar. — Frunzo el ceño.

— ¡Ah, ojalá pudiese tener algún día una relación como la de ellos! — Si, hoy también está el grupo gritón de las gradas.

— Entonces ¿Lo alargamos otra semana? — Levanta la cabeza levemente para mirarme a los ojos sonriente.

— No. — Niego con una sonrisa en la cara.

— ¿Por qué sonríes entonces? Se qué quieres decirme que sí. — Echa la cabeza hacia atrás como un niño pequeño haciendo un berrinche. — Una semana más conmigo, deberías hasta pedirme de rodillas que esté más tiempo contigo.

— Justamente por eso no quiero estar otra semana contigo. — Me separo de él levemente aún sin quitar mi sonrisa.

— ¿Por qué? ¿Porque soy genial? No puedo hacer nada contra eso.

— Porque eres un arrogante. — Aparto mis manos de él, separándome completamente y bajando el escalón volviendo a estar a la altura de siempre.

— No soy arrogante. — Frunce el ceño, levanto una ceja ante su respuesta. — Quizás un poco, pero es solo tener buena autoestima. — Resopla.

— Lo tuyo no es autoestima, es egocentrismo Jisung.

— ¿Si dejo de ser egocéntrico durante estas dos semanas, te quedas conmigo hasta el partido? — Pregunta esperanzado poniendo sus manos sobre mis hombros.

¿Por qué insiste tanto? ¿Qué tiene de especial una semana más? Ruedo los ojos suspirando.

— Está bien. — Murmuro. — Pero ni un solo día más ¿Entiendes? — Él sonríe asintiendo.

𝐑𝐞𝐬𝐢𝐝𝐞𝐧𝐜𝐞 ⊹ 𝐏. 𝐉𝐢𝐬𝐮𝐧𝐠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora